1 de Octubre del 2015 | Edición N°: Año 54 N° 1312
Por: Patricia Muñoz Yi | Docente Asociada Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales



Terminó   el   proceso   electoral   de 2015 y lo que para muchos fue el fin de un largo período, de exposición de candidatos, debates, publicidad y ruido asociado a las campañas electorales, también se constituye en la culminación  de  la  fiesta  democrática  por excelencia.

Elegimos  las  autoridades  del  orden departamental  y  municipal:  Gobernadores, Diputados, Alcaldes, Concejales y Ediles.  La  importancia  de  este  proceso electoral reside en que los mandatarios elegidos serán los primeros gobernantes locales del post acuerdo y del inicio del post conflicto y en este contexto deben fortalecer  la  participación  ciudadana, generar credibilidad y confianza en las instituciones,  y  en  general  consolidar las democracias locales. Además, serán los llamados a atender medidas asociadas  a  la  reparación  y  restitución  a  las víctimas  y  a  la  reintegración  a  la  vida civil  de  los  desmovilizados,  en  coordinación  con  el  gobierno  nacional  y  en sintonía con los ciudadanos para vincularlos a un proceso que tendrá como eje lo local y lo territorial.

Saldo  positivo  de  las  elecciones  lo constituye el incremento de la participación electoral, llegando al 60% para Gobernaciones y al 59% para Alcaldías; en Bogotá aumentó del 47% al 51%, siendo esta última la participación más alta de los últimos procesos electorales dado el alto nivel de competencia planteado por los candidatos y un creciente interés ciudadano por los problemas locales.

Sin embargo, una vez más se puso de relieve el desequilibrio en la contienda electoral   por   los   gastos   desmesurados de las campañas, la dificultad para controlar el cumplimiento de los topes establecidos y las denuncias del ingre- so de recursos provenientes de fuentes cuestionadas.

Si bien se redujeron los actos violentos,  casi  en  su  totalidad,  al  menos  los provenientes de las FARC-EP, el proceso se  vio  manchado  por  un  atentado  del ELN y las múltiples denuncias de delitos  electorales  como  la  trashumancia electoral.

Los resultados mostraron la preferencia de los colombianos por elegir opciones en el centro del espectro ideológico, apoyando  menos  a  los  candidatos  de los  extremos,  tanto de   izquierda   como de  derecha.  El  PDA, la  UP  y  Progresitas, pero también el Centro  Democrático,  al otro  extremo,  obtienen  resultados  muy distantes  a  sus  expectativas.  El  fenómeno puede explicarse en buena parte por los ejes que los ciudadanos privilegian en las elecciones locales, a diferencia del tema de paz que se colocó en el centro de las elecciones nacionales, en las elecciones locales los votantes se inclinan por opciones asociadas a los problemas  de  su  municipio  y  resaltan  las características, la cercanía, la naturaleza  del  candidato,  aún  sobre  el  partido político al que pertenece.

En  este  contexto  el  mayor  número de alcaldías lo alcanzan alianzas entre distintas fuerzas políticas, en ocasiones distantes  en  sus  posiciones,  o  alianzas alrededor de un candidato inscrito por recolección de firmas, mostrando las dificultades de los partidos políticos para promover   y   proponer   liderazgos   que movilicen a los electores. Gran preocupación dejan los partidos políticos que entregaron  avales  a  candidatos  cuestionados, investigados por la justicia o asociados a actores al margen de la ley. Mención especial requiere la Alcaldía de Bogotá en donde la izquierda no logra conquistar la Alcaldía luego de tres períodos  de  gobierno,  desde  2003,  en un  contexto  marcado  por  altos  niveles de  desaprobación  a la gestión del actual Alcalde,  imagen  negativa   del   Concejo Distrital   y   un   creciente pesimismo sobre  el  rumbo  del Distrito.

Dos retos hacia delante: La alcaldía de Bogotá en un ambiente de altas expectativas  y  problemáticas  complejas  por resolver y la necesidad de que la izquierda  democrática,  mediante  una  evaluación  constructiva,  logre  una  presencia importante en un escenario post acuerdo donde tiene mucho que aportar.

Los    resultados    mostraron  la  preferencia  de  los colombianos    por    elegir opciones  en  el  centro  del espectro  ideológico,  apoyando  menos  a  los  candidatos  de  los  extremos, tanto  de  izquierda  como de derecha.