Javerianos construyeron vehículo para la NASA
Se trata de un desafío de ingeniería para involucrar a estudiantes universitarios de todo el mundo en la próxima fase de la exploración espacial humana. La competencia busca crear un vehículo para atravesar la superficie simulada de otro mundo.
Cuando los 15 estudiantes de la clase Proyecto Máquina – Herramienta, de la carrera de Diseño Industrial, iniciaron su semestre el 22 de enero, nunca se imaginaron que para el 13 de abril estarían en la NASA representando a Colombia con un vehículo diseñado y construido por ellos mismos para explorar la Luna y Marte. Tampoco se imaginaron que solo esta materia les iba a significar pasar semanas completas sin dormir más de tres horas diarias y que sus compañeros de clase se terminarían convirtiendo en un grupo inseparable de amigos con los que vivirían uno de sus mayores retos hasta el momento. El artífice de esta maratónica aventura académica fue el profesor Giovanni Viteri, diseñador industrial y director del Proyecto Máquina – Herramienta, quien inscribió a su clase en el concurso interno que hizo la Universidad Javeriana para elegir el proyecto que participaría en el desafío Human Exploration Rover Challenge 2018 promovido por la Nasa para futuras exploraciones espaciales.
Los esperaba una pista de 800 metros de largo, en la cual debían superar 14 obstáculos que simulan la superficie de Marte y de la Luna, y cinco tareas de exploración que tenían que hacer con el vehículo; todo en un tiempo máximo de siete minutos. El desafío comenzó con un plan de trabajo propuesto por los estudiantes y reducido a la mitad por Viteri. “Cuando consultamos a fondo la propuesta del reto de la NASA, entendimos que se planteaba mínimo ocho meses de desarrollo, entre los que se contaban seis de diseño y fabricación de un modelo funcional para decidirse a realizar una inscripción en el reto. En el Departamento de Diseño se hizo al contrario: primero se hizo la inscripción y luego se eligió el diseño que representaría a la Universidad y a Colombia. Por eso universidades de otros países, como Perú que ganó el premio al mejor equipo internacional, tuvieron hasta dos años para crear su modelo y nosotros solo dos meses”, explica Viteri. Pero esto no fue inconveniente para hacer el mejor Rover posible. La estrategia estaba clara: trabajar por sistemas y subsistemas para desarrollar simultáneamente el vehículo y tenerlo a tiempo. Unos se encargaron del sistema de estructuras, otros del de transmisión, de rodamiento, suspensión, reposo y seguridad. Y así en 36 días nació Marco, que une las primeras letras de Marte y Colombia.
El guapo de la competencia
En el Space & Rocket Center, en Alabama, Estados Unidos, donde se realizó la competencia final, Marco se robó todas las miradas. “En la prueba fue notorio que somos Diseñadores Industriales, porque nuestro carro fue el más estético de la competencia y a todo el mundo le gustó. Tanto así que se tomaron fotos con Marco”, comenta Juan Pablo Tibaquirá, estudiante y participante del proyecto. “Fue un orgullo mostrar el vehículo que tenía una gran identidad, no solo por los diferentes detalles colombianos que lo hacían resaltar, sino porque grupos de India, México, Perú y hasta los jueces nos preguntaron cómo hicimos el Rover y por qué usamos fibras naturales en las ruedas. Fue algo que, como diseñadores industriales, nos dio orgullo mostrar y explicar por qué lo usamos, pues no fue solo coger aluminio y hacer una rueda. Nuestra idea era revolucionar un poco el concepto de la rueda y llevarlo hacia un desarrollo más profundo”, explica Santiago Sáenz, también estudiante y miembro del proyecto.
