Para vivir en sociedad con algo de tranquilidad y poder desarrollar las actividades que dan sentido a nuestra existencia y nos permiten crecer como personas, es necesario aceptar un conjunto de condiciones que están ya definidas, como son, por ejemplo, las fijadas por las leyes. En este sentido, no podemos escoger individualmente, de acuerdo con nuestros propios gustos e intereses, las normas que determinan el ordenamiento social. Por supuesto, esas condiciones se pueden cambiar, y para eso la democracia nos ofrece unos espacios precisos de participación que siempre estarán mediados por el parecer de las mayorías, expresado en las urnas y en las decisiones que toman quienes nos representan en las corporaciones públicas, que son el lugar por excelencia[…]