
El papel de las mujeres en la educación y el mercado laboral en Colombia
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 5, sobre la igualdad de género, plantea que “poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas no es solo un derecho humano básico, sino que además es crucial para el desarrollo sostenible. Se ha demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial”. El papel de las mujeres en la sociedad está muy relacionado con qué tan empoderadas están ellas en diversas dimensiones, y esto comienza con la educación.
El nivel educativo de las mujeres en Colombia ha aumentado de significativamente en los últimos 80 años. Mientras en 1938 el nivel de alfabetismo de las mujeres era del 40%, en el 2018 ya era de 97.7%, lo cual está asociado con el incremento de la asistencia escolar de las mujeres. Por fortuna, ya no pasa que a las mujeres, especialmente a las rurales, no las enviaban a la escuela y colegio porque no se consideraba necesario dado que ellas se dedicaban solo a las labores domésticas. Actualmente, las mujeres tienen una presencia muy activa en la educación y el trabajo, pero también siguen teniendo un rol muy preponderante en los espacios domésticos. Según el DANE, en 2016-2017, ellas dedicaban diariamente 7 horas 14 minutos a las actividades domésticas no remuneradas (frente a 3 horas 25 minutos de los hombres), tiempo que se aumentó por la cuarentena a 8 horas entre septiembre y diciembre de 2020 (frente a una disminución a 3 horas 7 minutos de los hombres).
Es muy significativo que, según Mineducación y el SNIES, en 2018 las mujeres representan el 53% de las personas matriculadas en educación superior en Colombia. Ellas participan en áreas relacionadas con el cuidado de la salud y la vida, como son enfermería, psicología, odontología, nutrición y dietética, biología, ecología, microbiología, bacteriología, medicina, química y química farmacéutica, al igual que en áreas sociales, humanísticas y artísticas, como educación, ciencias sociales, comunicación y lenguaje, ciencias políticas, ciencias jurídicas y artes. Las mujeres también han incursionado en varias disciplinas STEM, como física, matemáticas, geología e ingenierías, pero aún falta mucho recorrido femenino en este sentido.
Empoderar a mujeres y niñas ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial.
Las mujeres no sólo participan como estudiantes en las instituciones de educación superior. También contribuyen como profesoras e investigadoras, y aunque todavía el porcentaje de hombres es mayor, seguramente la transición hacia una equidad de género en estos espacios ocurre a medida que las mujeres colombianas están cada vez más interesadas en formarse y desempeñarse en diversas áreas del conocimiento, y están labrándose el camino en este sentido. Esperamos que la cifra de 38% que representan las mujeres docentes en la educación superior en el país, vaya creciendo como lo ha hecho el porcentaje de mujeres estudiantes.
La evolución educativa femenina en Colombia ha estado acompañada por una disminución en la tasa de fertilidad, la cual, según el DANE, ha pasado de 6.8 en 1938 a 1.81 en 2018. Estas dinámicas educativas y demográficas han implicado incrementos constantes, durante los últimos 30 años, en la participación laboral de las mujeres, al pasar de 30.1 en 1978 a 52.6 en 2011. Los sectores económicos en los que más se desempeñan son comercio, educación, atención de la salud humana, actividades de cuidado remunerado, actividades artísticas, de entretenimiento, recreación, alojamiento, servicios de comida, actividades científicas y técnicas, servicios administrativos y actividades agropecuarias.
El coronavirus ha parado este crecimiento e incluso ha generado pérdidas considerables de empleo, especialmente para las mujeres. El Proyecto Quanta (DANE y Universidades Javeriana y los Andes) establece que entre el segundo trimestre de 2019 y el mismo período de 2020, 2.5 millones de mujeres perdieron su empleo en Colombia, lo cual se dio especialmente en tres actividades de cuidado remunerado, como son servicio doméstico, educación y salud. Esto puede generar retrocesos en el empoderamiento que habían logrado durante décadas. Esperemos que las políticas públicas de reactivación económica del país tengan perspectivas de género y permitan que las contribuciones de las mujeres en la educación y economía vuelvan a tomar su rumbo hacia la equidad.