septiembre 2009 | Edición N°: año 48 No. 1251
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



Las fotografías lo dicen todo. se trata de 10 hombres con sus cuellos rodeados de cadenas, aseguradas con candados, de rostros demacrados, en los que han dejado su huella largos años de cautiverio que empezaron por el secuestro. son imágenes perturbadoras, por supuesto, que inmediatamente asociamos a las de los esclavos negros que en tantas regiones del mundo padecieron durante siglos el rigor de la barbarie de seres humanos como ellos, nacidos bajo el mismo sol, que sin embargo desconocieron completamente la dignidad del otro, sus derechos. Las llamadas pruebas de supervivencia que lo son también de crueldad, circularon ampliamente en los medios de comunicación el 8 de septiembre pasado, la víspera del día que anualmente Colombia dedica a la conmemoración de los Derechos Humanos. Una vez más el país se estremeció ante la realidad que otros sucesos logran ocultar por días y meses, pero que permanece latente en medio de la selva colombiana. al repudio general se unió, como en ocasiones anteriores, el clamor por la pronta liberación de estos compatriotas y todos los demás que han sido víctimas de ese delito atroz que es el secuestro.

Cuando en la Misión de la Universidad Javeriana señalamos entre los problemas colombianos que de manera especial nos proponemos ayudar a resolver el de “la instrumentalización del ser humano”, quisimos reiterar nuestro compromiso con la dignidad que tienen todas las personas, con el respeto que se le debe a cada una en particular, y el deber que tenemos de defender sus derechos. resulta abominable que a estas alturas del siglo XXI se encuentren casos como el que nos ocupa, en los cuales los seres humanos se convierten en mercancía, en botín, que sirve para negociar con el oponente. Es la misma situación que sufren los rehenes y escudos humanos en actos terroristas. Ninguna causa puede sustentar estos hechos atroces que deshonran el género humano porque precisamente lo humano está íntimamente unido a la cuidadosa consideración del otro, no sólo en términos de sus derechos inalienables, sino también en el de sus necesidades y angustias, de sus temores y amenazas, para tratar de ayudar a mejorar su situación en un ejercicio franco y ejemplar de solidaridad. De esta forma el discurso y el gesto dan paso a los hechos. Ese fue, precisamente el ejemplo de Pedro Claver, el jesuita javeriano que en el siglo XVII consagró todas sus energías al servicio de los hombres y mujeres más maltratados de su tiempo, llegados a nuestro territorio en un desplazamiento forzado e inhumano, convertidos en mercancía contabilizada en las arcas de los poderosos de esas épocas. sí, a ellos se opuso radicalmente aquel santo cuya fiesta celebramos el 9 de septiembre, día escogido por el gobierno colombiano para destacar la importancia de los Derechos Humanos y honrar al “esclavo de los esclavos”. En este contexto, resulta significativo el acto de entrega de la Cruz san Pedro Claver que tuvo lugar ese día, a un puñado de estudiantes de nuestra Universidad que han dedicado parte de su tiempo, de sus talentos y recursos, a obras de acción social. Estos muchachos, como muchos otros, son un ejemplo de lo que puede hacerse a partir de un serio compromiso en favor de los marginados, que no se queda simplemente en pronunciamientos y retórica. Los hechos lo dicen todo y se ajustan con exactitud a la premisa señalada por el Padre Pedro Arrupe, S.J. a los exalumnos de la Compañía de Jesús en 1973: “toda persona que hace crecer los “saberes” de este mundo, o los haberes”…, para ponerlos al servicio de la humanidad, realiza una tarea de humanización propia y de humanización del mundo”. La Universidad no puede dejar de insistir en este sentido. Y si bien debe mantener el horizonte abierto al mundo y en particular, a la realidad colombiana, no puede perder la perspectiva de su propio entorno. La tarea de humanización tiene que empezar por casa, en todas las oficinas, aulas y talleres, en todos los espacios de este campus universitario. El respeto a la dignidad de cada ser humano, la consideración eficaz de todos sus derechos debe estar asegurada en el territorio javeriano. Este es el modo de proceder señalado para Profesores y Empleados administrativos, Estudiantes y Egresados. si así lo hacemos, nadie podrá alegar que ha sido tratado por fuera de los principios que proclamamos y defendemos. si así lo hacemos, tendremos mayor autoridad para criticar los atropellos cometidos contra nuestros conciudadanos y defender el derecho que todos tenemos, en primer lugar para vivir, en una sociedad que asegure la libertad y la paz, con instituciones respetadas y respetables al servicio de todos los ciudadanos, en especial de los más desfavorecidos.