
Contribución del Instituto Geofísico de los Andes de la Universidad Javeriana a la «Movida de CUDECOM»
El traslado del edificio «CUDECOM», desde la calle 19 a su nueva posición, en la Calle 18 A, ofrecía a los ingenieros estructurales y sísmicos una oportunidad excepcional para estudiar, prácticamente, el comportamiento y la reacción de la parte estructural a los impulsos de los gatos hidráulicos y a la fricción de los rodillos durante el arranque, el movimiento y la parada de las varias traslaciones parciales, que debían realizarse para el recorrido de los 29 metros de distancia entre ambas posiciones. Esto era tanto más importante e interesante técnica y científicamente, cuanto que ya existían proyectos de realizar el traslado de otros edificios mayores, en caso de éxito, y hasta el momento no se habían realizado estudios semejantes durante el traslado de otros edificios de menores proporciones. Por otra parte, este estudio podía proporcionar un mejor conocimiento de las condiciones de estabilidad y reacción de este y otros edificios a los movimientos sísmicos.
En vista de esta oportunidad y de las anteriores consecuencias, el propietario del edificio y director general de su traslado, Ing. Antonio Páez Restrepo, se puso en comunicación con el director del Instituto Geofísico de La Universidad Javeriana, P. Jesús E. Ramírez, para ver la posibilidad de tener la cooperación del Instituto e instalar en el edificio instrumentos que registrasen las diversas oscilaciones, que aquel sufriera durante su desplazamiento. El P.Ramirez aceptó gustoso la propuesta y ofreció la cooperación inmediata del Instituto a esta investigación.
Después dé una entrevista sobre los objetivos y posibilidad de este estudio, y de una visita al edificio, se decidió instalar en él dos acelerógrafos, que pudiesen registrar fotográficamente las frecuencias e intensidades de las vibraciones, que llegasen a poner en peligro la estructura del edificio, y dos sismógrafos de mayor precisión y amplificación, uno visual construido en el mismo Instituto en gran parte por el P, René van Hissenhoven, y Otro fotográfico traído hacía poco para el estudio de los temblores de Santander, yo que debían registrar las velocidades y las intensidades de Los desplazamientos durante los movimientos de traslación. En el primer piso sobre las vigas móviles, en que se apoyaba todo el edificio, se colocaron un acelerógrafo y el sismógrafo visual; en el séptimo y último piso, cerca del centro. de los dos tramos, que forman La L del edificio, se colocaron otro acelerógrafo y el otro sismógrafo, todos ellos atendidos por el personal del Instituto Geofísico.
Los resultados de los registros están todavía en estudio, pero de un primer análisis rápido se han podido deducir ya los siguientes puntos:
1) La estabilidad del edificio al movimiento de traslación fue extraordinaria, pues los acelerógrafos apenas dieron señal de oscilación tanto vertical como horizontal. Unicamente el acelerógrafo del séptimo piso registró un pequeño desplazamiento de vaivén en el sentido perpendicular a la dirección de traslación.
2) La reacción del edificio al impulso inicial de los gatos hidráulicos en la dirección del desplazamiento fue más lenta al comienzo que al final, siendo de 1. 65 segundos el periodo de la oscilación de arranque y de 1. O segundos el período de parada; durante la traslación se mantuvo casi constante e igual al periodo inicial.
3) La amplitud del movimiento de arranque es muy poco mayor que la de parada; durante la traslación la amplitud es mucho menor y muy constante, excepto en algunos puntos de mayor fricción de los rodillos y raíles.
4) La oscilación en el sentido perpendicular a la traslación fue prácticamente inapreciable, y únicamente en el séptimo piso se registró un pequeño desplazamiento de vaivén.
5) La amplitud de las oscilaciones de arranque y parada fueron un poco mayores durante los primeros desplazamientos del edificio, sin duda por la mayor resistencia y fricción de los rodillos y de los raíles, que necesitaron de mayor presión en los gatos; posteriormente disminuyó esa amplitud, manteniéndose casi constante, debido a la menor resistencia y fricción de los rodillos y railes, como se manifestó en la menor presión necesaria para mantener el desplazamiento normal.