
La docencia investigativa
*Foto: Carlos Dario Orozco Silva Director Dpto. Fundamentación Pedagógica, Facultad de Educación
La mayoría de los que hemos asumido la misión de la docencia universitaria, nos hemos visto avocados, tarde o temprano, consciente o inconscientemente, al dilema de decidir si nuestra tarea consiste en hacer docencia o en hacer investigación. La cuestión se suele plantear en esta otra forma: ¿nuestra función académica radica exclusivamente en la transmisión del conocimiento o en el incremento del acerbo cognoscitivo y cultural? Se puede inferir en qué lado del dilema cae la decisión dado que algunas investigaciones establecen que la cátedra universitaria en la mayoría de los casos no fomenta el aprendizaje como resultado de la actitud investigativa permanente.
La opción deseable se orientaría por hacer una simbiosis pedagógica de investigación-aprendizaje orientada a hacer posible la participación activa de la persona en su proceso de formación, de modo que el aprendizaje pasará a ser un derivado natural de la acción de investigación en contacto con el maestro.
Esta opción teóricamente parece sencilla. Sin embargo para hacerla real se requieren ciertas condiciones previas de las cuales algunas se refieren a cierto grado de concientización y a algunas competencias y actitudes que el Académico Universitario debe poseer.
El formador ubicado en la «educación superior» debe ser consciente de la naturaleza formativa de la universidad, la cual es uno de los determinantes de su constitución y de sus desarrollos históricos; ha de adquirir competencia en lo pedagógico, dado que ello hace posible que el orden de la formación se una al orden de la investigación; ha de comprometerse activamente con la misión de la Universidad que consiste en contribuir a la creación de un nuevo tipo de vida, de hombre y de sociedad, para lo cual es imprescindible crear en ella nuevos modos y estructuras educativas.
El compromiso del educador universitario no es con una pedagogía que aprisione a profesores y estudiantes universitarios en las redes del más rígido didacticismo, sino con una pedagogía de la creatividad que debe estar en grado máximo inherente a la idea y a la praxis de una verdadera educación superior.
Una pedagogía universitaria fundada en los principios y criterios personalizan tes sería la opción más coherente también en el nivel universitario para asumir el reto de la docencia investigativa, para formar en la interdisciplinariedad y en el compromiso con la justicia.
Más aún, en el contexto de la Pontifica Universidad Javeriana, su misión educativa y nuestra vocación personal científica educativa se conjugan para cualificar aún más la docencia investigativa. Constituye un reto para todos los que formamos la comunidad educativa universitaria trascender el mito de la neutralidad valorativa de las ciencias; y comprometernos con la promoción de la dignidad de la persona humana. Lo cual en último término supone una antropología que fundada en nuestro compromiso cristiano nos induzca a la promoción de la justicia a través de la investigación y en relación con nuestro contexto social.