julio 2021 | Edición N°: 1369
Por: Angélica María García Peña | Auxiliar de la Dirección de Comunicaciones

A través de las prácticas sociales universitarias los estudiantes se acercan a diferentes contextos y realidades sociales donde descubren nuevas formas de construir paz en el país.


Cuando Ana Lucía Ñustes, estudiante de doble programa entre psicología y comunicación, debió tomar la decisión en su vida académica de elegir en qué quería realizar su práctica profesional tenía claro que el tema social era su opción.

A través de la Facultad de Comunicación y Lenguaje encontró un proyecto en el Pacífico con la organización Fe y Alegría. Se trata de “ParticipAcción Pacífico”, que apuesta por afianzar el compromiso ciudadano de las comunidades de la región en la transformación de las situaciones locales y globales que vulneran los derechos humanos y profundizan las desigualdades de género.

Actividad en la II Convivencia de Círculos de Mujeres del Pacífico: Tejiendo círculos de sororidad.

Allí, Ana Lucía se enfocó en el trabajo con el “circulo de mujeres”, un grupo que nació dos años atrás con la participación de alrededor de 70 mujeres de Chocó, Buenaventura y Cali, con la intención de apoyar la formación y las capacitaciones de reconocimiento personal y empoderamiento para que las mujeres de este círculo tengan diferentes herramientas en el acompañamiento a otras en diferentes territorios. Es lo que ellas llaman “tejer en conjunto”. Los círculos se convierten entonces en la estrategia en la que se empieza a tejer sororidad y a crear un espacio seguro para cada una de ellas.

“Empecé a comprender que Fe y Alegría no es un conjunto de instituciones, sino un movimiento social y eso implica que no solo hablamos de educación, sino también de formación para la participación, y es justamente en ese sentido donde se enmarca el proyecto de participación pacífica”, explica Ana Lucía.

Los círculos se convierten entonces en la estrategia en la que se empieza a tejer sororidad y a crear un espacio seguro para cada una de ellas.

Las mujeres del Pacífico como parte de los círculos del proyecto ParticipAcción apuestan por construir las paces desde la transformación de conflictos. Se apuesta por caminos de formación que permitan visibilizar otras formas de relacionarnos con el conflicto para dejar de reproducir la violencia en nuestras comunidades, sociedades y por supuesto a nivel país.

Aunque Ana Lucía desarrolló la mayor parte de su práctica desde la distancia, a través de los encuentros pudo generar un vínculo con las participantes, conocer sus historias de vida y realizó una experiencia basada en la identidad, en dónde a través de actividades con fotografías, audios y escritos las mujeres del círculo pudieron contar quiénes eran y sus historias de vida. Luego, en una convivencia de tres días, se realizó un museo con las fotografías de cada participante. Allí, Ana narró las historias de mujeres, relatos con situaciones de violencia familiar, maltrato de pareja y de violencia estatal e institucional.

Museo «Mujeres tejiendo historias» expuesto la II Convivencia de Círculos de Mujeres del Pacífico.

“En Fe y Alegría partimos de la existencia de las paces como un reconocimiento a esas diferentes formas de construir paz y de movilizarla. Esto implica reconocernos, reconocer al otro, reconocer límites y posibilidades y reconocer nuestra propia capacidad (la de las mujeres) por transformar la realidad y movilizar acciones diferenciales, en el contexto de un país relacionalmente violento”, comenta Ana.