Egresados de la Javeriana
La institución universitaria nació de la confluencia en un lugar determinado de personas interesadas en el saber. Unos actuaban como maestros; los otros, como estudiantes. Se podría decir que, a diferencia de los primeros, que desde entonces han disfrutado de cierta permanencia, una de las características de los estudiantes es su transitoriedad. Su destino no es quedarse en las aulas, sino graduarse e incorporarse al mundo laboral. Sin embargo, el vínculo que en un momento dado unió al estudiante con su universidad no desaparece en la ceremonia de grado. Por el contrario, se transforma y adquiere una condición de permanencia, pues a la profesión particular del individuo se unirá un adjetivo que, a manera de gentilicio, indicará la procedencia de su título, lo cual tiene implicaciones. De esta forma, la identidad de la institución y sus tradiciones se reconocen en cada uno de sus egresados. Y, de manera similar, las condiciones de estos se asocian a las de la institución. En este contexto se habla, y con mucho fundamento, de lealtad a la universidad, del deber de honrarla y enaltecerla con el ejercicio de la profesión. Hace 15 lustros, en 1936, la Universidad Javeriana, que cinco años antes había abierto de nuevo sus puertas en la capital de la República, otorgó por primera vez, en este segundo período de su desarrollo histórico, un grado universitario. Lo había hecho siglos antes, en 1623, cuando, en virtud de disposiciones pontificias y reales, tuvo la facultad de graduar a quienes habían hecho sus estudios en el Colegio de la Compañía establecido en la Santafé virreinal, convirtiéndose así en la primera institución que en la colonia española de entonces otorgó este tipo de grados.
En ese primer año se graduaron 14 abogados, algunos de ellos con el título de Doctor en Derecho y Ciencias Económicas. Pasarían los años y a partir de 1944 las mujeres entrarían a formar parte de los egresados javerianos. Hoy hablamos de 135.000 egresados. En el año 2010, por ejemplo, en Bogotá recibieron su título en pregrado 3.183 personas y en posgrado, 1.950. De esta forma, la Javeriana ha ejercido una de las funciones sustanciales de toda institución universitaria o establecimiento de Educación Superior, la formación en pregrado y posgrado de sus estudiantes, tarea que se resume con frecuencia en una palabra: la docencia. Ahora bien, la Javeriana siempre ha creído que cumple una tarea en la sociedad más allá de la que realiza a partir de su labor en docencia, investigación y servicio. Para nosotros hay una “Universidad viva y actuante, que crea o influye en una determinada sociedad”, según la expresión acuñada por el P. Jorge Hoyos, S.J. (1994). Y todavía más, porque la reflexión del Ex Rector de la Javeriana concluía así: “Si hay buenos, excelentes ex alumnos, se tiene una universidad buena, excelente”.
Estos planteamientos han cobrado recientemente especial relevancia debido a la encomiable tarea cumplida por 12 javerianos, que hace 20 años fueron elegidos por el pueblo colombiano para hacer parte de la Asamblea Nacional Constituyente y que tuvieron un papel destacado en las deliberaciones que condujeron a la aprobación de una nueva Carta fundamental. De manera particular, se quiso rendir homenaje a uno de ellos, el mayor, Álvaro Gómez Hurtado, quien a los 72 años de edad, y luego de una importante trayectoria, prestó este nuevo servicio al país. Cuatro años después, Gómez Hurtado fue asesinado al salir de la Universidad Sergio Arboleda, donde acababa de dictar clase. La Javeriana siempre ha tenido presente a los egresados. Comparte sus triunfos y alegrías; también, sus preocupaciones y pesares. En la actualidad, disponemos de la Secretaría de Relaciones con egresados que articula y apoya las actividades orientadas a fortalecer su vínculo con el Alma Mater, que a veces con la distancia geográfica parece reavivarse. En este sentido, resulta grato constatar el amor a la Universidad de los profesionales javerianos que se reúnen como comunidad de egresados en Estados Unidos, el Reino Unido, España, Canadá y México, o en las asociaciones disciplinarias y regionales que existen en el país.
Nos llena de satisfacción registrar el entusiasmo con que asisten los egresados a los encuentros de compañeros, convocados por promociones que celebran un nuevo aniversario de su graduación. Para la Javeriana no sólo es importante que en el ejercicio de su profesión, y en general en su vida, los egresados se distingan por la excelencia y den testimonio de los ideales que defiende la Universidad, sino también que la comunión de recuerdos y la fraternidad que los une se traduzca en una solidaridad eficaz que apunte a la construcción de un mundo mejor.