Cátedra Unesco de Comunicación

Comunicación, información y lenguajes en tiempos de pandemia

Cátedra Unesco de Comunicaciones 2020

ISBN: 978-958-781-870-3    |    DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.9789587818703
Cómo citar este libro: Pereira, J. M. y Gutiérrez, G. E (eds.). (2023). Comunicación, información y lenguajes en tiempos de pandemia. Cátedra Unesco de Comunicación 2020. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.

Contando historias, haciendo amigos: la producción de documentales participativos como experiencia de comunicación-educación con niños y adolescentes en La Bendición de Dios y San Pedro y Libertad, Cartagena de Indias

Yusly Pérez Llerena1Magíster en Comunicación. Comunicadora social. Docente tiempo completo, Programa de Comunicación Social, Universidad de Cartagena. Contacto: yperezll@unicartagena.edu.co y Carlos Díaz Acevedo2Lingüista y literato. Docente de cátedra, Programa de Comunicación Social, Universidad de Cartagena. Contacto: puntos_de_encuentro@hotmail.com

Resumen de la experiencia

El colectivo Karmairí3Puede ver todo el registro de la experiencia en el siguiente en la página de Facebook “Karmairí Colectivo”: https://n9.cl/wq4zt y los documentales en el canal de YouTube: https://n9.cl/btz1p, conformado por estudiantes de comunicación social de la Universidad de Cartagena, se encuentra adelantando una experiencia de comunicación educación en dos territorios de la ciudad: La Bendición de Dios, que es una comunidad de “invasión” en la parte más alta del cerro de La Popa, y en el barrio San Pedro y Libertad, en la parte baja del cerro, al lado del caño Juan Angola. Los juegos, la amistad y las cámaras para producir documentales participativos han sido el pretexto para que niños, niñas y adolescentes aprendan y ejerzan su derecho a la comunicación, a la vez que como escenario articulador de otros derechos.

Palabras clave: comunicación, educación, infancia, documental participativo.

Relato o narrativa de la experiencia

Contando historias, haciendo amigos se ha venido gestando en dos territorios empobrecidos de Cartagena de Indias. Uno de ellos es La Bendición de Dios: un asentamiento informal ubicado en el punto más alto del cerro de La Popa; una colina de 148 m de altura sobre el nivel del mar. La comunidad fue fundada por familias víctimas del desplazamiento forzado y la desigualdad social. Viven en casas construidas con tablas y techos de zinc, y no cuentan con los servicios básicos. El otro, San Pedro y Libertad, es un barrio ubicado en la parte baja del cerro, al lado del caño Juan Angola. Este cuerpo de agua permite el flujo de nutrientes y oxígeno a lo largo del ecosistema acuífero de Cartagena; sin embargo, presenta un alto grado de contaminación, y los habitantes luchan por recuperarlo.

La experiencia es liderada por el colectivo Karmairí, el cual es conformado por estudiantes de ix semestre del Énfasis de Desarrollo del Programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena. Dicho colectivo posibilita la articulación de dos asignaturas: Administración de Proyectos, y Producción de Medios para el Desarrollo, así como la formación de profesionales que trabajen problemáticas con y para las comunidades más vulneradas de la ciudad. Adicionalmente, se tiene como aliada a la Asociación Santa Rita para la Educación y la Promoción (Funsarep), la cual lidera diversos procesos en dichos territorios desde 1987.

Este proyecto se enmarca en el enfoque de comunicación, educación y cambio social, y promueve el ejercicio del derecho a la comunicación desde lo audiovisual, con niños, niñas y adolescentes de los territorios mencionados. El derecho a la comunicación, en palabras de Martín-Barbero, implica la participación, el acceso y la producción de información, conocimientos y saberes de todos los ciudadanos, a partir de su experiencia social (2004). Lo anterior se materializa a través del proceso de creación de documentales sociales participativos, que comprenden “[…] en su expresión más directa, un sencillo gesto: el de compartir la cámara con los demás para que se haga posible la imagen como expresión colectiva” (Grupo Interdisciplinario de Comunicación, Política y Cambio Social, 2014).

En La Bendición de Dios, el proceso comenzó en el segundo semestre de 2016 cuando los estudiantes salieron del aula a reconocer la ciudad desde el cerro de La Popa. Finalmente, la experiencia de documental social se concretó en el segundo semestre de 2017 y finalizó en el segundo semestre de 2018. Contó con la participación de 20 niños, niñas y adolescentes ubicados de casa en casa, y que voluntariamente se interesaron en el proyecto.

