“Lo importante no es tener la respuesta, sino saber buscarla”
Entrevista con el profesor Álvaro Ruiz Morales
Álvaro Ruiz Morales es profesor titular de Medicina Interna y Epidemiología Clínica en la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, institución a la cual está vinculado como docente desde marzo de 1983.
Es médico cirujano javeriano con especialización en hipertensión arterial y en medicina interna y maestría en epidemiología clínica, de la Pontificia Universidad Javeriana y de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos).
Es un apasionado por la medicina, por la docencia, por la lectura, por la música y por los idiomas. Interpreta el piano y el violín y habla 32 lenguas: inglés, francés, alemán, italiano, portugués, esperanto, latín, griego, sánscrito, catalán, valenciano, árabe, ruso, japonés, hebreo, sueco, danés, noruego, holandés, islandés, persa y guyarati, checo, polaco, búlgaro, tailandés, tibetano, griego, japonés, chino, hebreo, árabe y mandarín.
¿Cómo se inició como profesor?
Un profesor de Medicina Interna llegó a clase, y nos preguntó sobre un tema del que ninguno de nosotros sabía. Se
molestó muchísimo y nos canceló la clase. Sin embargo, corrí detrás de él y le reclamé, ya que él pensaba que no habíamos preparado esa clase, cuando en realidad el tema preguntado era para el día siguiente. No quiso aceptar su error y decidió que yo debía dar la clase de facomatosis al día siguiente. La preparé con gusto, y busqué que fuera amena, clara, pensé mucho en cómo organizar el conocimiento y en qué era importante transmitir. Y no sólo la clase fluyó de manera muy fácil, sino que me sentí muy cómodo, disfruté la preparación y también la presentación, y noté que también mi “auditorio”. Desde entonces, busqué tener más oportunidades y muy pronto fui nombrado como Monitor de Fisiología, en el primer grupo de monitores que hubo en la Facultad. Y así empezó mi carrera en la actividad que más disfruto, enseñar.
¿Cuál cree que es el éxito de un profesor, y cómo piensa que se puede llegar a él?
El éxito de un profesor está en lograr que el estudiante no limite su búsqueda a lo estrictamente académico o profesional, sino que tenga vida propia por fuera de la carrera, que aprecie la lectura, que tenga espíritu crítico. El estudiante debe ver al profesor como un amigo que le exige, que lo estimula para ser cada vez mejor en forma amable y gentil. Para llegar a esto, el profesor debe ser ejemplo en formación y enfoque integral, debe querer y disfrutar el conocimiento. Y exigir con firmeza, respeto y cariño.
¿Qué enseñanza busca dejar en sus alumnos al momento de dictarles una clase?
Principalmente, busco dejarles amor y gusto por el conocimiento, al tiempo que una estructura de pensamiento. Busco que queden con una idea de que hay que tener espíritu crítico para evaluar lo que se recibe, para buscar preguntas. Eso es investigar, buscar preguntas más que respuestas. Busco también dejarles el interés en el tema, el entusiasmo por profundizar, por organizar el conocimiento, por traducirlo a enfoques prácticos.
¿Cree usted que deba mejorar en algunos aspectos al dictar una cátedra?
Indudablemente. El día que sienta que no tengo mucho para mejorar probablemente tendré ya problemas mentales o vejez intelectual. Siempre hay que mejorar y las estrategias de comunicación son uno de los aspectos en los que siento que debo mejorar. La aparición de las tecnologías de la comunicación me ha significado desde hace casi 20 años un reto enorme para utilizarlas de manera eficiente.
¿Cuáles son las fortalezas de su ejercicio como docente?
Puedo contar cuáles son las cosas que son importantes para mí en la actividad docente. He considerado siempre que el proceso de enseñanza-aprendizaje debe tener algunas características esenciales, que busco obtener: tratar al estudiante como a un par; estimularlo para que vea el tema como interesante y aplicable; ofrecerle opciones para que participe; respetar y estimular su divergencia, fomentar su curiosidad y demostrarle que no debe confundir ni aceptar la confusión entre distancia jerárquica y autoridad académica; poner en contexto el conocimiento y ofrecer la mayor cantidad de ángulos de perspectiva, lo que implica complementar con aspectos históricos, geográficos, políticos, artísticos, humanísticos, entre muchas otras.
¿Durante su experiencia profesional, así como académica, cuál ha sido la situación más exigente que ha tenido que afrontar?
No es un caso puntual, es una experiencia tristemente frecuente: Encontrarme con algunas personas con las que no logro transmitir el placer del conocimiento, la necesidad de deshacerse de prejuicios y de distancias, de enfrentar el mundo con curiosidad, de aprender mucho más allá de lo estrictamente necesario. En medicina siempre se dice que “el que sólo medicina sabe, ni siquiera medicina sabe”. Y me oscurece el ánimo encontrar a personas que nunca lo entienden. Por supuesto, ningún profesor puede ser omnipotente o lograrlo siempre. Pero sí debemos sentir que cada individuo es singular y es una responsabilidad nuestra.
¿Cómo prepara sus clases?
Creo que el mayor reto de un profesor es hacer una clase dinámica, estimulante y productiva. La clave está en no estar nunca satisfecho con lo que se hace, en buscar siempre una manera diferente de enfrentar el conocimiento, de buscar siempre nuevas opciones, de intentar ser cercano a los estudiantes y abolir las distancias inútiles, de procurar que sientan que lo que se hace puede ser útil de manera inmediata y que lo importante no es que tengan la respuesta, sino que sepan cómo buscarla. Aprender que casi siempre es mejor el camino que el final, y que se disfrutan mucho más la búsqueda, la investigación y el ensayo que la obtención del resultado final.
Preguntas rápidas
Un lugar: A orillas del río Moldava, en Praga.
Una canción: Cantares, de Joan Manuel Serrat.
Un libro: El Quijote.
Una comida: Malai kofta curry con nan
*Estudiante de Ciencias Jurídicas.