1 de abril del 2015 | Edición N°: Año 54 N° 1306
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



Rodrigo París, periodista y politólogo javeriano, es hoy el representante para Latinoamérica de una ONG que busca llevar luz, con energía solar, a las comunidades indígenas. Fue incluido en el libro 100 colombianos 2014.

La  carrera  de  Rodrigo  París  Rojas en  la  Universidad  Javeriana  duró casi ocho años. Desde 1993 y hasta el 2000, este bogotano, que soñaba con  ser  periodista  desde  el  colegio,  se paseaba  por  los  corredores  y  jardines del  alma mater,  siendo  testigo  de  una evolución  que  le  dejó  el  recuerdo  de pasar  de  la  máquina  de  escribir  al  Internet. Este largo tiempo no es el resultado de materias perdidas o semestres aplazados, por el   contrario, Rodrigo invirtió  estos  años  de  su  preparación profesional, para cursar dos carreras, la de Comunicación Social y Periodismo, a la  que  ingresó  en  1993  y  que  terminó en diciembre de 1997, y la de Ciencias Políticas, de la que fue pionero, y de la que se graduó en el 2000.

Una maestría en Relaciones Internacionales y Comunicación en la Universidad Complutense de Madrid, completó la  formación  profesional  de  este  javeriano  que  fue  incluido  en  el  libro  100 colombianos   líderes,   que   publica   la Marca  País  y  la  Cámara  de  Comercio de Bogotá y que, en el 2014, llegó a su tercera edición. Rodrigo aparece en esta compilación junto a otros 12 javerianos, quienes,  desde  sus  distintos  roles,  se convirtieron  en  ejemplo  de  emprendimiento y éxito en el exterior.

“Creo  que  las  mejores  decisiones  en la vida necesitan tiempo”, es una de la frases de cabecera de este hombre, que, después de hacer muchas estaciones en su  vida  profesional,  tomó  la  decisión de  darse  un  año  sabático,  en  el  2013, y en este tiempo encontró su proyecto de vida actual, en un voluntariado que realizó en una ONG en la India, que se dedica a formar comunidades indígenas en el arte de aprovechar la energía solar para tener luz.

“Llegué  a  la  India,  a  una  aldea  que queda a unas 7 horas de Nueva Delhi, en  medio  de  un  desierto,  antes  había pasado un tiempo en Hong Kong, donde conocí  mucha  gente  que  está  pensando  en  el  mundo,  en  una  visión  global, en hacer cosas por el mundo y no por los individuos. Allí tomé la decisión del voluntariado, en mi último mes del año sabático  encontré  mi  nuevo  rumbo  y pasé  de  estar  en  una  ciudad  llena  de tecnología,  como  es  Hong  Kong,  que parece capital del siglo XXV, a una aldea del siglo XVII, donde no hay reloj y el tiempo se mide con los atardeceres y amaneceres”, cuenta Rodrigo y asegura que su decisión de hacer un alto en el camino lo llevó a concluir, por ejemplo, que a los colombianos todavía nos falta mucho por aprender en aspectos como el trabajo en equipo y en actos como el de valorar lo que tenemos.

“Cuando  uno  ve  a  la  gente  en  estas aldeas caminar hasta tres y cuatro horas  para  ir  por  un  jarrón  de  agua,  entiende que en Colombia hay muy poco de  ese  sentimiento  por  valorar  los  recursos”, dice y revela que lo más difícil de su paso por este país, que está lleno de gente con corazones “limpios” y donde lo que importa es la “esencia de la gente”, fue soportar las altas temperaturas que llegaban hasta los 40 grados. “Eso, para un ‘cachaco’, es bien difícil”, confiesa entre risas.

