agosto 2017 | Edición N°: año 56, nro. 1330
Por: José Ignacio Barrera Cataño* y Claudia Marcela Mejía** | * Profesor Asociado, del Departamento de Biología, Facultad de Ciencias ** Comunicadora de la Vicerrectoría de Investigación.



En avenidas de ciudades, en parques, potreros abandonados, lotes de engorde de animales, en cultivos e, incluso, en páramos, se encuentra una planta con flor amarilla muy atractiva que se llama ulex europeus o retamo espinoso. Esta especie que llegó a Colombia en los años 50 desde países europeos, se convirtió en un dolor de cabeza para el ecosistema colombiano. Es una amenaza debido a que desplaza la flora y fauna nativa del territorio nacional. Para dar solución, la Escuela de Restauración Ecológica (ERE), de la Unidad de Ecología y Sistemática (UNESIS), del Departamento de Biología, de la Facultad de Ciencias, de la Javeriana, hace un trabajo integral que controla la expansión del retamo espinoso; y en donde hay existencia de la planta, diseña e implementa estrategias para erradicarla y tratar de convertir el terreno hacia los sistemas nativos. Con esta labor de recuperar el ecosistema nacional, la ERE celebra 15 años de existencia orientada a investigar e impactar a la comunidad y a las autoridades sobre la importancia de cuidar y proteger las especies de plantas y animales propias del territorio colombiano. Su actuación se centra en dos ángulos. El primero tiene que ver con la restauración ecológica que ayuda o asiste al proceso de recuperación de los ecosistemas que han sido degradados y dañados por causas antrópicas o naturales; y la segunda, es la ecología de la restauración, que se encarga de producir conocimiento o generar herramientas para realizar mejor los proyectos de restauración ecológica. El trabajo realizado ha procurado permear a las instituciones frente al tema, de manera que esté en las agendas locales, regionales y nacionales, buscando contribuir en el restablecimiento de los ecosistemas degradados y en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. La experiencia enseña lo complejo y costoso que es la restauración de estos ecosistemas, además del compromiso y la responsabilidad para poder lograrlo. Por eso es indispensable que la sociedad tome consciencia de no dañar los pocos ecosistemas que aún conservan un buen estado y contribuya a restaurar los que se encuentran degradados.