De niña quería una cámara a la que le sonara el obturador
Hoy expone sus fotos en el edificio de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza)
Cuando era pequeña disfrutaba mirar los álbumes familiares “que son un montón”. Desde ahí nació su gusto por la fotografía y le entró “la espinita” por tener su propia cámara, “con la que pudiera cuadrar todo y que le sonara cuando hundiera el obturador”. Hoy, a sus 24 años, no sólo tiene esa cámara que tanto quería, gracias al ahorro de su trabajo en una panadería en Francia y luego dando clases de francés en Bogotá, sino que expuso sus fotos durante todo marzo de este año en el edificio de las Naciones unidas en Ginebra (Suiza), con motivo de la reunión del Consejo de Derechos Humanos. Carolina Figueroa, quien se graduará en mayo como profesional en Ciencias Políticas en la Pontificia universidad Javeriana, recibió a finales de febrero un correo electrónico del British Council de Suiza, donde le informaron que era una de las 12 elegidas en todo el mundo en un concurso de fotografía que buscaba entre jóvenes de 30 países las mejores imágenes sobre el calentamiento global.
Ella, que como trabajo de grado hizo un estudio sobre el Parque Eólico Jepírachi, en la Guajira colombiana, no dudó en enviar las fotos que logró a finales de octubre del año pasado cuando por primera vez visitó este desierto y encontró un contraste de colores entre el azul del cielo, el rojizo de la arena y el verde “anómalo en la región”, producto de la huertas que tienen los indígenas Wayú que habitan en la zona. Sus ojos claros brillan cuando cuenta la historia de su vida y su gusto por la fotografía. a su edad ya tiene un currículo que envidiaría cualquier profesional, por eso habla y sonríe con seguridad cuando cuenta por ejemplo que estuvo un año de intercambio en Francia con el instituto de Estudios Políticos y con la UNICEF, que pasó unas vacaciones en Tailandia tomando fotos que luego expuso en Colombia y que hizo su pasantía de siete meses en Bruselas (Bélgica) con el programa de Naciones unidas para el Medio ambiente, además de trabajar con la Comisión Europea en Bogotá.
Toda esa experiencia más la influencia de su padre, Alberto Figueroa, quien es ingeniero y le habla constantemente de temas como los mecanismos de desarrollo limpio, además de la oportunidad que tuvo de estudiar en Europa casos como la disputa por las aguas del río Jordán, entre Israel, Siria y Jordania, se fueron sumando para decidirse por un trabajo de grado que combinara la política con el medio ambiente. “las fotos no eran el trabajo en sí, eran un anexo, un registro visual para los jurados, porque a mí me gusta mucho la fotografía, porque el paisaje era muy contrastante y porque igual yo ando con mi cámara para arriba y para abajo”, cuenta Carolina con su particular forma de hablar, siempre rápido y fluido y con acento bogotano.Ella en ningún momento pensó en concursos o premios con esas fotos. “lo hice sin pensar que pudiera tener tanta repercusión”, cuenta sorprendida de que hoy esas imágenes circulen por los principales medios del país y se expongan posiblemente a finales de este año en Copenhague (Dinamarca) donde 192 naciones participarán en la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, que definirá el futuro del protocolo de Kioto, que fue el que marcó el camino para su tesis.
Fotógrafa, viajera, profesional en ciencias políticas, políglota, investigadora de temas medio ambientales, pero además deportista, pues practica el triatlón, aspira ahora a ser también periodista, pues su meta para el 2010 es hacer una maestría en este oficio y seguro la cumplirá, pues logra lo que se propone, como comprarse esa cámara fotográfica que suena al apretar el botón de obturación.