Un viaje fascinante
La profesora japonesa Noriko Hataya vivió un año de experiencias académicas y personales en Colombia. Durante su año sabático participó en un proyecto de investigación con la Pontificia Universidad Javeriana que le permitió conocer de cerca la vida de los campesinos y de las comunidades afrocolombianas, de los que destaca su capacidad de resistencia.
Ha llegado el 2 de abril de 2008 y, con esta fecha, el momento de emprender un camino de dos días por los aires para ir de Japón a ese lejano país reconocido por sus lujosas esmeraldas y su producción de café: Colombia. a sus 48 años, la profesora Noriko Hataya atraviesa una vez más el globo terráqueo por la ruta Tokio-Houston-Bogotá. Esta vez con el fin de tomarse un año sabático en Colombia, para participar de un proyecto de investigación de áreas rurales, que finalmente la conduciría a las puertas de la Facultad de Estudios ambientales y rurales de la Sede Central de la Pontificia universidad Javeriana. Noriko Hataya, procedente de Yokohama, realizó su carrera de Estudios Hispánicos en una de las mejores universidades privadas de Japón: Sophia University. También hizo dos maestrías, una en Estudios latinoamericanos y otra en Desarrollo regional y Planeación, y tiene un Doctorado en Geografía Humana. Con respecto a los fenómenos de Colombia relacionados con su área de estudio, señala que le “llama la atención el
proceso de urbanización y desplazamiento como consecuencia del conflicto interno”.
El aprendizaje de español de la Profesora Hataya inició en abril de 1978, en Japón, con clases que recibía de jesuitas españoles. Desde entonces, ha ido perfeccionando esta lengua con un tour por España, un viaje de un año a México D.F. y con su reciente estadía en Colombia, donde ha aprendido modismos y un amplio vocabulario, propios de los colombianos. Comenta que el español le ha parecido muy difícil porque su abecedario difiere mucho del japonés y su estructura gramatical es bastante diferente del inglés, idioma que conocía con anterioridad. antes de aterrizar en Colombia, ya habían comenzado a estrecharse los lazos entre la profesora Hataya y el país cafetero, con varios acercamientos: estando en Japón, en 1984, conoció por primera vez a un colombiano, el profesor Rafael Campo de la Facultad de Educación de la Javeriana; además, se relacionó hace muchos años con el Padre Gustavo Andrade, cuando este fue su profesor de Historia Contemporánea de américa latina, Políticas latinoamericanas y relaciones internacionales entre Estados unidos y los Países latinoamericanos; y presenció en el 2003 la participación del Padre Francisco de roux en un proyecto de investigación por medio de una videoconferencia.
En Colombia, Noriko Hataya dice haber recibido dos enseñanzas fundamentales: con respecto a la Javeriana, señala que encontró un ambiente con mucha alegría, flexibilidad y humor, más que todo, y afirma: “Me sentí muy acogida con el nivel profesional y personal”; en cuanto a la vida de los campesinos y las comunidades afrodescendientes con las que tuvo contacto, dice que le sorprendió mucho su resistencia. “los momentos que compartí con ellos son muy valiosos para mí… acompañarlos fue una experiencia muy novedosa”, expresa alegremente. la permanencia de Noriko en la Javeriana ya está llegando a su fin y ella siente nostalgia de partir. “Definitivamente valió mucho la pena este año que estuve aquí… En pocas palabras Colombia es un país de variedad y contraste, de hospitalidad y muchas aventuras para los turistas”, exclama la profesora Hataya. El año sabático termina y con él, la noche del 26 de marzo la Profesora cruzará por más de dos continentes para regresar a Japón. Esta vez la ruta empezará en Bogotá, pasará por Houston y terminará en Tokio, donde se reencontrará con sus padres que tanto extraña y con las estaciones que la han hecho añorar los cambios de clima.
“Quiero expresar un sincero agradecimiento a la universidad y a las personas del Departamento y de la Facultad por la acogida que me brindaron, la hospitalidad con la que me recibieron, la calidad humana, la amistad y la compañía que me han ofrecido, que han sido sumamente importantes para mi trabajo de campo”… la profesora Noriko Hataya se va, pero es motivo de alegría que exprese sentir que su nueva misión al regresar a Japón es fortalecer el interés de sus estudiantes por conocer más acerca de Colombia. Este lugar del que dice con emoción: “Es un país fascinante para mí”