octubre 2009 | Edición N°: año 48 No. 1252
Por: Pedro Mejía Salazar | Pontificia Universidad Javeriana



Un estudio que lideran las enfermeras María Claudia Duque Páramo y María Belén Jaimes Sanabria busca describir la situación de salud de los niños que tienen a sus padres o a sus madres viviendo en el exterior. El estudio también incluye a esos progenitores que decidieron buscar un mejor futuro en otro país.

María Claudia Duque Páramo, enfermera y doctora en Antropología.

CUANDO MARIA Claudia Duque Páramo regresó de estados unidos, de adelantar su Doctorado en antropología, lo hizo con la idea de ampliar en Colombia la investigación sobre asuntos de migración. el tema la tocaba directamente, pues ella misma tuvo que migrar a los ochos años de Tocaima a Bogotá, y además conoció de cerca la situación de niños colombianos que tenían problemas de adaptación al entorno y a la alimentación de Norte américa, hasta el punto de sufrir graves problemas de obesidad.

Esta vez su mirada de investigadora se centró en esos niños que se quedan en su país de origen, pero viven situaciones de migración, por la ausencia de su papá o de su mamá, o de ambos, lo que se denomina migración parental. Como enfermera siempre tuvo claro que su objeto de estudio sería la salud de esos menores, teniendo en cuenta además que sobre el tema hay muy poca literatura.

Cuando la oficina para el Fomento de la Investigación de la universidad Javeriana hizo la convocatoria para financiar proyectos, María claudia Duque se unió con María Belén Jaimes Sanabria y le propuso hacer un estudio mixto, en el que la primera se encargaría del componente cualitativo y la segunda del cuantitativo. También invitaron a Daniel Gonzalo eslava albarracín, Director del Departamento de enfermería, y a William Mejía, Director del centro de Movilidad humana de la Red de universidad Publicas del eje cafetero alma Mater.

María Belén Jaimes Sanabria, enferma y magíster en Epidemiología y especialista en gerencia de servicios de salud.

De esta forma empezó en febrero de 2009 la puesta en marcha de la investigación que a mediados de 2010 ofrecerá un panorama muy descriptivo de la situación de salud de niños y niñas, con edades entre 6 y 17 años, que estudian en los municipios de apía y santuario (Risaralda) y en la localidad de Usaquén, en Bogotá, y que tienen a uno de sus padres o a los dos por fuera del país. además entregará luces sobre la situación de salud de esos padres emigrantes.

“Los dolores emocionales se expresan por lo general en dolores físicos”, afirma la investigadora Duque Páramo, quien agrega que adicionalmente los emigrantes por lo general no tienen seguridad social en los países a los que llegan, lo que presenta un panorama complejo que se debe conocer y describir para poder presentar planes de acción que solucionen estos problemas.

Se seleccionaron Apía y santuario por ser dos municipios de alta migración, en los que se han detectado estructuras familiares muy complicadas, con un padre fuera del país y el otro en algún municipio de Colombia o incluso desaparecido, lo que ha arrojado un panorama complejo para el estudio cualitativo, en el que se realizan entrevistas personalizadas y a profundidad con los niños, acudiendo también a didácticas como ponerlos a dibujar para que ellos expresen sus sentimientos.

Para el componente cuantitativo María Belén Jaimes cuenta con el apoyo de 10 estudiantes de enfermería, que están encargados de aplicar encuestas con los niños de Bogotá y con los padres y madres que están fuera del país. En Risaralda las encuestas se hicieron con el apoyo de estudiantes de la misma carrera que están haciendo su práctica en los dos municipios.

Una de las etapas de la investigación incluye la participación de los niños en jornadas didácticas en las cuales ellos dibujan sus pensamientos con respecto al tema de la migración de sus padres.

Como no existen datos estadísticos concretos de cuántos niños viven en la situación de migración parental, se hizo un censo salón por salón y se construyó un listado de 31 niños en Apía y de 91 en santuario, con los cuales se inició el estudio, sin incluir colegios del área rural.

En Bogotá se estudió el censo de 2005 para conocer en cuáles de las 20 localidades había mayor migración parental y se seleccionaron Engativá, Suba y Usaquén, que es donde mayor población de cónyuge o jefe de hogar está viviendo Usaquén. Los listados hasta ahora arrojan 77 niños.

Algo que dejan claro las dos investigadoras principales es que no se trata de un estudio que mide causa – efecto, es decir que no se quiere estigmatizar diciendo que la migración es la culpable de ciertas enfermedades, porque el diseño metodológico no se hizo con ese objetivo. “hay una tendencia a echarle la culpa a la migración de causar enfermedades. Nosotros sabemos que sí puede suceder, pero hay que tener mucho cuidado en no inventarnos causas y efectos que no estamos midiendo, porque es un estudio solamente descriptivo”, explicó Duque Páramo.

Algo que dejan claro las dos investigadoras principales es que no se trata de un estudio que mide causa – efecto, es decir que no se quiere estigmatizar diciendo que la migración es la culpable de ciertas enfermedades, porque el diseño metodológico no se hizo con ese objetivo.

La investigación no se queda sólo en encuestas y entrevistas, porque incluye también planes de atención para los niños en la medida en que se van encontrando situaciones vulnerables, con el apoyo de las autoridades locales, con quienes también se adelantan acciones de promoción y prevención. Por ejemplo, ya se han detectado y atendido casos de niños sin sisben o sin afiliación a una EPS, y se han remitido a atención hospitalaria a aquellos con síntomas comunes de algunas enfermedades, con depresión y con dificultades para dormir.

“Nos interesa que empecemos a hablar de este tema de otra manera. hay acciones de prevención que se pueden hacer”, concluyó la enfermera investigadora.