Ofelia Ocampo, la primera Doctora en Filosofía y Letras
Regresó a la Universidad Javeriana, 65 años después de su grado, la primera mujer en obtener el título de Doctora en Filosofía y Letras, doña Ofelia Ocampo, quien tuvo el gesto de donarle a la Facultad de Filosofía el diploma que recibió el 19 de julio de 1945. Su visita fue aprovechada por el Decano de la Facultad, Alfonso Flórez Flórez, quien la hizo una entrevista en la que Doña ofelia hizo gala de una prodigiosa memoria.
¿Qué nombres recuerda de sus compañeras en la época? Beatriz Bejarano, Juliana Perilla, Sofía Arbeláez… Maruja Méndez, una muchacha del magdalena también estaba en el curso de Filosofía; Pepita Solano, de Neiva, que quería ser cantante; una niña Danis, de Cartagena… bueno ahí ya le conté un montón, no (risas).
¿Cuántas eran en el salón? Yo creo que por ahí unas 20.
¿Cómo se enteró que la Universidad Javeriana iba a abrir una facultad femenina? Facilito, porque yo fui primer año en mi colegio, que era la Presentación de Manizales. El primer año que recibían bachillerato, fuimos cinco, y mi papá era un hombre, un abogado muy destacado en Manizales, Manuel Ocampo, un político liberal, a él le contaron las monjas que estaban abriendo esta universidad e inmediatamente, sin preguntarme, preparó todo, y me dijo “bueno mijita, arregle sus cositas que nos vamos para Bogotá”. Yo odiaba el nombre, solamente el nombre de Bogotá, era aterrador no sé por qué, pero a mi papá había que hacerle caso. ahí me entregó a la hermana ana Gertrudis Restrepo, que era hermana del Padre Félix, y ahí empezaron los estudios. mi papá me dijo que él quería que yo estudiara Derecho y yo le dije, pues lo siento mucho señor abogado, pero no quiero estudiar Derecho, entonces estudié Filosofía y Letras, pero había varias compañeras muy queridas también en Derecho.
¿En qué estado de ánimo se quedó usted? estaba chiquita, porque tenía 17 años, qué pecao. Un año duré interna y al año vino mi mamá y compró su apartamento en Bogotá y ya yo seguí como externa caminando cuatro cuadritas hasta la universidad. Yo me iba bien temprano por la mañana y me quedaba en la acera a mitad del camino, porque había un pianista, y yo me sentaba ahí a oírlo, porque realmente lo que yo quería estudiar era piano. Una señora Vásquez carrizosa dirigía el conservatorio Nacional, y aunque mi papá era muy amigo de los hermanos de esa señora, no quiso dejarme en el conservatorio, me dijo que yo tenía que estudiar algo de más sustancia.
¿Tenían una biblioteca o cómo hacían con los libros? a dos cuadras estaba la librería de los Naranjo Villegas, y los comprábamos, recuerdo cuando nos ordenaron comprar un libro del Padre Félix, llamado “la llave del griego”, cristo Jesús, valía cinco pesos, ay Dios mío, yo finalmente lo compré y al año siguiente ya no lo necesité, pero lo necesitaban los que venía detrás y lo vendí (risas). Eso no se puede contar. cinco pesos era mucha plata, porque cuando el año siguiente nos fuimos a pasar a vivir a una casa en la calle 65 había que venir a la décima en bus o en tranvía, y el bus valía 5 centavos, entonces haga cuenta. Los Naranjo Villegas tenían todo y al frente de la Universidad había un negocio del padre de Gaitán, el vendía ahí libros viejos, que era maravilloso para las necesidades de nosotros porque era más barato.
¿Qué compañeras suyas terminaron con usted? Yo creo que muchas de mis compañeras no se graduaron, tengo esa impresión, pero desgraciadamente no puedo entrevistarlas, yo era la más joven y ahora en diciembre voy a cumplir 87 años, yo pienso que están ya en el otro mundo.
¿Cómo fueron los grados, este diploma cómo le fue entregado, cómo lo recibía? consistió en que yo sí seguí todos los pasos. Yo trabajé muy duro, porque mi papá era íntimo amigo de un señor Gonzalo Restrepo Jaramillo, que era en ese momento ministro de educación, y hacía poco se había inaugurado el consejo Británico y había becas abiertas, y entonces mi papá aspiró a que yo me fuera a Inglaterra a seguir estudiando, pero resulta que yo ya tenía novio y me dijo si usted se va esto se acaba, y yo no me fui y me casé dos días después del grado.
¿Cómo fue la ceremonia? Desde que estaba chiquita sufría de una gripa recurrente, me daba cuando tenía miedo, cuando estaba cansada, cuando rechazaba hacer alguna cosa, y yo lo tenía en ese momento, para la defensa de la tesis, no sé cómo la hice, pero la hice y me dieron el grado en el mismo salón, no fue un acto público, fue un acto bastante privado. mi papá seguramente captó todo, pero mi mamá estaba preparando matrimonio. Yo fui la única graduada, nadie más de mis compañeras se preparó en ese momento para graduarse. Doña Ofelia después trabajó en el área bancaria y en proyectos sociales. en su visita a la Universidad, le dijo al decano Flórez: “Yo quería donarle a la Facultad el diploma, porque después de mi no hay quien realmente lo aprecie. No hay ninguno interés en la Filosofía ni en las letras, es que ahora ni siquiera leen. Por eso yo quiero donarlo si me lo reciben, si me lo aceptan”
*Entrevista realizada por el Decano de la Facultad de Filosofía, Alfonso Flórez.