Noviembre - Diciembre 2016 | Edición N°: 1323
Por: Hoy en la Javeriana | Dirección de Comunicaciones



Una de las palabras que más se escucha en el ámbito de nuestra Universidad es servicio. En los Estatutos leemos que la Javeriana “busca servir a la comunidad humana, en especial a la colombiana”, y en el segundo verso de su Himno, proclamamos que “servir es siempre renacer”. Esta opción por el servicio se inscribe claramente en dos grandes propósitos: que los javerianos sean hombres y mujeres “para los demás”, y que al mismo tiempo sean “los mejores para el mundo”. Esto quiere decir que la labor a cargo de cada uno de nosotros debe desarrollarse en el horizonte de la sociedad, pensando en los otros. ¿A quién beneficio o lastimo con lo que hago? y ¿qué consecuencias tienen mis decisiones en las personas que me rodean? son dos preguntas que deben acompañar permanentemente el quehacer de un javeriano.

En un mundo que promueve a toda costa, no solo el éxito personal sino el bienestar propio y el placer, en una palabra, el egocentrismo, nosotros señalamos como norte el servicio a los demás, dirección que indica el camino de la solidaridad, especialmente con los más débiles y excluidos de la sociedad. Este es el sendero que conduce a la justicia y la equidad, al espacio donde todos cabemos, con nuestras diferencias y particularidades, nuestras fortalezas y debilidades; al espacio donde todos pueden tener oportunidades, alimentar sueños e ilusiones para ver la vida con esperanza.

Ahora bien, el Proyecto Educativo nos recuerda que “la investigación y la docencia son servicio primordial que la Universidad Javeriana presta a la sociedad colombiana”. En efecto, la vida universitaria, animada especialmente por las actividades que desarrollan profesores y empleados administrativos según las funciones que les corresponden, así como los alumnos matriculados en programas de pregrado y de posgrado, tiene un impacto importante, no sólo en el mundo educativo, sino también en el desarrollo del país.

En un mundo que promueve a toda costa, no solo el éxito personal sino el bienestar propio y el placer, en una palabra, el egocentrismo, nosotros señalamos como norte el servicio a los demás.

En nuestro aporte se conjugan, por una parte, el desarrollo de conocimientos que hacen avanzar la ciencia y la tecnología, las artes y las humanidades, la cultura en general, y por otra, los egresados que entran a formar parte y renuevan la fuerza laboral de Colombia. Ellos son, como lo repitió tantas veces el Padre Jorge Hoyos, S.J., “la Universidad viva y actuante”.

Por nuestras aulas han pasado numerosas generaciones, muchos hombres y mujeres que han sentido el orgullo de recibir su grado en este centro de estudios. Son los javerianos que sirven a Colombia desde muy diversas condiciones. Algunos llegan hasta altas posiciones del Estado y asumen grandes responsabilidades frente al desarrollo del país. Tienen poder y autoridad para lograr que haya mejores condiciones de vida para todos sus compatriotas, tienen una extraordinaria oportunidad para hacer evidente su condición de auténticos javerianos.

Muchos otros, la mayoría en el anonimato y lejos de los medios de comunicación, prestan invaluables servicios a la sociedad, incluso en lugares remotos de la geografía nacional, muy lejos de las principales ciudades. Con su trabajo han contribuido calladamente al progreso de Colombia y han afectado positivamente la vida de sus conciudadanos.

Por supuesto, todos sabemos, los profesores y empleados administrativos, los estudiantes y egresados, que no basta una vinculación laboral a la Universidad, una matrícula o un diploma expedido por ella para ser acreditado plenamente como javeriano. Solamente una conducta en todo ajustada a los principios y valores del Alma Máter, solamente una labor honesta, con seriedad y un alto nivel de exigencia, respetuosa de la dignidad del ser humano, con la impronta inconfundible de la excelencia y el servicio a los demás, pueden hacer de cada uno de nosotros un auténtico javeriano.

No podemos ignorar que hoy en día es difícil mantener el rumbo señalado por estos ideales. Se requiere entereza y coraje para enfrentar con éxito los numerosos obstáculos y tentaciones que surgen a cada paso. Esta es la única forma de hacernos respetables y de honrar el nombre de nuestra Universidad, tal como lo ha hecho en el pasado una legión numerosa de javerianos que con su esfuerzo personal ayudaron a edificar esta extraordinaria “obra de patriotismo y cultura”, según la expresión del Maestro Rafael Maya.

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Al concluir el año 2016, saludamos a nuestros lectores y les agradecemos que nos hayan acompañado en estos meses. Así mismo, deseamos que puedan disfrutar de la Navidad, de los merecidos días de descanso, y que haya salud y bienestar en el nuevo año. También hacemos votos porque nuestro país avance por el sendero de la reconciliación de tal forma que podamos convivir en paz.