
Tiempo de Pascua para renovar nuestra fe
La Vicerrectoría del Medio Universitario y el Centro Pastoral San Francisco Javier organizaron la Semana Santa virtual javeriana, con las eucaristías y reflexiones que permitieron a la comunidad javeriana conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret
“Y por el camino les dijo: Miren, subimos a Jerusalén.” (Mt 20, 17 – 18).
Hace unos días estuvimos reunidos en torno al gran acontecimiento de la vida cristiana: el misterio pascual de Jesús. Comúnmente llamamos a estos días Semana Santa, para los cuales nos preparamos durante 40 días, que iniciaron con la celebración del Miércoles de Ceniza. El papa Francisco nos invitaba a pensar en la Cuaresma como un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (Cf. Jn. 14, 23), llamando a este tiempo que culmina con el Jueves Santo, como el espacio privilegiado para renovar nuestra fe. De esta forma, fuimos llamados a vivir esta Semana Santa preparando el corazón, en donde está Jesús, para pedirle que nos enseñe a participar junto a Él de este momento cumbre de su historia.
Para esta semana la liturgia de las primeras comunidades cristianas hasta hoy, han recogido un material bellamente elaborado y densamente creado, con el fin teológico de mostrarnos el verdadero sentido de la muerte de Jesús; textos bíblicos que conocemos como los relatos de la pasión que contienen los últimos momentos de la vida de Jesús hasta su muerte en la cruz.
El Hijo de Dios no ha venido a destruir el sufrimiento, sino a sufrir con nosotros.
Este estilo de muerte, sucedida en Jesús, supone muchas contradicciones para el mundo del siglo I y no deja pocas para nosotros hoy, pues los interrogantes ante la muerte nunca serán suficientes y no será fácil entender la muerte, el dolor o el sufrimiento que finalmente hacen parte de la vida. Cada vez que el dolor nos visita deseamos buscar caminos, rehacer las horas, detener el tiempo…pero el sufrimiento permanecerá ahí.
Jesus murió por alguien, más que por algo. Lo que da sentido a su muerte, como lo que había dado sentido a su vida, es una relación con unas personas, la relación de servicio con Dios y de solidaridad con los hombres. Es una congruencia de líneas, a la vez vertical (con Dios) y horizontal (con los hombres), como se pudiera entender de mejor manera la muerte de Jesús.
Pero, ¿en que ilumina esa muerte nuestra forma de verla y hablar de ella? Los relatos de la pasión contienen, de modo especial, significados y caminos de sentido para lograr una mejor respuesta desde nuestra humanidad, a la fragilidad en la cual la vida está inmersa. Jesús también pasa por el sufrimiento y por la muerte y a esa situación Él le dio un sentido. Esto dirige nuestra mirada hacia algo muy importante, que desde el comienzo de este tiempo lo debemos dejar claro: “el Hijo de Dios no ha venido a destruir el sufrimiento, sino a sufrir con nosotros. No ha venido a destruir la cruz, sino a tenderse en ella”.
Así que este camino pascual que comenzamos, nos permitirá a todos descubrir el sentido de nuestra existencia. Nos llevará a tomar una posición frente a la vida, permitiéndonos dimensionar y trascender en cada acción, detalle, situación, pensamiento, sentimiento de la totalidad de nuestras vidas. Esperamos, entonces que esta pascua nos haga más conscientes de la humanidad de la cual estamos hechos, y nos permita hacer de cada momento de la vida una pascua, un paso, hacia el encuentro definitivo con Dios.