Enero-febrero 2010 | Edición N°: año 49 No. 1254
Por: Antonio José Sarmiento Nova, S.J. | Vicerrector del Medio Universitario



Desde hace cinco años se realiza en la Universidad de Georgetown (jesuitas, Washington) la semana de la herencia jesuítica (Jesuit heritage week), actividad orientada a destacar diversos aspectos del ser y de la misión de la Compañía de Jesús, particularmente a través de su influjo en la educación superior de los jesuitas en Estados Unidos, país en el que hay 28 instituciones de este tipo que se agrupan en la Association Of Jesuit Colleges and Universities (AJCU). En Georgetown el liderazgo de esta semana lo tiene la Vicepresidencia de Misión y Ministerio (equivalente a nuestra Vicerrectoría del Medio Universitario), ahora bajo la responsabilidad del Padre Philip Boroughs,s.J., y en la que un grupo nutrido de estudiantes tiene compromisos en orden al liderazgo de cada una de las actividades.

De la Universidad Javeriana participaron en este evento el P. Antonio José sarmiento Nova,S.J., Vicerrector del Medio Universitario, y el ingeniero Carlos Julio Cuartas Chacón, asistente para la promoción de la identidad javeriana, de esta misma Vicerrectoría. La idea fundante de esta semana es entregar a la comunidad universitaria elementos para dar a conocer la experiencia de los jesuitas en su trabajo apostólico, académico, social, investigativo.

Cuatro paneles destacaron, entre otros aspectos: el trabajo de tres jesuitas médicos (un psiquiatra, un geriatra, un internista) y un enfermero y la manera como integran su ministerio sacerdotal con la actividad docente-asistencial; tres jesuitas dedicados a tareas sociales en el campo investigativo y en la intervención comunitaria ofrecieron su
vivencia con los dramas de la pobreza y la exclusión; tres profesores de Georgetown reflexionaron sobre el significado de su actividad académica en una institución de la Compañía de Jesús, enfatizando en la pertinencia social y en la formación integral; otros cuatro maestros: un economista, un experto en ética de los negocios, y dos jesuitas, compartieron sobre los aspectos compensatorios de la justicia, especialmente en el mundo empresarial y comercial.

También se destacaron momentos de celebración religiosa, con ceremonias diferenciadas para católicos, protestantes de tradición luterana, protestantes de tradición evangélico-pentecostal y judíos, explicitando así el reconocimiento de las diversas convicciones espirituales y religiosas. Elocuente evidencia de pluralismo en un ejercicio de diálogo y de apertura ecuménica. de igual manera hubo espacios para el arte como el ciclo de cine sobre Jesús orientado por el experto jesuita, profesor de la Universidad Gregoriana, Lloyd Baugh, de la Provincia del Canadá angloparlante; su trabajo se concentró en el “Evangelio según san Mateo”, de Pier Paolo Pasolini, “Hijo del Hombre”, del sudafricano Mark dornford-May, y “Jesús de Montreal”, del canadiense denys arcand; tres diversos enfoques cinematográficos para abordar la figura de Jesús, con la guía del P. Baugh, que contribuyeron a percibir nuevas dimensiones de Jesucristo en el contexto interpretativo actual.

En la biblioteca principal se expuso una selección de valiosos grabados, de una colección de 12.000 que son propiedad de Georgetown, y que se obtuvieron gracias al trabajo del P. Joseph A. Haller,s.J. (1920-2008), quien fue Tesorero General de esta institución. Bajo la guía del profesor John Glavin – experto en literatura inglesa – hicimos un recorrido por los edificios históricos de Georgetown: el Healy hall, el White Gravenor, Dahlgren Chapel, siempre bajo la tutela del obispo jesuita John Carroll (1735 – 1815), quien fundó esta universidad en 1789.

La conferencia y concierto sobre música jesuítica prevista para el viernes 5 de febrero debió suspenderse debido a la fuerte tormenta de nieve que se desató sobre Washington y el distrito de Columbia los días 4 y 5 de febrero. Las actividades de cierre, el sábado 6 de febrero, fueron la visita de un numeroso grupo de estudiantes acompañados por varios jesuitas a instituciones que favorecen a personas de escasos recursos (homeless) para entregarles vestuario, alimentos, útiles de aseo; y en la noche, la tertulia “Jesuit on tap”, en la que cerca de 70 universitarios dialogaron con seis jesuitas sobre el significado de su vida religiosa y sacerdotal como hijos y seguidores de san Ignacio de Loyola; este coloquio fue en un inusitado sitio universitario, el bar “Epicurean & Company”, ubicado dentro del campus junto al gran restaurante estudiantil. Fue un interesante encuentro en el que surgieron curiosidades sobre la vida de los jesuitas, pero especialmente asuntos de más hondo calado sobre su decisión vocacional y sobre su vida de consagrados en el mundo universitario del siglo XXI.La experiencia tuvo un valioso complemento con la visita al Woodstock Theological Center, dirigido por el filósofo social Gasper Lo Biondo,s.J., entidad de los jesuitas de la Provincia de Maryland orientada al estudio e investigación de los hechos políticos, económicos, sociales, religiosos, culturales, educativos, étnicos, en la clave del pensamiento cristiano. Genuino ejercicio de diálogo entre la fe cristiana y el mundo moderno y decisiva contribución de estos estudiosos jesuitas al desarrollo de la sociedad norteamericana. Quienes tengan interés en profundizar en estas importantes instituciones pueden visitar los sitios www.georgetown. edu; www.jesuitweek.georgetown.edu; woodstock.georgetown.edu.

Merecen destacarse el aspecto testimonial de muchos de los eventos para conocer en directo cómo el carisma de Ignacio de Loyola es generador de una actividad apostólica variada, inmersa en el mundo secular sin menoscabar su identidad cristiana; la conciencia de la diversidad de opciones creyentes y el aporte al diálogo interreligiaoso en una lógica de respeto profundo; el influjo del apostolado jesuita en ambientes tan diversos como la universidad, el hospital, la escuela de medicina, el trabajo en ambientes populares, la creación artística, la investigación y estudio de las grandes problemáticas humanas y sociales, el espacio de los negocios y la empresa, la vida de la iglesia, todo traduciendo el carisma universal de misión y de ir a las fronteras con el que Ignacio de Loyola nos fundó en 1540. Un clima de exquisita humanidad, de acogida y disposición al encuentro fraterno y a la construcción de vínculos nos ayudó a superar con creces la inclemente temperatura de Washington en esta época del año.