En total, se hicieron aproximadamente 20 talleres sobre producción audiovisual y, de manera transversal, se trabajó el derecho a la comunicación. La calle, frente a las casas, era el lugar de trabajo y, por tanto, había que cambiar de sitio para escapar del inclemente sol. Adicionalmente, algunos vecinos prestaban silleterías, o bien, los participantes se sentaban en retablos construidos entre los pocos árboles de la zona.

Con los niños, niñas y adolescentes de esta comunidad se produjeron tres documentales participativos en tres fases; cada una de ellas, correspondiente a un semestre académico. Durante la primera fase, el tema escogido colectivamente giró en torno a los miedos. Se adelantaron tres días de grabación, en los que también participaron sus padres, madres y líderes de la comunidad. En la segunda fase, el audiovisual producido centró la atención en el derecho a la recreación y visibilizó la ausencia de escenarios físicos y de una oferta cultural que les permita gozar plenamente de tal derecho. Una llanta de bicicleta, un balón deteriorado o una caja de cartón son convertidos en el mejor de los juegos; sin embargo, también les preocupan los “no tan juegos” en los que imitan el escenario de violencia en medio del cual viven: jugar al machetazo o a las puñaladas, por ejemplo.

Finalmente, en la tercera fase, el audiovisual fue sobre el derecho al agua, desde la documentación de todo lo que deben hacer para conseguir el preciado líquido, pues no cuentan con servicios públicos. Adicionalmente, niños, niñas y adolescentes se organizaron en un colectivo audiovisual, que llamaron Ángeles de la Bendición; crearon su logo, definieron sus roles y tienen el apoyo de Funsarep, que hace seguimiento del proceso y les facilita espacios y equipos de trabajo; también se cuenta con el acompañamiento del Centro Cultural Afro Caribe, que los apoya en procesos formativos.

Tabla 1. Listado y descripción de documentales

Comunidad

Periodo

Documental

Descripción

La Bendición de Dios

2017-2

Fantasmas y miedos, más allá de La Bendición de Dios.

Recoge historias de terror y los miedos de los niños y niñas sobre su comunidad.

2018-1

Un héroe, un poder: la comunicación.

Reflexiona sobre el derecho a la recreación, y pone en evidencia la ausencia de espacios para jugar. También promueve la importancia de la amistad y el diálogo.

2018-2

Bendita agua

Niños y niñas hicieron visible la problemática del manejo del agua en su comunidad.

San Pedro y Libertad

2019-1

Zapato en mano

A través de la historia de un joven de 15 años y sus amigos, no solo se narra su cotidianidad, sino que se recogen la historia del barrio y sus problemáticas ambientales. El nombre de la pieza audiovisual responde a los orígenes de esta comunidad, que, por su cercanía al caño, padecía inundaciones constantes, las cuales llevaban a que sus habitantes anduvieran con los zapatos en la mano.

2019-2

Libre para todos

El juego de El Escondido es la excusa para que niños, niñas y adolescentes hagan un recorrido por su barrio y soliciten ser vistos sin estereotipos ni estigmas. “Libre de violencia, libre de prejuicios, libre de tristezas y olvidos, libre para todos” es la emotiva frase de cierre la pieza audiovisual.

Fuente: elaboración propia.

En San Pedro y Libertad, el acercamiento a este territorio se dio por petición de Funsarep y otros líderes de la zona. El proceso se adelantó durante los dos semestres académicos de 2019, y se contó con la participación voluntaria de 25 niños, niñas y adolescentes; muchos, también vinculados a procesos adelantados por la Fundación San Pedro y Libertad Emprendedor, aliado que se sumó a esta experiencia. En el marco de la pandemia por covid-19, el trabajo de campo se paralizó; tampoco ha podido adelantarse de forma virtual, por las debilidades de acceso a internet de los participantes.

En total se realizaron, aproximadamente, diez talleres formativos en dos fases de trabajo; una, por periodo académico. En cuanto a los escenarios, se alternaban encuentros en espacios abiertos que han venido siendo recuperados por la comunidad a la orilla del caño Juan Angola, así como otros que se realizaban en las instalaciones de Funsarep. El documental producido durante la primera fase se tituló Zapato en mano, y nació del interés en recuperar la historia del barrio. Para la segunda fase, Libre para todos fue el título de la pieza audiovisual, y es el resultado de la preocupación permanente de los niños, niñas y adolescentes por mostrarse de manera distinta; por romper los estereotipos y las estigmatizaciones que pesan sobre el barrio, como un lugar peligroso, de pandilleros y microtráfico.

