Enero-febrero 2018 | Edición N°: Año 57 No.1334
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



Estudiantes de diferentes carreras narran lo valioso que es para ellos ser inductores y los aportes que esta experiencia deja en sus vidas.

Cuando los nuevos estudiantes de la Javeriana pisan por primera vez su campus, lo hacen con cientos de preguntas en su mente, miles de expectativas, sueños y también con algunos temores. De la Javeriana conocen su nombre, su reputación y, tal vez, algunos datos históricos, como que en sus aulas estudió uno de los liberales más importantes de la historia reciente del país: Luis Carlos Galán Sarmiento. Pero lo que seguramente no saben es que, en el momento en el que llegan a la Universidad como neojaverianos, hay más de 250 estudiantes inductores listos para recibirlos en la semana de inducción. Este es el relato de lo que significa ser inductor en la Pontificia Universidad Javeriana, contado en la voz de estudiantes de las Facultades de Arquitectura y Diseño, Ciencias, Comunicación y Lenguaje, Estudios Ambientales y Rurales e Ingeniería. “Ser inductor significa recibir la confianza de la Javeriana y de tu Facultad para darles la bienvenida a quienes inician esta etapa de la vida, brindar la información de la Universidad, enseñarles nuestro segundo hogar”, dice Daniel Galindo, estudiante de Comunicación Social y cuatro veces inductor. “Es adquirir un compromiso que no se agota en una semana, sino que sigue por el resto de la carrera, pues los estudiantes siempre acuden a sus inductores sin importar en qué semestre estén”, afirma Nicolás Ceballos, de Ingeniería Industrial y dos veces inductor. “Significa enseñarles y entregarles todo el amor que sentimos por la Javeriana y que al final de la inducción ellos puedan decir soy javeriano y estoy orgulloso de mi universidad, y para eso es necesario que nosotros lo sintamos y se lo transmitamos”, agrega Katherine Bello, estudiante de matemáticas y seis veces inductora. Los inductores son los estudiantes que cada una de las 18 Facultades de la Javeriana y sus 35 programas de pregrado, han elegido gracias a esa pasión y entusiasmo que los caracteriza por querer ser parte activa de la Universidad más allá de su rol de estudiante. Son quienes se destacan por su liderazgo, por sus cualidades para trabajar en grupo, creatividad, responsabilidad y que además mantienen un nivel académico superior que les permite ser ejemplo para quienes comienzan su carrera universitaria. Ellos son los encargados de recibir cada semestre a 2300 nuevos estudiantes, que en la Universidad reciben el nombre de neojaverianos, denotando así, desde la semántica, la calidez con la que son acogidos. Su preparación y formación está a cargo de la Vicerrectoría del Medio Universitario y de las Facultades, quienes a través del “Taller institucional de inductores”, de encuentros específicos con los Centros de esta Vicerrectoría y de los talleres propios de cada Facultad, los capacitan con herramientas de manejo de grupos, tiempos, habilidades comunicativas y en los principios y valores institucionales. Pero preparar la inducción va más allá de estas capacitaciones. Implica un trabajo que toma más de un mes y en algunas Facultades un semestre completo. Y son los inductores quienes de manera voluntaria, asumen esta responsabilidad, incluso dedicando tiempo de sus vacaciones. “En Arquitectura y Diseño, más que inductores somos un grupo estudiantil que se llama Serendipia, en él organizamos diferentes actividades durante el semestre que nos preparan para la inducción, a la vez que vamos organizando la agenda y las actividades de esa semana. Para abril ya tenemos lista la inducción de julio”, cuenta Sebastián, estudiante de arquitectura y dos veces inductor. “En Ingeniería conformamos cuatro comités donde los inductores tenemos tareas puntuales. Nos reunimos varias veces al semestre y al final cada grupo explica qué va a hacer y cómo lo va hacer. Entonces es todo el semestre planeando la inducción para recibirlos”, dice Nicolas de Ingeniería Industrial. Valeria García, estudiante de Comunicación Social y cinco veces inductora, afirma que la organización de la Facultad de Comunicación y Lenguaje “es muy completa porque dedicamos una semana entera a preparar toda la inducción: charlas, lugares, horarios, actividades. Y tenemos reunión con cada uno de los directores de carrera para conocer a fondo los tres programas que ofrece la Facultad”.

El momento de la verdad

Esos meses de planeación y preparación cobran verdadero significado cuando los inductores de la Universidad se encuentran frente a frente con sus neojaverianos, ponen a prueba sus conocimientos y se convierten en los mejores anfitriones. “Es un reto para nosotros que muchos neos llegan con susto o sin ganas de hacer nada. Y al final del día terminamos rendidos, pero ellos completamente animados con la inducción y con toda la energía para continuar al siguiente día”, afirma Sebastián Ángel, de ingeniería civil, dos veces inductor. “Para mí es muy gratificante ser un guía no solo en las cosas de la Universidad, sino también en la vida de ellos. Poder hablarles de los excesos de la rumba, el trago y otras sustancias, pues así no les va ir bien en el semestre. Y con quienes llegan de otras ciudades poder enseñarles cómo es Bogotá y Transmilenio”, expresa Nicolás. “Somos una universidad que, si bien nuestra inducción tiene toda la parte formal e institucional de charlas, presentación de directivos y recorridos, también nos preocupamos por darles a los neojaverianos ese espacio importante en el que se pueden conocer a través de los juegos y actividades, hacernos preguntas en confianza y crean vínculos, pues de ahí muchas veces salen los mejores amigos”, dice Paola López, estudiante de Comunicación Social y seis veces inductora. Un proceso que transforma “Volvería a ser mil veces más inductora. Aprendí a sortear diferentes situaciones y a adquirir mucha más confianza en mí con el paso de cada inducción”, afirma Paola. “Me enseñó a no rendirme, a luchar y a encontrar soluciones en cualquier momento”, dice Nicolás. “A veces los estudiantes tenemos un mundo muy cerrado, pero cuando eres inductor, puedes ver que hay tantas realidades”, comenta Daniel Díaz, de Arquitectura. “Cuando llega el final de la semana de inducción soy otra persona, porque he crecido tanto y ganado tanto. Me siento feliz y es una satisfacción porque todo el sacrificio que hice (a veces en inducción uno no duerme mucho) valió la pena toda esta semana”, concluye Katherine, de Ciencias.