
Travesía por Colombia
Una norteamericana y una ucraniana eligieron Colombia y más específicamente la Universidad Javeriana para continuar sus estudios. Ellas cuentan cómo han disfrutado su experiencia.

Fue hace cuatro meses que, en su viaje a Colombia, una norteamericana y una ucraniana descubrieron conjuntamente su gusto por la salsa y el vallenato. Los sonidos de las maracas, las congas, las trompetas, los acordeones, las cajas y las guacharacas cautivaron a Caitlin Lupton y a Renata Stepanov, tras su llegada a la universidad Javeriana.
Pero el gusto por la música latina no es lo único que tienen en común estas jóvenes. Aunque las dos crecieron en estados unidos, sólo después de atravesar el continente americano se conocieron, gracias a que ambas fueron merecedoras de una beca del programa Fulbright para realizar sus estudios de postgrado en Colombia.
Las experiencias de vida de Caitlin y Renata han sido muy diferentes, pero ambas eligieron el país como el lugar más apropiado para continuar su formación. Tras graduarse de estudios Ambientales y Antropología, en el Mount Holyoke College, Caitlin descubrió su pasión por las culturas indígenas y encontró en los parques naturales de Colombia una excelente oportunidad para acercarse a ellas.
Pero, además de la posibilidad de aproximarse a esta población, Caitlin llegó a Bogotá porque, mientras estudiaba la Constitución Colombiana en su país, le llamó mucho la atención que una carta política tuviera legislación en materia de comunidades y resguardos indígenas, temas totalmente ausentes en la Constitución de los Estados Unidos.
“Mi experiencia en Soacha ha sido muy fuerte y enriquecedora, yo creo que todos los estudiantes deberían vivirla”, afirma Renata al referirse al trabajo de campo que está realizando en este municipio con las personas en situación de desplazamiento.
Por su parte, la situación de desplazamiento forzoso que tuvo que sufrir la abuela de Renata en la Segunda Guerra Mundial influyó en gran medida en el enfoque que su nieta le dio a la carrera de Ciencia Política que estudió en Princeton. Renata llegó a Colombia porque el conflicto armado ha dejado incontables víctimas del desplazamiento forzado que afrontan circunstancias semejantes a la de su historia familiar.

“Mi experiencia en Soacha ha sido muy fuerte y enriquecedora, yo creo que todos los estudiantes deberían vivirla”, afirma Renata al referirse al trabajo de campo que está realizando en este municipio con las personas en situación de desplazamiento. Fue así como estas dos jóvenes llegaron a la Pontificia universidad Javeriana en Bogotá para empezar una nueva experiencia de vida,en la que han tenido que acostumbrarse a un nuevo clima sin estaciones e infinidad de cambios inesperados. Pero es también aquí donde se han enamorado de la música latina, la cocina colombiana, el cariño y la amabilidad de las personas, los cafés tradicionales, las plazas y los parques naturales.
“Para mí Colombia es un país con una increíble naturaleza, con mucha diversidad de ecosistemas y personas. es mucho mejor de lo que esperaba. en mi vida no encontré personas tan amables e interesadas en mí, tienen una cultura muy abierta y cariñosa, siempre dan besos y abrazos […] Me gusta que los colombianos son muy orgullosos de su país”, expresa Caitlin con alegría.
En cuanto a su estadía en la Javeriana, Renata destaca la calidad de los estudiantes de la carrera de Derecho, su dedicación, inteligencia y madurez, que le atribuye a la exigencia académica y a la gran cantidad de trabajos prácticos en grupo. Resalta que los profesores la han impresionado mucho por su experiencia en el mundo laboral. Por su parte, Caitlin ha encontrado en la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales un hogar con una “mezcla increíble de personas”. en los cuatro meses que han permanecido en el país, Caitlin y Renata han viajado bastante por el territorio nacional. Caitlin ya conoce el Amazonas, Puerto López, Santa Marta, Anapoima y Villavicencio, gracias a que está trabajando en un proyecto de investigación sobre los indígenas, los campesinos y los afrocolombianos. en todo el país, su lugar favorito es el Jardín Botánico en Bogotá y quiere visitar Medellín y Manizales. Y Renata ha viajado por los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y el Meta, y está ansiosa por conocer las costas colombianas. “Dos cosas me han impactado mucho en Colombia. Primero, que a pesar de la situación de violencia se experimenta mucha felicidad y alegría, hay muchas oportunidades de festejar.Segundo, que, en contraste, hay mucha desconfianza. esta es la parte más triste”, expresa Renata.
“En mi vida no encontré personas tan amables e interesadas en mí, tienen una cultura muy abierta y cariñosa, siempre dan besos y abrazos […] Me gusta que los colombianos son muy orgullosos de su país”, expresa Caitlin con alegría.
La travesía por Colombia apenas acaba de comenzar, puesto que la beca termina a finales de mayo, pero desde ya Caitlin y Renata manifiestan sus deseos de quedarse en estas tierras latinas que las recibieron con los brazos abiertos y las lograron enamorar. Renata agrega con entusiasmo: “Los espacios públicos me impresionaron mucho, son muy lindos. La vida en la ciudad es muy activa, es rica y diversa” y Caitlin señala que Colombia es un buen lugar para apoyar a las poblaciones indígenas, por la multiplicidad de onG que trabajan con ellas, por esta razón, le gustaría realizar una maestría en el país.