Julio 2009 | Edición N°: 1249
Por: Editorial Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



En verdad la historia está tejida de pequeños pasos, que incluso pueden parecer en principio irrelevantes. Son pasos que siguen a muchos otros, en ocasiones, muy remotos, que crearon el camino previo y permitieron la confluencia de saberes y sucesos requeridos para el nuevo acontecer.

Indudablemente esta es una fecha emblemática de la historia de Colombia que todos reconocemos en el calendario anual. Se trata de la conmemoración del Grito de Independencia, acontecimiento importante en el proceso de constitución de la república, que en este año ha merecido especial consideración debido a los preparativos para la celebración del bicentenario que tendrá lugar en 2010. Ahora bien, desde 1969 la misma fecha señala el aniversario de la llegada del hombre a la Luna, hito de especial relevancia en la historia de la humanidad, que gracias al no menos extraordinario desarrollo de los medios de comunicación, pudo ser visto en vivo y en directo, por millones de hombres y mujeres en todo el planeta en una inolvidable transmisión de televisión. La admiración que entonces produjo este hecho se mantiene en la actualidad, 40 años después.

Una y otra efemérides, recordadas con frecuencia, nos permiten reflexionar sobre el significado de lo que el astronauta Neil Armstrong, el primero en poner un pie sobre la superficie lunar, llamó “un pequeño paso para un hombre”, en frase célebre que fue ampliamente divulgada. En verdad la historia está tejida de pequeños pasos, que incluso pueden parecer en principio irrelevantes. Son pasos que siguen a muchos otros, en ocasiones, muy remotos, que crearon el camino previo y permitieron la confluencia de saberes y sucesos requeridos para el nuevo acontecer. En la conquista del espacio, por ejemplo, es evidente el proceso previo de movilización humana, desde muy El 20 de julio diversos ámbitos del conocimiento que hicieron indispensable en no pocos casos un trabajo interdisiciplinario, con el propósito final de llegar a la Luna.

Por su parte, el incidente que tuvo lugar en 1810 en las calles de Santa Fé de Bogotá tiene claros antecedentes en hechos tan notables como la insurrección comunera que encontró su voz y liderazgo en un ciudadano de la Nueva Granada, José Antonio Galán. Las circunstancias sociales en este territorio durante las décadas precedentes, donde la opresión y la discriminación habían encontrado abrigo, crearon el ambiente propicio para que en esa fecha ocurrieran los sucesos que marcaron el Grito de Independencia y desataron la gesta emancipadora que recibiría su sello definitivo nueve años después en el Puente de Boyacá. Porque cada paso si bien es en sí mismo un logro, constituye a la vez un punto de partida.

En este contexto cabe recordar la sentencia del filósofo chino Lao Tse: “Un viaje de mil leguas siempre comienza con un primer paso”. Queda claro cómo confluyen trascendencia e insignificancia en la vida del ser humano, en sus hazañas, sean grandes o pequeñas, y cómo es necesario mantener un horizonte amplio para cada paso que damos y cada decisión que tomamos con los ojos puestos en la causa defendida. ¿A qué le apostamos en definitiva? ¿En qué invertimos esos recursos, siempre limitados, que parecen escasos frente a las necesidades?

El ser humano necesita desafíos para desplegar con plenitud todas sus potencialidades. A lo largo de su vida, hombres y mujeres se preparan, no sólo para enfrentar lo cotidiano, sino también y de manera especial para actuar en aquellos momentos estelares que señalan hitos y en ocasiones determinan rupturas y cambios de rumbo. Todos esos maravillosos avances que se han obtenido en el mundo de la ciencia y la tecnología, así como el progreso social alcanzado en muchos países, responden a retos planteados en el pasado.

Ahora bien, no se puede desconocer que los asombrosos logros de la humanidad en ciencia y tecnología, especialmente en el último siglo, los importantes adelantos en la defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos, en integración de la comunidad internacional, no se compadecen con la situación infrahumana que afecta a millones de personas. Precisamente, el Papa Benedicto XVI en su última encíclica Caritas in veritate, ha hecho una advertencia vehemente acerca de “una visión prometeica del ser humano, que lo considere artífice absoluto de su propio destino”.

De esta forma, la conmemoración del 20 de julio, tanto en el marco de la historia de Colombia como en la perspectiva de la Humanidad, nos invita a reflexionar una vez más sobre la tarea educativa y la labor de investigación que corresponden a una Universidad como la nuestra, comprometida con la ciencia y la cultura, y sobre todo con “el verdadero desarrollo de toda persona y de la humanidad entera”.