
Vásquez Carrizosa, centenario de un lúcido constitucionalista
Aunque no estudió en la Universidad Javeriana, Alfredo Vásquez Carrizosa, uno de los más grandes estudiosos del derecho constitucional en el país, tuvo vínculos muy estrechos con esta Institución, a la que le donó toda su biblioteca personal.

Con motivo de la celebración de los cien años del nacimiento de Alfredo Vásquez Carrizosa el profesor Ricardo Zuluaga Gil, del Departamento de Ciencia Política y Jurídica de la universidad Javeriana, sede Cali, preparó un artículo en su memoria del cual la revista Hoy en la Javeriana destaca sus principales apartes.
Este reconocido constitucionalista, quien nació en febrero de 1909 en Bogotá y falleció el 18 de diciembre de 2001, no sólo fue una figura importante en Colombia, sino también en el ámbito internacional, toda vez que tuvo una brillante carrera diplomática, que cerró como Ministro de Relaciones Exteriores durante el Gobierno de Misael Pastrana Borrero, entre 1970 y 1974.
Para honrar su memoria la universidad Javeriana bautizó con su nombre el Instituto de Derechos Humanos y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, fundado en 1994. Debe destacarse que gracias a sus especiales vínculos forjados a lo largo de su vida, este destacado autor de múltiples libros, donó en su testamento toda su biblioteca personal a la Javeriana.
Ricardo Zuluaga Gil destaca que pocos nombres se ocuparon durante el siglo XIX de estudiar la tradición y la realidad constitucional colombiana. “Hubo escasas excepciones que brillan con luz propia en ese desierto de esterilidad intelectual en el campo del derecho constitucional. nombres como los de Carlos Restrepo Piedrahita, Tulio Enrique Tascón, Manuel Gaona Cruz, Hernando Valencia Villa, Diego Uribe Vargas y Alfredo Vázquez Carrizosa, hacen parte de ese reducido elenco de autores cuyos aportes doctrinales no sólo son rescatables, sino que resultan ineludibles a la hora de realizar cualquier estudio sobre nuestra historia y nuestra realidad constitucional”.
Recuerda el autor que Vásquez Carrizosa fue el mayor de una familia de 5 hijos. nació en Bogotá en el hogar del general caleño Alfredo Vásquez Cobo y su esposa Ana Carrizosa Tanco. Estudió su educación secundaria y superior en Bélgica, donde obtuvo el título de abogado en la Universidad Católica de Lovaina. Desde ese momento desarrolló una larga y fecunda carrera pública, tanto política como diplomática.
“A nombre del Partido Conservador, fue diputado y Representante a la Cámara por Cundinamarca, en más de que 1953 se desempeñó como Secretario General de la Presidencia en el gobierno de Roberto Urdaneta Arbeláez, donde fue testigo del golpe de estado de Gustavo Rojas Pinilla. En el segundo ámbito, en el que tuvo más brillo, se inició como Delegado de Colombia ante la organización Internacional del Trabajo entre 1939 y 1945, pero fue también embajador de Colombia ante los gobiernos de Gran Bretaña y Bélgica y ante la ONU y la OEA”.

Bajo su gestión –agrega Zuluaga Gil- se firmó un nuevo concordato entre Colombia y la Santa Sede y el tratado Vásquez-Saccio, mediante el cual estados unidos reconoció la soberanía de Colombia sobre los cayos de Roncador, Serrana y Quitasueño, en el archipiélago de San Andrés y Providencia. Vásquez Carrizosa fue además docente en las universidades del Rosario, nacional, Javeriana y Autónoma de Colombia, de la cual fue rector. También fue periodista (director y columnista), y sobre todo un jurista que descolló en el derecho internacional. “De ello dan fe no sólo su brillante paso por la Cancillería, sino también sus trabajos académicos en los cuales abordó el estudio de la historia diplomática colombiana, así como las diferencias limítrofes y territoriales”.
Vásquez Carrizosa fue también uno de los fundadores del Comité Permanente de los Derechos Humanos (CPDH), al lado de Gabriel García Márquez, Héctor Abad Gómez, Luis Carlos Galán, Gilberto vieira, Rodrigo Lara y Gerardo Molina, entre otros. ese mismo año asumió la presidencia de esa ONG y desde esa posición se convirtió en un símbolo de la defensa de los derechos humanos. entre sus múltiples trabajos académicos, el profesor Zuluaga Gil destaca especialmente su libro El poder presidencial en Colombia, que se convirtió en un magnífico panorama de la historia constitucional. “Vásquez Carrizosa avanza a lo largo de 19 capítulos por la enrevesada historia constitucional a partir del análisis de la figura del Presidente de la República, comenzando por la llamada presidencia imperial de Bolívar, de la que afirma que es el origen de los problemas del constitucionalismo colombiano”.
“A partir de ese momento, y a través de una pluma fácil, fluida y castiza, la obra da cuenta de cómo nuestra historia presidencial se despeña por los cuartelazos, golpes de estado, pronunciamientos militares e innúmeras presidencias interinas que plagaron nuestro devenir político a lo largo del siglo XIX; todo lo cual desembocó en la grave desinstitucionalización del poder que prevaleció a lo largo del siglo XX”.
Lúcidamente, en la obra denuncia que “Tenemos un derecho constitucional inestable para una sociedad igualmente en evolución. no hay que atribuirle a la Constitución los defectos de la sociedad ni las deficiencias de los partidos”.
A renglón seguido afirma que hay tres tendencias preocupantes que deforman el estado democrático en Colombia: excesivo poder presidencial; estado de sitio permanente; y la pobreza represada. Finalmente, Ricardo Zuluaga Gil manifiesta que algunas de esas reflexiones las pudo llevar a la práctica como constituyente que fue en 1991, en nombre de la u.P., el partido político de izquierda que estaba siendo exterminado en esos años.
Los escritos de vásquez Carrizosa son hoy referencia insoslayable para cualquier aproximación a la historia constitucional colombiana y su vida es un ejemplo de decoro y coherencia, así como de comprometida defensa de los derechos humanos, de la democracia y del orden constitucional.