La hora de la verdad Estando el 13 y 14 de abril en el desafío con cien competidores de nueve países: México, Perú, India, Bangladesh, Bolivia, Rusia, Brasil, Estados Unidos y Alemania, se compensó todo el tiempo de esfuerzo y sacrificio que vivió el grupo durante dos meses y medio, pues los 15 estudiantes coinciden en que fue una experiencia que marcó sus vidas. “Este proyecto nos sacó de nuestra zona de confort. Tuvimos la oportunidad de hacer un producto 100% real”, dice Tatiana Mayorga, una de los piloto de Marco. “Pensamos que no era posible diseñar un carro, construirlo, probarlo y enviarlo a Estados Unidos en menos dos meses, pero pusimos a prueba nuestra capacidad de trabajo en grupo”, dice la estudiante Erika Pulido. “Fue un gran reto profesional porque cada uno debía responder por su sistema para que encajara de manera perfecta con los otros sistemas y no generar retrasos”, comenta Daniel Vargas, miembro del grupo. En la pista, los seis estudiantes elegidos previamente para competir, ensamblaron el vehículo en cuatro minutos. Cumplieron con los requerimientos de peso, dimensiones, plegabilidad y ensamble y los pilotos del Rover colombiano, Nicolás Mondeli y Tatiana Mayorga, alcanzaron a recorrer 300 mt. y superar los obstáculos dos y tres, antes de que un punto de soldadura de la cadena, impulsada por propulsión humana, se rompiera. “Nos quedó mal un punto de soldadura y por eso se rompió, pero terminamos de pasar toda la pista empujando el carro para llegar más rápido y contar con los puntos del tiempo”, explica Nicolas Mondeli. “Este es el aprendizaje que nos dejó la experiencia, porque nos permitió ver lo que hicimos bien, como tener un carro de tres ruedas para que fuera más liviano, y lo que pudimos haber hecho diferente como el piñón de transmisión y la cadena”, dice Juan Pablo Tibaquirá. Atrás quedaron los momentos difíciles como entender la mecánica del carro, aprender a usar materiales nuevos como la fibra de vidrio, resolver la falta de dinero con apoyo de varios estudiantes de la Universidad que hicieron donaciones para envíar a Marco a Estados Unidos y con el apoyo de patrocinadores como Al
quería, Marquicardan, Dago García producciones, Bowman e Indipack. “Hicimos lo que mejor pudimos y logramos el mejor resultado posible para el tiempo y los recursos que tuvimos. Presentamos un vehículo hecho completamente a mano. Logramos participar, que el carro avanzara en parte de la pista y nos sentimos muy orgullosos de nosotros mismos”, comenta Juan Pablo. “Para ser la primera vez que la Javeriana compite en un reto de la NASA, fuimos los mejores novatos”, concluye el profesor Viteri.
Ellos son los javerianos que llegaron a la NASA
• Daniel Saavedra, 21 años. 5° semestre. Sistema de sillas y herramientas.
• Santiago Sáenz, 20 años. 6° semestre. Sistema de sillas, cinturones, y desarrollo de las herramientas de almacenamiento.
• Daniel Vargas, 20 años. 7° semestre. Sistema de transmisión.
• Juan Pablo Tibaquirá, 19 años. 7° semestre. Sistema de transmisión.
• Tatiana Mayorga, 21 años. 7° semestre. Sistema de transmisión y piloto.
• Erika Pulido, 20 años. 7° semestre. Sistema de dirección y suspensión.
• Nicolás Agudelo, 21 años. 5° semestre. Sistema de suspensión.
• Nicolás Mondelí, 21 años, 5° semestre. Sistema estructuras y piloto.
• Jorge Calderón, 21 años. 5° semestre. Producción del vehículo, sistema de estructura y soldadura.
• Sebastián Zapata, 22 años. 7° semestre. Sistema estructural y de rodamientos.
• Juan David Ahumada, 20 años. 6° semestre. Sistema de ruedas, diseño cad y digital.
• Nicolás Mariño, 21 años. 6° semestre. Sistema de ruedas.
• Nicolle Faifer, 20 años. 5° semestre, Sistema de ruedas. • Giovanni Viteri, director del proyecto.