El recorrido

Para que Rodrigo llegara a convertirse en el representante para Latinoamérica de la ONG Barefoot College (Universidad de los pies descalzos), que tiene su sede en la India y que está inspirada en la filosofía de Mahatma Gandhi, pasó por varios países y por varios trabajos.
Desde que estudiaba en el colegio, Rodrigo, trabajaba haciendo reportería en el periódico El Espectador, de ahí su pasión  por  el  que  Gabriel  García  Márquez bautizara como “el mejor oficio del mundo”, el periodismo. En el 2000, Rodrigo salió de Colombia rumbo a España con una hoja de vida debajo del brazo en la que ya contaba experiencia en la Revista  Semana  y  en  Señal  Colombia. Allí  hizo  su  maestría,  la  que  combinó con una pasantía en la Agencia EFE. Estando allí fue testigo del éxodo de masivo de colombianos a este país y vivió todos los cambios que trajo consigo la transformación  de  la  Comunidad  Económica Europea.

En   2004   desembarcó   en   Estados Unidos,  en  donde  trabajó  en  CNN  en Español,  como  editor  para  Latinoamérica  de  la  información  sobre  la  guerra en el Golfo Pérsico y, después de hacer parte de esta reconocida cadena, decidió trasladarse a Texas, a San Antonio, para trabajar en un naciente periódico, con información para migrantes. “Me di cuenta  que,  además  de  ser  periodista, necesitaba ser persona, había un desbalance en mi vida. Fue un cambio drástico, porque pasé de estar en una enorme cadena, donde uno realmente contribuye muy poco, a trabajar en un proyecto donde iba a ser parte activa de todo el proceso, le íbamos a dar vida”. Rodrigo recuerda  con  aire  nostálgico  esta  etapa, pues el sueño de estos   periódicos   en Texas (cuatro en cuatro  ciudades),  no salió  adelante,  porque se empezó a dar el paso a los formatos on line, quedando muy poco público para los impresos.

De allí, en el 2008, Rodrigo fue invitado por  la  ex  embajadora  de  Colombia  en el Reino Unido, Noemí Sanín, a trabajar en Londres como Primer Secretario. “En este cargo descubrí que los periodistas, a veces, somos muy arrogantes y creemos tener la verdad. Conocí que, desde el Gobierno, hay mucha gente haciendo cosas buenas y que uno a veces se queda solo con la imagen de Ministros y  Congresistas”,  asegura  y  agrega  que el  recuerdo  más  bonito  que  tiene  de esta etapa fue haber acompañado, presenciado y apoyado la que hasta ahora ha sido la mejor actuación de Colombia en unos Juegos Olímpicos, en el 2012, cuando el país obtuvo 8 medallas, entre ellas, una de oro, con Mariana Pajón.

En Londres también promovió la creación de un grupo que acogió a varios ex javerianos, que se convirtieron en embajadores  de  nuestro  país  en  el  Reino Unido  y  quienes  aún  trabajan  por  reivindicar  y  mantener la  buena  imagen  de Colombia  en  el  extranjero.

Tras   cuatro   años de trabajo como diplomático,   Rodrigo, entró  en  una  “crisis de oportunidades”, pues se le presentaron varias opciones y fue en ese momento donde decidió tomarse un tiempo, para pensar cuál sería su próximo reto y allí encontró el trabajo que hoy lo apasiona y que lo trajo de regreso a Colombia, para  trabajar  por  toda  Latinoamérica. “Formamos a las mujeres de comunidades indígenas como ingenieras solares. Las llevamos 6 meses a la India y ellas vuelven para darle luz a su comunidad. Hemos llevado 25 mujeres a que se capaciten. Es un número que parece bajito,  pero  nosotros  no  trabajamos  con cifras, trabajamos desde la transformación, y capacitar a una mujer de estas condiciones, es cambiarle la vida a toda una comunidad”

Para que Rodrigo llegara a convertirse en el representante  para  Latinoamérica de la ONG Barefoot College (Universidad  de  los  pies descalzos),  que  tiene  su sede en la India y que está inspirada en la filosofía de Mahatma Gandhi, pasó por varios países y por varios trabajos.