Noviembre- Diciembre 2009 | Edición N°: año 48 No. 1253
Por: Donka Atanassova | Centro de Pensamiento Latinoamericano RaizAL



El 30 de noviembre el el Instituto Pensar de la Universidad Javeriana, el Centro de Pensamiento Latinoamericano RaizAL, y la Universidad del Magdalena, realizaron  el seminario de discusión “20 Años de la Caída del Muro, 20 años de qué”.

ABRIR PREGUNTASy caminos de interpretación sobre este momento crucial en la historia mundial del siglo XX, a la luz de la historia y las apuestas de América Latina y Colombia, fue la motivación que logró reunir a profesores, estudiantes y un público variado, en torno a una preocupación común. en el ciclo de construcción de las tendencias emancipatorias, cada cierto tiempo se activan los circuitos de la memoria, y se va alimentando la reflexión sobre los acumulados y proyecciones de las luchas. La conmemoración de los 20 años de la caída del muro de Berlín en el mes de noviembre, pone sobre el tapete una serie de cuestiones.

Afiche con el cual el Instituto Pensar promocionó el foro sobre los 20 años de la caída del muro de Berlín.

El nombre que se le ha dado a este momento particular abre preguntas sobre el significado de “la caída” y de “el muro” como combinación de palabras para caracterizar lo sucedido en ese momento en Europa Oriental. Así mismo, abren la pregunta sobre su capacidad de nombrar lo que implicó en el resto del mundo, concretamente en América Latina. Lo que inicialmente sucedió hace 20 años, fue un reconocimiento de la necesidad de cambio en el esquema político unipartidista propio de los estados comunistas; los anuncios que aparentemente cambiaron el mundo hablaban de elecciones libres y de apertura de las fronteras, aunque sus efectos abarcaron a todas y a cada una de las dimensiones de la vida política, económica, social y militar del mundo. esta caracterización básica permite comprender a la caída más que como elemento detonante, como una de las expresiones del comienzo de la consolidación de la época neoliberal.

Otras expresiones venían apareciendo en los virajes de los marcos de acción política, en el posicionamiento académico y social de nuevos paradigmas aduladores de la democracia, en el asomo de un nuevo ciclo de la guerra, en la expansión del sistema financiero. esa caída de ese muro, fue el elemento vistoso y simbólico necesario para marcar la época, marcarla con la disputa más contundente de aquel momento histórico, inmediatamente anterior: la posibilidad de existencia y continuidad de un modelo de estado y sociedad distinta a la capitalista (socialista), expandida en varios países del mundo y capaz de inclinar la balanza. Por eso la vistosidad, por eso la marca. otra expresión contundente se evidenciaba simultáneamente en el otro extremo del mundo con el debilitamiento de los procesos sociales y de izquierda latinoamericanos, que posteriormente, superando la crisis, se convirtieron en base para el resurgimiento de dinámicas de movilización que llegan a configurar el actual momento del continente. en ese momento salió fortalecido el capitalismo, se invisibilizaron gran parte de las contradicciones que lo exponían y debilitaban. el marco político de la democracia instrumental triunfó, paradójicamente como un esquema único en contra de lo que se consideraba otro esquema único; el derrumbe de un sistema sustentado en la omnipotencia del estado y en la prevalencia de lo público, consolidaba lo privado como voz reinante en la regulación de la vida social y política; el sistema colectivo de producción y tenencia apareció como obsoleto e inviable; el consumismo fue un indicador más de la libertad. Las manifestaciones de ese triunfo capital son múltiples pero todas parecen contenidas en la gran conclusión de carácter global y geopolítico donde la caída fue sinónimo del fin del mundo bipolar, de la terminación de la amenaza y pavor permanente de una mutua agresión que significara la aniquilación del mundo.

La caída apareció como una gran celebración del capital, que convirtió en tema vergonzante la visibilización de los logros y avances –en cualquier orden– del mundo comunista; así como un balance crítico capaz de leer los errores y los retos que los mismos implicaban a futuro, hasta constituirse en una suerte de un nuevo territorio por colonizar. Europa oriental constituía una parte del mundo virgen de la lógica dominante del capital y la colonización llegaba con todos sus ingredientes; los destellos de los espejitos mágicos enceguecían rápidamente décadas de edificación de conciencia anticapitalista, mientras las tiendas se llenaban de productos envueltos en empaques llamativos, las multinacionales compraban a precios irrisorios las instalaciones industriales, caían las estatuas de Lenin, desfilaba la inflación de 400%, una nueva raza de parias salía en oleadas a engrosar las filas de trabajadores migrantes informales en las calles del “mundo desarrollado”, y lo más importante de todo – se doblegaba el orgullo y la conciencia comunista como opción emancipadora política y social.

Hace 20 años cayó el muro que dividía a Alemania Oriental y Alemania Occidental y que representó durante décadas el símbolo de la distancia entre el capitalismo y el socialismo. Fotografía Tomada de internet.

Hoy hay que preguntarse sobre esa victoria aparentemente unívoca del capital. es posible reconocer que la supuesta aniquilación de los paradigmas socialistas implicó desequilibrios y desencantos pero también que parió reflexiones y experiencias dolorosas, críticas y renovadoras frente la construcción monolítica de los partidos comunistas, frente al esquema de globalización y utilitarismo desde la izquierda (en cuanto a la relación con la naturaleza, por ejemplo), frente a la dependencia mundial de un solo foco dominante del pensamiento y orden de izquierda.

Por lo expresado anteriormente – y apostándole a una perspectiva en la cual, las conmemoraciones deben ser entendidas como momentos que permiten convocar la experiencia acumulada hacia el futuro, el Instituto Pensar de la universidad Javeriana, el Centro de Pensamiento Latinoamericano Raizal y la universidad del Magdalena reunieron a un grupo amplio de expositores cuyo diálogo permitiera construir un puente entre la experiencia del así llamado socialismo real que tuvo lugar en Europa Oriental y las recientes experiencias de los procesos sociales y políticos latinoamericanos.