Noviembre 2019 | Edición N°: Año 58 N° 1353 – Noviembre – Diciembre 2019
Por: Karem Priscila Díaz Díaz | Periodista de la Oficina de Información y Prensa



Representación del Niño Dios en su cuna que fue arrullado por los javerianos.

Al son de marimba, cununos, bombos y guasás, instrumentos propios de los ritmos del Pacífico colombiano, inició la Navidad en la Pontificia Universidad Javeriana.

Con la entonación del Ave María a estilo de las comunidades del litoral Pacífico, inició la celebra-ción de la época más esperada por las familias, especialmente la familia javeriana que cada año, en la primera semana de diciembre, se reúne en la cancha de fútbol de la Universidad para compartir alrededor de un pesebre, música y chocolate caliente.

El invitado especial para amenizar la fría noche del 5 de diciembre fue Canalón de Timbiquí, grupo musical proveniente del Departamento del Cauca, nominado a los premios Latin Grammy 2019 en la categoría Mejor álbum folclórico, que con sus cantos de arrullo dedicados al niño Jesús expresó su devoción a Dios y al tiempo de adviento.

El arrullo es uno de los géneros musicales propios y más característicos del Pacífico colombiano donde las mujeres, y en este caso las cantoras, entonan cantos a los niños desde que nacen y durante su infancia, expresándoles su amor, cariño y cuidado.

Con el propósito de involucrar al público asistente en la presentación, Nidia Góngora, líder de Canalón de Timbiquí, invitó al escenario a un grupo de niños quienes fueron los encargados de leer

Canalón de Timbiquí, vestidos con sus trajes típicos del Cauca, resaltan la música del Pacífico colombiano.

algunas de las estrofas que el grupo musical acompañó con las marimbas, cununos, bombos y guasás, instrumentos de herencia africana, que recuerdan también la unión de las culturas indígenas, europeas y afro.

“El niñito de María estaba llorando y no lo cogía. Póngale cuidado al niño, estaba llorando y no lo cogía.Que no se vaya a caer, estaba llorando y no lo cogía”

Así decía una de las estrofas del arrullo que entonaron los músicos, mientras que las mujeres cantoras, de espalda al público y con un baile suave de lado a lado, se las dedicaban al Niño Dios que se encontraba en una cuna sobre el escenario de presentación.

“Mi niño chiquito, ¿yo qué te daré? Una mantillita pa’que te arrope bien. Salí pastora, salí a bailar, salí bailando con tu maestra”

De repente, la cuna del Niño Dios bajó al público para ser abrazada por las diferentes personas y quien la cogía tenía la labor de ir danzando con ella hasta que alguien más la recibía. Así el público javeriano arrulló al hijo de la Virgen María durante la celebración de Navidad.

Esta interpretación del arrullo fue parecida a lo que al interior del país se conoce como los gozos de la Novena de Aguinaldo, donde oraciones dedicadas al niño Jesús, son acompañados por un canto que se repite entre gozo y gozo.

Maranatha, expresión de origen arameo, que significa ven Señor o el Señor está llegando. Se trata de una declaración de fe y de un grito de esperanza”.

Con el pasar de los minutos de la noche las aproximadamente tres mil personas, entre niños, jóvenes, padres, parejas y abuelos que se reunieron en la cancha de fútbol, comenzaron a danzar al ritmo de la música que llegó desde Timbiquí. Algunos lo hacían sentados y otros de pie, quienes con bufandas que simulaban una pañoleta bailaban y hacían los pasos que nacía de su espontaneidad.

El más destacado del público fue Andrés Felipe Castro, un niño de aproximadamente seis años, hijo de un empleado administrativo de la Facultad de Artes, que subió al escenario y asombró a los
javerianos con su destreza para bailar, pues de la mano de la cantora Nidia, le puso el ritmo a sus pasos.

Los símbolos del adviento, como signo de esperanza

La apertura de esta celebración javeriana estuvo a cargo del padre Luis Guillermo Sarasa, S.J. vicerrector del Medio Universitario, quien en primer lugar invitó a los javerianos a recordar con cariño al padre Alberto Gutiérrez Jaramillo, S.J., “Guti”, como le decían sus amigos, quien falleció el día anterior, 4 de diciembre, y al igual que el P. Sarasa fue vicerrector del Medio Universitario en 1987. En su memoria se hizo un momento de silencio.

En seguida, habló de cómo la corona de adviento con las cuatro velas que se van encendiendo semana a semana en la

Los niños fueron protagonistas en la presentación musical de Canalón de Timbiquí.

Iglesia católica, el color morado en la liturgia, las lecturas de cada eucaristía, armar el pesebre y los diferentes adornos que van apareciendo en las casas y en las calles anuncian la llegada de algo muy grande, así como el lenguaje común a esta época habla de la preparación del camino del Señor, de la espera y la esperanza.

“Lo que estamos viviendo como país no nos puede eximir de ser actores de esperanza. Este tiempo que se va instalando no es para enmascarar la realidad. Todo lo contrario. Si estamos atentos a
lo que significa esta tradición del adviento y la Navidad, nos damos cuenta de la importancia que tiene este espacio de celebración, oración, reflexión (…) Tener con amigos, familiares, conocidos
y desconocidos los detalles que nos hacen portadores de esperanza. Y quiero agregar una nueva expresión a este tiempo que nos congrega: Maranatha, de origen arameo, que significa ven Señor o el Señor está llegando. Se trata de una declaración de fe y sobre todo de un grito de esperanza”, fueron las palabras del Vicerrector.

El cierre de esta noche especial en la Universidad con la familia javeriana fueron los esperados juegos pirotécnicos que desde el último piso del edificio de parqueaderos adornaron con sus luces de colores y la forma de corazones rojos, la noche despejada con luna creciente que anuncia la llegada del hijo de Dios.