En general, la metodología implementada en ambos territorios se caracteriza, tal como se ha venido señalando, por la formación a través de la figura de talleres, en articulación con la construcción de documentales participativos. Los escenarios formativos con niños, niñas y adolescentes están transversalizados por la animación sociocultural, donde el juego es el eje central. Los talleres parten de nombres creativos como “Mi amiga, la cámara” “Y, ¿qué quieren contar?”. El uso de dinámicas y manualidades es vital para mantener la atención, a pesar de las dificultades en los espacios de trabajo. Precisamente, esto es lo que más han resaltado los participantes: “Es divertido; me siento bien y me han enseñado muchas cosas”; “Yo los miércoles me alisto temprano y me echo colonia para ir a jugar; los espero sentado con mi escarapela”. Por su parte, una niña expresó: “Yo me pongo contenta. Hago los oficios temprano, lavo platos y arreglo mi cama, y así me desocupo rápido”.

La participación en los talleres se “negocia” con las actividades domésticas que les asignan sus padres, madres y/o sus cuidadores. El transporte de agua en timbas y burro es una de las más comunes, para el caso de los niños en La Bendición de Dios, y los quehaceres del hogar lo son para las niñas de ambas comunidades. En este sentido, es vital ganar la confianza de sus familias, para que sus hijos e hijas participen en el proceso.

Durante los encuentros se vuelven amigos de la cámara; aprenden sobre planos y ejes, construcción de historias y realización. Para la etapa de producción, los y las participantes aprenden sobre roles y se organizan por equipos de trabajo, de acuerdo con sus intereses y sus habilidades ganadas. Así, de la mano con los estudiantes del colectivo, asumen el manejo de cámaras, la utilería, el maquillaje, la actuación, la iluminación y el sonido.

Todo el proceso es monitoreado, sistematizado y discutido en las aulas de clase de la universidad, como parte del proceso de formación de los integrantes del colectivo Karmairí. Antes y después de cada fase se han adelantado ejercicios de diagnóstico o evaluación creativa con los y las participantes, para indagar sobre los conocimientos adquiridos y sus apreciaciones sobre el proceso, de manera tal que puedan hacerse los ajustes del caso.

Al cierre de cada fase, se hace una gran actividad de socialización en las comunidades. Se extiende la invitación a familias y vecinos para la presentación oficial del documental y del detrás de cámaras, así como para hacer entrega de certificados de participación. Para los niños y las niñas, es una fiesta; para sus padres, madres y sus cuidadores, un orgullo, al ver el resultado de todo el proceso. Además, se convierte en la oportunidad para manifestar cómo sus hijos han cambiado de manera positiva su comportamiento.

Toda esta experiencia se ha dado a conocer a través de las redes sociales del colectivo Karmairí. También se ha dado a conocer el proyecto por los canales institucionales del Programa de Comunicación, de la Universidad de Cartagena, así como los de las fundaciones aliadas. Se ha tenido, también, el interés de medios masivos locales, que han sacado algunas notas de prensa. Varios de los niños, niñas y adolescentes participantes fueron entrevistados en el canal y la emisora de la universidad; así mismo, asistieron al proceso de edición de los documentales en el Laboratorio de Medios del programa.

En cuanto al sostenimiento de las actividades, el colectivo Karmairí gestiona permanentemente recursos y alianzas, como las ya mencionadas. En 2017-2 se empezó a implementar la figura de la Donatón en los pasillos de la Universidad de Cartagena sede San Agustín. La gente se acercaba, conocía el proyecto y podía donar dinero, juguetes o refrigerios. En 2018 se realizó un evento más grande en la plaza central de la universidad, y que contó con la participación de artistas locales y el apoyo de UdeC Radio y Tropicana Estéreo. También se consiguieron recursos de Unidad Cardiológica del Caribe, Almacenes Éxito y McDonald’s sede Caribe Plaza, pero, sobre todo, fueron ciudadanos —incluso, familiares y amigos de los estudiantes— quienes más aportaron a esta iniciativa.

Interpretación-reflexión desde la experiencia

La experiencia aquí narrada, en el ámbito de la formación de comunicadores sociales, da cuenta de la necesidad de entender el potencial educativo y comunicativo del territorio. Así mismo, de la importancia del trabajo articulado de asignaturas que permitan movilizar docencia, investigación y extensión social para pensar las realidades de la ciudad desde la complejidad. Es una apuesta, entonces, por una educación, que, en términos de Freire, se entienda como praxis: “[…] encuentro amoroso de los hombres que, mediatizados por el mundo, lo ‘pronuncian’, esto es, lo transforman y, transformándolo, lo humanizan, para la humanización de todos” (1997, p. 46). Desde Gramsci, implica la formación de comunicadores que, en tanto intelectuales orgánicos, articulan saber y pasión con las necesidades del pueblo-nación (Gramsci, 2001, pp. 120-121).

