Marzo 2023 | Edición N°: 1385
Por: María Paula Rey Baquero | Ecóloga, Estudiante de la Maestría en Conservación y uso de la Biodiversidad, Integrante del semillero Aquasistemas (@aquasistemaspuj)

A pesar de los compromisos planteados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acceder al agua no es fácil para millones de personas. El objetivo número 6, que busca garantizar la disponibilidad, la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos de forma segura para el año 2030 parece lejano.


De acuerdo con la ONU, más de dos mil millones de personas no tienen acceso a servicios de agua gestionados de manera segura. Es decir que, a casi 7 años de la fecha establecida para cumplir con este ODS aún existen bastantes retos a nivel mundial.

Para Colombia, un país considerado potencia hídrica mundial, el panorama no es muy diferente y aunque existen diferentes metas que pretenden llevar al cumplimiento del objetivo, estas implican planes de gestión y fortalecimiento robustos y ambiciosos. Por ejemplo, llegar a proteger y restaurar los ecosistemas hídricos de agua dulce y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua (incluyendo bosques, humedales, ríos o acuíferos, entre otros), necesita no solo de la articulación con diferentes actores y sectores, sino también del compromiso con el cumplimiento de otros ODS y la gestión de recursos para tratar múltiples amenazas como la contaminación a las fuentes hídricas por actividades económicas de las cuales dependen diferentes poblaciones, la expansión ganadera y agrícola, la urbanización, la minería y el cambio climático. Este último, además, debe ser prioridad para la gestión del agua en la incorporación de estrategias y la formulación de los planes de desarrollo y ordenamiento territorial.

El agua y su gestión debe ser un aspecto fundamental en los planes de adaptación al cambio climático. El mejoramiento de la calidad del agua, el tratamiento de aguas residuales y la reutilización segura implica la eliminación de vertimientos y la disminución de contaminantes químicos y peligrosos. Cada año, los ríos en Colombia reciben aproximadamente 918.670 toneladas de materia orgánica no biodegradable, lo que tiene efectos sobre diferentes poblaciones, específicamente a nivel local. Al respecto, el profesor Carlos Devia, de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales señala: “ya estamos en el 2023 y desafortunadamente no es clara en las agendas de los municipios ribereños el tratamiento de las aguas servidas, estas siguen siendo vertidas a los ríos sin ningún tratamiento. Aún en ciudades en donde el contacto directo con agua contaminada es altamente evidente, como es el caso de la ciudad de Honda con el río Magdalena”.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) 3819, asegurar los suministros de agua potable para toda la población y la provisión de servicios públicos básicos presenta diferencias en las zonas urbanas y rurales “en Chocó, por ejemplo, uno de cada dos hogares no cuenta con acceso a agua potable en zonas urbanas, cifra que empeora en zonas rurales, donde dos de cada tres hogares no cuentan con conexión adecuada ni soluciones alternativas a este servicio”.

Colombia y el cumplimiento del ODS 6 presenta múltiples retos, entre esos las brechas territoriales y, aunque constantemente se habla del involucramiento de diferentes actores como eje articulador en la creación de estrategias, es necesario buscar acciones claras para llevarlo a cabo.

Las estrategias a nivel nacional no garantizan el cumplimiento de las metas del objetivo a nivel local. Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos de forma segura, también depende del fortalecimiento de los planes a nivel local y de acelerar esfuerzos no solo para cumplir las metas, sino también para hacer frente a otros retos como el cambio climático que puede generar presión sobre el recurso.