La etimología de la palabra efímero hace referencia a la condición de aquello “que solo dura un día”, un instante; de algo fugaz, que pasa rápidamente, sin que podamos atajarlo. Nada más efímero que el presente, esa delgada y movediza franja que separa lo pasado del futuro. Nada más efímero que los momentos gratos, que siempre terminan muy pronto; no así los difíciles, que incluso parecen no tener fin. Ahora bien, la mayoría de los acontecimientos se pierden con facilidad en los laberintos del ayer; en contraste, son muy pocos aquellos que dejan una huella tal que su recuerdo en el porvenir será recurrente en una persona, en una organización, o en la sociedad en general. Esto sucedió, por ejemplo,[…]