Cristianos en la Universidad

De hecho, hay muchos cristianos en la Universidad. La mayoría de los universitarios, profesores, directivos y empleados, son cristianos si nos atenemos a la estadísticas. En las diversas encuestas el porcentaje de creyentes es elevado.
La afirmación de la presencia cristiana en la UniVersidad es, sin embargo, paradójica. Estos cristianos deberían actuar como el fermento en la masa. Son en la Iglesia los mejor preparados intelectualmente; por su formación deberían ser los responsables de grandes realizaciones en el futuro. Pero, parecen inseguros y no muy convencidos de que su cristianismo tenga una respuesta para el mundo de hoy.
El ámbito universitario es difícil y contradictorio. El estudiante pasa por una época de crisis propia de su edad que lo lleva a criticar todos sus valores para poder cristalizar su personalidad de una manera responsable. Además el joven latinoamericano tiene que enfrentarse a los problemas del subdesarrollo, la pobreza, la falta de educación, de salud, etc. lo que le ensombrece más el panorama. Finalmente suele tener cierta suspicacia con relación a la Iglesia pues no se siente parte de ella y se la han presentado como aliada de los opresores y como factor retardatario del progreso social.
En la Universidad se están formando los que van a manejar la futura sociedad. Si la Iglesia no tiene nada que decirles a los actuales universitarios se arriesga a perder su contacto con la sociedad del año 2.000.
Esta es la doble cara de la moneda: por un lado hay muchos cristianos en la Universidad, por otro lado su cristianismo está sometido a una crítica implacable que lo puede perfeccionar, pero también asesinarlo.
El mundo universitario también forma parte de la obra de salvación propuesta por Jesús de Nazareth. No podemos decir que sea un mundo maldito; por el contrario hay muchos signos de la presencia de Dios.
El anhelo de una mayor justicia para un mundo donde todos los hijos de Dios tengan las mismas posibilidades; donde la igualdad y la fraternidad sean la norma; donde el interés por los demás sea la característica; donde la justicia y la solidaridad sean la meta; evidentemente estos valores son los propuestos hace 20 siglos por el Profeta de Nazareth. Dios está actuando en esos anhelos.
Además el momento personal que vive la psicología del universitario lo lanza a una mayor autenticidad frente a sí mismo, a los demás, al mundo y a Dios. Esta búsqueda de la verdad es el paso indispensable para un cristiano maduro. En esta perspectiva de responsabilidad el cristiano se encuentra con los valores propuestos por Cristo. Esta etapa de maduración personal capacita a la persona para encontrar y dar una respuesta a la invitación que Dios nos hace en Cristo.
Cuando se habla de Jesús en la Universidad se obtiene una respuesta interesada -a favor o en contra- para aceptarlo o para rechazarlo violentamente. El universitario es consciente de la importancia vital de esa Persona. Todo esto deja transparentar la acción de Dios en la Universidad.
La tragedia de los cristianos en la Universidad es el aislamiento. De hecho hay muchos cristianos comprometidos, haciendo cada uno su pequeña guerrilla en favor de los valores cristianos. Pero falta la mentalidad de coordinación, de comunidad de vida, de grupo de apoyo o de amistad. Sus fuerzas reunidas podrían hacerse sentir como testimonio de los valores evangélicos.
Hay otra tarea que sólo puede realizar la Universidad. Es la investigación y el diálogo sobre la posible integración de los valores de la futura sociedad.
Los inmensos problemas y desafíos planteados por la historia a esta generación deben encontrar una respuesta donde el cristianismo sea una de las fuentes de solución. El profesor y el universitario deberían ser capaces de delinear alternativas para estas situaciones colombianas. Sin embargo es raro encontrar personas con ideas claras a este respecto. Desgraciadamente la Universidad tiene que cargar con la mala formación religiosa y con la poca vivencia de fe de profesores y alumnos universitarios. El crecimiento intelectual y la maduración religiosa están desfasados: intelectualmente son adultos, religiosamente son niños, a lo más adolescentes.
Hay grandes problemas, pero eso mismo indica las magníficas oportunidades que presenta el mundo universitario para una acción de la gracia. La vivencia auténtica, comprometida y comunitaria del cristianismo es el gran desafío del momento universitario para la comunidad cristiana.