
La Universidad y el Futuro
Este número de «Hoy en la Javeriana» nos ofrece la ocasión propicia para pensar una vez más en el enlace apropiado de estos dos términos y en la manera de hacer efectiva su relación en la vida real de nuestra Universidad.
Por su propia naturaleza y desde el contenido espontáneo del concepto, la Universidad, que recoge en sí la madurez de la tradición y de la creatividad del pasado, es y deberá siempre ser la matriz del futuro. A ella debería corresponder la aceptación vigilante de toda nueva inquietud, de toda pregunta inesperada, de toda insatisfacción apenas avisorada para buscar en el acervo del pasado una nueva luz, una concepción divergente de nuestra propia realidad que pueda dar origen a un nuevo proceso humano, a una nueva relación socioeco-nómica, a una nueva posibilidad para el País. El continuo fluir de nuevas generaciones y el libre debatir de las inquietudes e ideales de la juventud deberían por eso capacitar a la Universidad para afrontar con sencillez y valentía los nuevos retos de esa otra realidad que debemos gestar. El «para qué» del quehacer universitario, íntima-mente anclado en lo ya vivido, le incita continuamente hacia el «todavía no» de lo que está delante, de lo que ha de venir, si no queremos permitir que otros nos impongan la vida.
“La Universidad, que recoge en si la madurez de la tradición y de la creatividad del pasado, es y deberá siempre ser la matriz del futuro.”
Es aquí donde la investigación encuentra su puesto que la arraiga en el centro mismo de la Universidad. Investigación en toda la amplitud del espectro del saber, desde el desentrañamiento de las ciencias sociales para crear nuevos sentidos del por qué de la vida, hasta la rigurosa experimentación en ciencias básicas para descubrir nuevas formas de relacionarse con el mundo, y de actuar sobre él, sin dejar de lado la investigación sobre nuevas tecnologías y saberes. Es a la luz de esa permanente voluntad de correr las fronteras del saber, desde donde la Universidad debería justificar su pretensión de formar para d saber para el ejercicio profesional.
“a la luz de esa permanente voluntad de correr las fronteras del saber, desde donde la Universidad debería justificar su pretensión de formar para el saber y para el ejercicio profesional.”
El aproximarse del nuevo siglo, no como nueva sucesión de calendarios, sino como intuición de un nuevo período de la historia, debe permitirnos afrontar con simplicidad pero con absoluta sinceridad la gran pregunta: ¿Cómo queremos que sea la Universidad Javeriana en el futuro? ¿Qué papel debe jugar ella en la creación de la tan anhelada nueva Colombia? ¿Cómo quiere intervenir en esa sociedad abierta, moderna, pluralista de que tanto hablamos sin saber siempre qué queremos decir con ello? ¿Cuál es su misión como Universidad y como católica y como colombiana en ese futuro? ¿Qué significará concretamente en los próximos años nuestra vocación a lo internacional? ¿Cómo se conjugarán en el futuro en nuestra Universidad los tres verbos que describen su ser, investigar, enseñar y servir?
La nueva formulación de su misión y de su proyecto educativo, que marcó históricamente el año de 1992, es apenas un comienzo de esa conciencia del ,futuro que debe impregnar nuestra vida en los próximos años. Ahora nos queda la planeación sistemática de cada unidad, de cada acción universitaria hacia los fines que buscamos. De esta manera las actividades de 1993 deben dar curso al reto de un nuevo año más orientado a modelar ese futuro que nos empeñamos en crear..
“El aproximarse del nuevo siglo, no como nueva suce-sión de calendarios, sino como intuición de un nuevo período de la historia, debe permitirnos afrontar la gran pregunta: ¿Cómo queremos que sea la Universidad Jave-riana en el futuro?”