noviembre-diciembre 2017 | Edición N°: año 56, nro. 1333
Por: Hoy en La Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



La existencia de Dios, punto de encuentro entre un ateo y un clérigo.

Con una gran expectativa de ver cara a cara a un reconocido sacerdote y a un radical ateo, argumentando sobre la existencia o no de Dios, más de mil 300 personas, entre javerianos y público externo, ocuparon en menos de 60 minutos las sillas y graderías del coliseo del Centro Javeriano de Formación Deportiva. La Pontificia Universidad Javeriana fiel a su propósito de centro de educación superior, abrió sus puertas al debate teológico y científico para plantear preguntas, promover el diálogo y permitir la discusión del tema en medio de la diversidad de las ideas y el pluralismo de los argumentos, con respeto y rigor, sin dogmatismos, ni fundamentalismos. Allí se encontraron el científico británico Richard Dawkins, representante del ateísmo y crítico de la existencia de un creador sobrenatural, y el P. Gerardo Remolina, S.J. teólogo, filósofo, uno de los pensadores jesuitas más reconocidos y rector de la Javeriana entre 1998 y 2007. El interés de las personas en este encuentro radicó en la necesidad de escuchar de primera mano las razones científicas y religiosas que les permitiera comprender a algunos y confirmar a otros sus propias creencias y posición frente a la religión, el agnosticismo y el ateísmo. La pregunta que dio título al debate, ¿Es Dios una ilusión? fue la primera en ser respondida y argumentada en ponencia por los dos invitados. Para el P. Remolina a lo largo de la historia han existido innumerables dioses, por eso es importante aclarar de qué Dios se está hablando y a qué se refiere el término ilusión, pues dios es un nombre común que tiene significados múltiples, e ilusión “puede ser un juego de la mente, pero también un anhelo, la esperanza de algo posible”. En su concepto personal, Dios es el ser que todo lo envuelve y lo penetra, fuente y origen de todo. Aquel ser inmanente que está presente en todo. “Mi ser y el ser de todos los demás no es una ilusión”. Dawkins respondió explicando que la única razón de creer en Dios es que la mayoría de las personas han sido educadas en una creencia cristiana. “Todos creen en el mismo Dios de sus padres”. Pero si se hace la pregunta científica de la existencia de Dios, de si Jesús convirtió el agua en vino o resucitó a Lázaro, “estoy seguro que los teólogos sofisticados no creen en esto, porque lo mencionan en un sentido simbólico y poético, pero sí lo explican a sí a su congregación sospecho que llamarían a su Dios una ilusión”. Teniendo clara esta concepción de cada uno, el debate se desarrolló en torno a diferentes preguntas sobre la existencia de Jesús, la veracidad de los milagros, el inicio del Universo, la Biblia, la existencia de Adán y Eva y la teoría de la evolución, entre otros temas, donde tanto Dawkins como Remolina expusieron sus argumentos al respecto. Algunos temas causaron polémica entre el P. Remolina y Dawkins, y desprendieron los aplausos del público en varias ocasiones. Uno de ellos fue el origen del Universo, donde Remolina sustentó que tuvo un principio, “y su origen y fuente de nacimiento está más allá de los 14 mil millones de años que tiene el Universo, ¿Cuál fue?, esa es la pregunta filosófica real, porque al igual que Adán y Eva son un mito, que no pretende explicar nada, sino asumir una actitud de vida frente a esos interrogantes, el Big Bang también es un mito científico, que aún no ha sido probado científicamente”. Al respecto Dawkins aseguró que el Big Bang está apoyado por mucha evidencia que demuestra que el Universo sí está en expansión y tiene detalles indiscutibles como el tiempo en el que ocurrió. Otro tema álgido fue el sentido del bautizo para limpiar a los niños del pecado original, que para el científico británico es “una idea despreciable pensar que los niños nacen con pecado y hay que salvarlos con el bautizo”. Para él es más un símbolo de presunción de que el niño va pertenecer a la religión de sus padres, y “es un acto de abuso infantil que matricula al niño en una creencia sin tener conciencia de ello. Hay que dejar que el niño decida si quiere o no pertenecer a una religión cuando tenga la suficiente edad”. Remolina explicó el pecado original como la tendencia egoísta de estar centrado en sí mismo y buscar la supervivencia sin un sentido social y moral. Por lo tanto, el bautizo es el compromiso de la familia y la comunidad para que el niño opte por el bien. “Este símbolo se da dentro de la tradición, la cultura y la religión que tienen los padres y su derecho de transmitirlo al igual que transmiten su lengua y conocimientos, y tiene que ser gradual para que se llegue a un momento de madurez intelectual y espiritual donde su fe se confirme o se niegue. La fe no se puede imponer a nadie. Es una opción personal, de cada uno”. Otra de las preguntas consultó al Padre sobre la tardía aceptación de la Iglesia frente a la comprobada teoría de la evolución, Remolina indicó que la Iglesia tiene una lenta prudencia de aceptación de las teorías científicas esperando que haya el mayor número de evidencias al respecto. Frente a la resurrección de Jesús y la ascensión de María, Dawkins afirmó que es otra invención de la Iglesia, decir que subieron al cielo, para no poder probar su existencia. Con respecto a la existencia del cielo y el infierno el padre Remolina explicó que no son un lugar geográfico, sino estados de la persona que comienza a vivir una vida diferente, “son estados de plenitud, satisfacción o de frustración”. Como cierre del primer día debate entre la ciencia y la religión, el cual tuvo continuación el 5 y 6 de diciembre en la Universidad de Medellín y en el Centro de Convenciones de Cartagena, para seguir indagando sobre la existencia de Dios, el padre Remolina preguntó a Dawkins: “Y si después de morir despertase frente a la presencia definitiva de Dios, ¿le diría que no nos dio suficientes pruebas de su existencia?”. Dawkins respondió: “sería una de las cosas que probablemente le diría. Pero también le preguntaría qué dios eres tú y, al igual que el actor británico Stephen Fry, le preguntaría: dónde estabas cuando pasaban las tragedias y sufrimientos del mundo. Si es así, no quiero conocerte”.