Mayo 2009 | Edición N°: año 48 No. 1247
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



Gremios y asociaciones dedican por lo general un día particular del calendario anual para la conmemoración de la profesión o el oficio que los identifica. La ocasión es siempre propicia para recordar y en ocasiones, premiar personajes destacados en ese campo particular de la vida laboral, y también para revisar su situación y proyección en el futuro inmediato.

De la misma forma, diversas entidades han establecido fechas para promover y enfatizar cada año la reflexión particular sobre temas de especial importancia. es así como se celebran, por ejemplo, el Día de la Tierra, el Día de los Derechos Humanos, el Día del Idioma y el Día de la Democracia. Pues bien, una de estas fechas, destacada especialmente por los medios de comunicación, corresponde al Día del Maestro, que en Colombia se conmemora el 15 de mayo, por mandato presidencial. Quiso así, en su momento, el Gobierno Nacional asociar esta celebración a un aniversario relacionado con la figura de san Juan Bautista de la Salle, proclamado patrono de los educadores el 15 de mayo de 1950 por Pío XII. Si bien el Día del Maestro se celebra especialmente en el ámbito de la educación Primaria y Secundaria, y en particular en ese precioso espacio llamado escuela, el tema que aparece en agenda con motivo de esa celebración también es de capital importancia en el quehacer universitario. Cuando se habla de centros o instituciones de educación Superior para referirse a las universidades, aparece con claridad una de sus misiones fundamentales: la educación, que se concreta en la labor específica del educador, en nuestro caso, del profesor universitario. Mucho se ha escrito sobre la diferencia entre un profesor y un maestro. Al Padre Alfonso Borrero, S.J. se debe una de las más bellas páginas que pueden leerse al respecto. No ha ocurrido lo mismo con el término educador, que hoy en día no tiene la misma acogida de ayer, tal vez por una concepción educativa que en buena hora reconoce en el estudiante, alumno o educando a un auténtico protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje, al “principal artífice de su formación”, -así lo señala nuestro Proyecto educativo-, en lugar de ser considerado como  simple receptor. Otra razón podría ser el rechazo a la figura del individuo educado de otras épocas, que solamente por prescripción y coerción, por temor, respetaba tanto normas y principios como a sus mayores, y no por verdaderas convicciones. De esta forma, para muchos el verbo educar equivalía a aleccionar o incluso, amaestrar.

Si bien hemos ganado mucho en el reconocimiento del estudiante como sujeto, capaz de opciones y digno del respeto que impone su condición de ser humano, no puede ignorarse en la tarea propiamente educativa, menos dentro de un esquema de formación integral, todo lo que se relaciona con el comportamiento ciudadano, la convivencia, y por supuesto, la responsabilidad social. La educación Superior pasa necesariamente por estos senderos, de lo contrario ni es educación, ni tampoco superior. en este contexto la figura del profesor, maestro o educador que se reconoce como tal precisamente por el ejercicio de una labor docente, adquiere una mayor significación que en buena medida está determinada por su propio testimonio. Pablo VI acuñó en 1975 una frase extraordinaria que sin ambages resume bien esta posición: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan… o si escucha a los que enseñan es porque dan testimonio”.

No hay duda acerca de la dificultad que en la actualidad tienen hombres y mujeres para escuchar, requisito de todo aprendizaje. la oferta abundante y casi avasalladora de mensajes crea un escenario que ya de por sí desafía por igual a Profesores y estudiantes. a los primeros sólo les queda un recurso: la calidad, expresada, ciertamente en conocimiento de la materia que enseña y destreza en el modo de hacerlo; también, e igualmente importante, en el ser y quehacer humano, que valora al otro, considera su circunstancia particular y lo acompaña eficazmente en su proceso de crecimiento y aprendizaje. Sí, la calidad es el recurso, que se derrumba cuando falta coherencia, cuando los hechos contradicen el discurso escrito y promulgado.

Ante estos pensamientos, cómo no mencionar el nombre del seriado de televisión que nuestra Universidad produjo a partir de 1972, “educadores de hombres nuevos”. Con el recuerdo de este noble esfuerzo que de tantas maneras se ha visto proyectado en el quehacer de la Javeriana, celebremos el Día del Maestro bajo las premisas de esta reflexión, celebrémoslo en el aula, el laboratorio o el taller, renovando nuestro compromiso con la excelencia en la cotidianidad de la labor educativa que hemos decidido realizar como Profesores de la Universidad, sin olvidar la perspectiva de un país que necesita con urgencia profesionales competentes que sean ante todo hombres y mujeres de bien, decididos a luchar por la justicia y por la paz.