Durante los últimos años del siglo XX se diseminó una narrativa en la que un modelo económico y político emergía como el único sistema viable para que la humanidad alcanzara el progreso y el bienestar. Pero, pasados quince años del siglo XXI, ya es evidente que existen enormes vacíos en este relato triunfal y que los resultados del sistema, implementado en su forma más dogmática en la mayoría de los países del mundo, se encuentran lejos de las promesas de bienestar general que se habían enunciado. “El capitalismo ha incentivado la intensa búsqueda de nuevos productos y tecnologías, así como la difusión e imposición de estilos de vida y formas de expresión y comunicación para el beneficio humano. Sin embargo,[…]