Los jesuitas también trajeron la imprenta
En el contexto de la conmemoración del día del periodista, que se celebró el 9 de febrero en Colombia, Hoy en la Javeriana recuerda cómo llegó la primera imprenta al país, su primera publicación y el registro de este hecho en varios textos históricos.
Entre los inventos que impulsaron grandes cambios en el mundo se encuentra la imprenta, que en Occidente hizo su aparición en 1452 y fue asociada desde entonces a Johannes Gutenberg (1397-1468), el célebre orfebre de Maguncia, que tres años después terminó en su taller la primera edición de la Biblia publicada por este medio. Pues bien, gracias a los jesuitas, que en los albores del siglo XVII se establecieron en la Nueva Granada, abrieron colegio y fundaron universidad en la capital, llegó la primera imprenta a estos territorios. En 1738, doscientos años después de la fundación de Santafé, por estos lares se inauguró el mundo de la tipografía, antecedente remoto de lo que hoy conocemos como las artes gráficas. La publicación que entonces circuló fue la obra del Doctor Juan de Ricaurte y Terreros, quien figura en la portada como “Juez Cura, y Vicario Eclesiástico de la Ciudad de Vélez en el Nuevo Reyno de Granada”, titulada Septenario al Corazón doloroso de María Santísima. En la portada se indica su procedencia así: “En Santa Fe de Bogotá: Imprenta de la Compañía de Jesús”. Este hecho histórico fue registrado por Eduardo Posada en su trabajo Bibliografía Bogotana (1917), el cual sirvió de base para la columna publicada en el El Tiempo (28 de abril, 1987) por Hans Otto Ungar acerca de “El primer libro colombiano”. Por su parte, Antonio Cacua Prada, en su Historia del Periodismo Colombiano (1983), hace la respectiva anotación y señala que el taller de dicha imprenta se hallaba “en una pieza baja de la casona contigua al Colegio de san Bartolomé, donde funcionaba la Universidad de San Francisco Javier”, el cual estaba a cargo del Hermano Francisco de la Peña, quien fue el impresor. Así también lo anota el P. Juan Manuel Pacheco, S.J., en su libro Los Jesuitas en Colombia (1989), quien nos cuenta, además, que este catalán hizo parte de la misión que se embarcó en Cádiz en 1735, rumbo al Nuevo Mundo, de donde saldría desterrado en 1767. También indica Cacua Prada que la Audiencia había otorgado un permiso provisional para su funcionamiento en diciembre de 1737, “pero luego la Corona lo negó el 16 de febrero de 1741”; y continúa: “sin embargo la imprenta siguió funcionando hasta cuando sobrevino la expulsión de los jesuitas en 1767”. Igualmente, nos cuenta que solo hasta 1778 aparecería la primera publicación de la imprenta de don Antonio Espinosa de los Monteros, quien trasladó a la capital el taller que tenía en Cartagena. Sobre este logro de los Jesuitas de Colombia, el P. Manuel Briceño, S.J. escribió una ponencia, de la cual se publicaron algunos apartes en Hoy en la Javeriana No. 955 (1988). Estos hombres, que se dedicaron a la evangelización y la promoción de la justicia, a la tarea educativa, el conocimiento de las lenguas nativas y el desarrollo de las artes, a la construcción de iglesias, capillas doctrineras, colegios y hasta puentes, hicieron posible que a nuestra patria llegara el café y también la imprenta, un arma poderosa de la civilización.
El taller de dicha imprenta se hallaba “en una pieza baja de la casona contigua al Colegio de san Bartolomé, donde funcionaba la Universidad de San Francisco Javier