septiembre 2017 | Edición N°: año 56, nro. 1331
Por: Hoy en La Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



Ritmos de bambuco, guabina, cumbia, danza y pasillo están en la esencia de la música que sonó durante la eucaristía que el papa Francisco celebró en el parque Simón Bolívar de Bogotá, ante un millón 600 mil personas. Un profesor javeriano, el compositor.

Resultado de cuatro meses de intenso trabajo fue la música sinfónico-coral que interpretaron la Orquesta Filarmónica de Bogotá, el Coro Filarmónico de Bogotá, la Sociedad Coral Santa Cecilia y el coro infantil de la Schola Cantorum de la Catedral en la misa que celebró Su Santidad, el Papa Francisco, el 7 de septiembre en Bogotá. El responsable de las 13 piezas sinfónico-corales que se escucharon en la celebración eucarística más importante que ha tenido el país en 31 años, es el maestro Juan Antonio Cuéllar Sáenz, ex decano de la Facultad de Artes de la Javeriana, primer graduado de la carrera de Estudios Musicales en 1994 de esta Universidad, Magíster y Doctor en Música de Indiana University, y actual Profesor Asociado del Departamento de Música de la Javeriana. El Maestro Cuéllar fue recomendado para esta importante labor por el compositor Luis Torres Zuleta, profesor por más de 50 años del Seminario Conciliar de Bogotá y autor de once de las melodías y de varias de las letras de las canciones litúrgicas que fueron escogidas por la Arquidiócesis de Bogotá para la eucaristía. El exigente trabajo de composición musical, arreglos y orquestación que requiere una obra de estas características, que en condiciones normales tardaría al menos un año en completarse, Cuéllar Sáenz debió realizarlo en cuatro meses. Componer la música de una obra como esta es un trabajo grande. Grande en proporciones y grande en cantidad de músicos involucrados. Significa escribir para cada uno de los instrumentos que tiene la orquesta sinfónica y para cada una de las voces que conforman los coros”, explica el maestro Cuéllar. La orquesta sinfónica es la agrupación musical más grande y más rica en variedad de instrumentos. Está conformada por grupos de instrumentos de vientos, de vientos de metal, de percusión, de teclado y cuerdas. “En la Orquesta Filarmónica de Bogotá hay más de 100 músicos. Y el coro está dividido en varias voces, con diferentes líneas melódicas simultáneas: las sopranos, altos, tenores y bajos, así como las voces de los niños. Eran alrededor de 200 personas en escena, y para esa combinación de voces e instrumentos se escribió la misa. Fue un trabajo muy dispendioso”, narra el maestro Cuéllar. a música que se escuchó en el parque Simón Bolívar no fue música popular, pero sí con esencia de la tradición colombiana. El canto de entrada fue un pasillo; el Señor ten piedad, la ofrenda y el Ave María fueron en ritmo de danza; el Salmo, una cumbia y el Aleluya, una guabina. “Puse mucho esfuerzo y dedicación para que fuera música muy bonita, que llegara al corazón de la gente. Además, porque esta oportunidad es sin duda excepcional en la carrera de un compositor; es de una sola vez en la vida”, concluye Cuéllar.