Ahora bien, en el ámbito del trabajo adelantado con niños, niñas y adolescentes de La Bendición de Dios y San Pedro y Libertad, esta experiencia implica la movilización y el ejercicio del derecho a la comunicación como un derecho articulador. Si bien hay otros derechos que les son vulnerados, y que algunos verían como prioritarios, consideramos que “podemos informar sobre los derechos, y está muy bien, pero la comunicación de los derechos pasa por la acción, porque la comunicación es acción relacional y acción comunicativa, no simplemente transmisión de información” (Gumucio, 2012, p. 8).

Esta experiencia ve y reconoce a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos y agentes de cambio. Promueve escenarios en los que estos y estas puedan hablar, narrar(se) y visibilizar cómo viven y cómo sueñan. Y es que, siguiendo a Freire,

[…] sometidos al rigor sin límites de la autoridad arbitraria, los niños se encuentran con fuertes obstáculos para aprender a decidir, a elegir, a manifestar algún tipo de ruptura. ¿Cómo pueden aprender a decidir si se les prohíbe decir una palabra, indagar, comparar? (2015, p. 41)

En este sentido, la producción audiovisual en clave de derechos implica la toma de decisiones individuales y colectivas: escoger entre todos los temas que quieren narrar en el documental, cómo quieren hacerlo y cómo pueden organizarse en equipo para producirlo.

Adicionalmente, se comparten información y aprendizajes sobre planos, manejo de cámara y realización: “Yo me acuerdo del lente, cuerpo y sensor”; “Primerísimo primer plano, primer plano, plano medio, plano americano”; “Los roles que yo conozco son: director, actores y productor” son algunas de las expresiones que durante los talleres dieron cuenta de lo aprendido por niños y niñas. Este proyecto también es un escenario de conversación, porque en el proceso de “tocar una cámara” se encuentran y se reconocen; están aprendiendo a trabajar en equipo; a entenderse a través de las palabras; a no agredirse a punta de trompadas, y que juntos pueden divertirse sanamente, tal como lo dice Marielis: “Esto se trata de jugar con los compañeros, de apoyarnos entre nosotros”.

Lo anterior se presenta como un desafío permanente, debido al contexto violento en el que viven: los juegos imitan agresiones y los desacuerdos terminan en batallas; por eso, es vital un trabajo permanente entorno a los buenos tratos y el cambio de los patrones de comunicación. La construcción colectiva de unos mínimos o reglas por parte de los mismos niños y niñas ayudó mucho en este proceso; no fueron impuestas, sino acordadas por ellos y ellas: “No pelear; no mentar a la mamá; no tirarse piedras; no tirar basuras al caño; no tirarse al caño; portarse bien; llamar al otro por su nombre y divertirse”.

Uno de los mayores retos que tiene esta experiencia es el de la sostenibilidad. Por ello, la atención se centrará en que sigan organizándose como colectivos audiovisuales, que cuenten con el apoyo de más organizaciones de base y fundaciones de la ciudad. Adicionalmente, se realizan esfuerzos por que la Universidad de Cartagena institucionalice esa apuesta como un proyecto de extensión social, así como que desde los gobiernos locales se los vincule a sus planes y sus programas.

Esta experiencia seguirá tejiéndose a fin de contribuir al empoderamiento de las mismas comunidades; en este caso, al de niños y niñas, que, para sobrevivir al empobrecimiento, la estigmatización, la expulsión e, incluso, la satanización, se “encuentran amorosamente” a través de un gesto sencillo, pero muy poderoso: compartiendo cámaras, micrófonos, tarjetas de memoria y lo más preciado de todo: tiempo valioso; contando historias, haciendo amigos y amigas.

Referencias

Freire, P. (1997). ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. Siglo XXI.

Freire, P. (2015). Pedagogía de la indignación. Cartas pedagógicas en un mundo revuelto. Tierra Nueva y Siglo XXI Argentina Editores.

Gramsci, A. (2001). Cuadernos de la cárcel: el materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Universidad Autónoma Metropolitana.

Grupo Interdisciplinario de Comunicación, Política y Cambio Social. (2014). De qué hablamos cuando hablamos de video participativo. Compolíticas.

Gumucio, A. (2012). El derecho a la comunicación: articulador de los derechos humanos. Razón y Palabra.

Martín Barbero, J. (2004). Lectura de la encuesta: la percepción que tienen los colombianos sobre la ciencia y la tecnología. En J. Aguirre Guzmán (Ed.), Lectura de la encuesta: la percepción que tienen los colombianos sobre la ciencia y la tecnología (pp. 41-48). Colciencias.