La Dualidad del TLC
En medio de un largo y debatido proceso de negociación entre el Consejo Superior de Comercio Exterior de Colombia y
los representantes de Comercio Exterior de los Estados Unidos, fue posible concretar la firma del acuerdo definitivo del
Tratado de Libre Comercio, el cual pretende favorecer a los sectores y agentes económicos de ambos países mediante la creación de empleos, ampliación del mercado de los exportadores nacionales y generación de beneficios en materia de desregulación arancelaria y contingentes de importaciones. Sin embargo, es de gran interés hacer un análisis del contenido general del acuerdo entre los dos países frente a la estructura actual del aparato productivo colombiano.
Conviene responder con total honestidad si el país cuenta con las mejores condiciones para asumir los efectos que traerá el mismo. ¿Estamos en un proceso de crecimiento económico sostenido? ¿Son el esquema productivo y la composición del comercio exterior los más adecuados para obtener verdaderas ventajas competitivas que redunden en la generación de empleo y aumento en el ingreso? ¿Ha diseñado el gobierno un plan de mejoramiento en materia de educación que reduzca las posibles
consecuencias que podría acarrear en términos del mercado laboral, la implementación del TLC?
Es útil comenzar haciendo una breve reseña del cambio en la composición de los productos que conforman el comercio
exterior de Colombia. De acuerdo con cifras del DANE, (1995-2011)1, los tres sectores que han tenido mayor participación
dentro de las exportaciones del país son el sector industrial, con una participación del 61.89%; el sector minero, con una participación del 35.22%; y el sector de productos alimenticios y bebidas, con una participación del 16.92%. Considerando esta información y la contenida en el texto de los documentos el TLC, conviene ver la pertinencia del tratado, teniendo en cuenta
que los bienes que contarán con ventajas para su exportación no son precisamente bienes de alta demanda por parte de los Estados Unidos y algunos de ellos ya se comercian de manera regular, por lo que quizás no era indispensable contar con un tratado de libre comercio para obtener ventajas adicionales.
Lo que posiblemente debió revisarse de manera prioritaria, es si Colombia debe exportar bienes diferentes que cuenten con mayor demanda, lo que implicaría llevar a cabo un proceso de reconversión industrial y una recomposición de la estructura del aparato productivo que se reflejen en un incremento de la competitividad.
Aun así, es claro que ambos países buscan promover la competitividad, desmontando barreras de entrada y políticas proteccionistas para permitir la competencia y beneficio de las empresas y agentes involucrados en el tratado, pero para lograrlo, no solamente es necesario contar con el compromiso y apoyo de los gobiernos y los entes reguladores de la economía colombiana y norteamericana, sino tener políticas claras, viables y sostenibles en el largo plazo, en materia de innovación, inversión en investigación y desarrollo, adquisición de nuevas tecnologías, planes de mejoramiento del capital humano en
todos los niveles laborales y educativos, seguimiento permanente de los efectos que este pueda traer a los consumidores,
productores y gobierno y la corrección de los errores sobre la marcha; todo esto teniendo presente, que más que la existencia de un acuerdo comercial, el fin primordial debe ser la búsqueda del desarrollo económico del país y la maximización del bienestar social
* Magistra en Economía y Economista, Pontificia Universidad Javeriana Coordinadora de Posgrados, Facultad de
Ciencias Económicas y Administrativas Profesora Departamento de Economía, Pontificia Universidad Javeriana
sandra.miranda@javeriana.edu.co
1 Cálculos propios con base en cifras del DANE (1995-2011)