junio 2009 | Edición N°: año 48 No. 1248
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



Cuando escuchamos la palabra «cuidado», inmediatamente entendemos que estamos ante un peligro inminente. Sin embargo, un sentido distinto tiene la misma voz cuando es usada como sustantivo y va precedida de artículo definido: «el cuidado».año 48, No. 1248 

ESTO SUCEDE, por ejemplo, en el ámbito de los niños y los ancianos, pues se trata de un quehacer en relación con dos grupos poblacionales que son más vulnerables, dependientes, y que requieren mayor protección. En este contexto se puede destacar el cuidado maternal con todo el contenido de afectos y gratuidad que conlleva una relación así,        -un dar sin buscar retribución-, que sobresale incluso en el reino de los animales con escenas conmovedoras que a veces echamos de menos en el mundo de los seres humanos. En el mismo sentido, se encuentra dicho vocablo en la expresión «cuidado del medio ambiente», que surgió como respuesta a la desmedida contaminación que afecta los recursos naturales

debe notarse que en todos los casos se trata de relaciones, entre dos individuos, por supuesto con multitud de variantes, -padres e hijos, jefes y subalternos o pares académicos-, o entre un individuo y su entorno o una institución. El asunto se refiere, pues, a los términos de esa relación y sus consecuencias, sobre los actores por una parte, y por otra sobre la propia relación. Ahora bien, en el campo de la Filosofía, apenas hace unas décadas el tema de la Ética del cuidado se abrió espacio como propuesta alternativa al tradicional esquema de comportamientos basados en deberes y derechos, en virtudes y valores de los individuos. de esta forma, se ha querido volcar la mirada sobre las relaciones y los sentimientos que las determinan, lo que en palabras de Leonardo Boff se podría resumir con el siguiente planteamiento: “cuando amamos, cuidamos; y cuando cuidamos amamos. Por eso el ethos que ama se completa con el ethos que cuida”. La reflexión al respecto no ha sido ajena para nuestra universidad. Así lo demuestra el congreso realizado por la Facultad de Educación en 2005 y sus memorias que nos ofrecen textos sobre el cuidado del espíritu, del cuerpo, de la palabra, del intelecto, de las relaciones, de la cultura, del entorno y de las sociedades. también lo indica el libro “El cuidado de lo humano en el contexto universitario”, publicado el semestre pasado por el centro de Asesoría Psicológica de la Javeriana, y la jornada que tuvo lugar hace apenas unas pocas semanas, convocada por la Facultad de Educación en asocio con la de Psicología y el centro de Asesoría psicológica, y que contó con la participación de una experta en la materia, Nel Noodings, profesora Emérita de la universidad de stanford. con esto simplemente hacemos notar el interés que ha tenido el cuidado en clave de estudio y experiencia en una comunidad universitaria como la de la Javeriana que en su Proyecto Educativo señala claramente al ser humano como “fin de la universidad”. Y es lógico que esto sea así. una de las características fundamentales de la educación jesuítica, arraigada por supuesto en la espiritualidad ignaciana, es la cura personalis que puede entenderse como atención a cada persona en particular, consideración de su circunstancia específica, en una palabra, cuidado o acompañamiento, que en todo caso debe ser exigente y respetuoso, tanto de personas como de normas. Porque de ninguna manera puede esta nota distintiva de las instituciones educativas de la compañía de Jesús dar lugar a situaciones de paternalismo, favoritismo o alcahuetería que lejos de favorecer un auténtico desarrollo humano, se convierten en modalidad de descuido.

La cura personalis, en el caso de los estudiantes, tiene una primera instancia en cada Profesor; luego, en el consejero o tutor asignado, y el director de carrera correspondiente, que tiene una responsabilidad mayor frente al recorrido siempre diverso de sus alumnos durante los años universitarios; y por supuesto, en los decanos, quienes tienen a su cargo el gobierno de la Facultad y por lo tanto la tarea de asegurar la observancia de esta norma que hace parte de nuestra cultura organizacional. de igual forma el “cuidado” por los alumnos encuentra también espacio en el asesor espiritual, el asesor psicológico, el entrenador deportivo o el director de la tuna o cualquier otro grupo artístico. Es así como la Javeriana siempre ha querido estar al lado de cada uno de sus estudiantes, «cuidarlos», y propiciar su formación integral. de manera similar podríamos hablar de los Empleados Administrativos, dentro de las condiciones particulares de su vinculación laboral y su situación en el desarrollo de la vida. No hay que olvidar que en la gestión administrativa, a la par con los principios de probidad, eficiencia y eficacia, debe elevarse el de respeto a la dignidad del ser humano.Queda claro entonces que nuestra opción universitaria contempla el cuidado, no como advertencia, sino como práctica cotidiana en las relaciones que sirven de estructura a la comunidad Educativa Javeriana