Están rodeados de agua pero no tienen agua
Las Facultades de Teología e Ingeniería de la Universidad Javeriana, y, desde este año también, el Departamento de Ingeniería de la Universidad Católica, se convirtieron en un apoyo para mejorar las condiciones de vida de 586 desplazados que sobreviven sin agua potable en Villa Clarín, un caserío de la Costa Atlántica colombiana.
Un caño, un río, una ciénaga y el mar. están rodeados de agua, pero no tienen agua. la que hay no es potable, está contaminada, recibe las inmundicias de todo el país. “Pasan muertos, materia fecal, cosas podridas, de todo un poquito”, cuenta la líder juvenil Nohora Paola Carvajal, una de las 586 personas que habitan Villa Clarín, un poblado ocupado desde hace ocho años por desplazados de diferentes zonas de Colombia. Hasta allí, en el norte del país, exactamente en el corregimiento de Palermo, del municipio Sitio Nuevo (Magdalena), llegaron en agosto de 2007 algunos estudiantes de la Maestría en Hidrosistemas, que ofrece la Facultad de Ingeniería de la Javeriana, y sus profesores de la asignatura de Ética y Medio ambiente, pertenecientes a la Facultad de Teología.
Encontraron un caserío ubicado en un terreno por debajo del nivel del mar, que se inunda en temporada de lluvias, al lado del caño Clarín, que recoge las aguas contaminadas del río Magdalena, y detrás de la Ciénaga Grande de Santa Marta, que recoge agua salada del Mar Caribe, no apta para el consumo. El objetivo fue en su primera etapa diagnosticar la situación de saneamiento ambiental del lugar y proponer soluciones a la falta de agua potable, al mal manejo de las basuras y a las inundaciones, que afectan con enfermedades estomacales, dermatológicas y dolores de cabeza a estas personas que no conocen la intervención de estado.
La situación de Villa Clarín la conocía una de las estudiantes de la Maestría, que tras escuchar a sus profesores de Teología hablar de responsabilidad social, de valores cristianos y de la necesidad que tienen todas las disciplinas de generar impacto y beneficio para la sociedad, propuso participar en la convocatoria que hace cada año la Rectoría de la Javeriana para financiar trabajos de proyección social. “Participamos en mayo del 2007, nos ganamos la convocatoria y nos acercamos a la comunidad”, contó el profesor de la Facultad de Teología Ramón González Salazar, quien explicó que el trabajo se hizo integrando dos miradas, la de la Ingeniería y la de la Teología, con un componente técnico y otro sociológico.
“Nosotros abordamos el componente técnico, desde el saneamiento ambiental, hicimos un diagnóstico apoyados en los laboratorios de la Universidad, monitoreando tres puntos para revisar el estado del agua”, explicó la ingeniera civil y ahora magíster en Hidrosistemas, Paula Andrea Villegas González. luego el equipo de ingenieros estudió alternativas para el tratamiento de aguas y residuos, en este caso para comunidades en estado de emergencia. “Encontramos muchas opciones y las expusimos para que la misma comunidad eligiera la más adecuada, porque el objetivo es que ellos se conviertan en gestores y administradores de sus propios proyectos”, agregó la ingeniera Villegas. En cuanto al componente teológico el diácono Alirio Cáceres Aguirre hizo énfasis en la necesidad de construir comunidad, trabajando en talleres que reforzaran “los sentidos de vida, los imaginarios religiosos en relación con el agua y la comprensión de la acción de Dios en la naturaleza, una ecoteología participativa”.
La primera etapa se entregó en septiembre de 2008 y además del diagnóstico, se logró que la comunidad de Villa Clarín se organizara, pues ya tiene una junta de acción comunal, que aprendiera a solucionar sus conflictos de manera constructiva y que se hiciera visible ante otros actores estatales y privados, “aunque lamentablemente no hemos podido establecer un trabajo con la Oficina de acción Social y nos preocupa que los intereses macroeconómicos de la empresa privada provoquen un nuevo desplazamiento”, señaló Ramón González Salazar. Para la segunda etapa, los investigadores tocaron puertas y encontraron un aliado en el Departamento de Ingeniería de la Universidad Católica. Su director, Mauricio González Méndez, contó que a finales del año pasado conoció el proyecto y consiguió el apoyo financiero para continuar el desarrollo de la parte técnica que irá hasta el 15 de marzo de 2010. “Esto implica el diseño de acueductos y alcantarillados para una comunidad sin recursos”. “Se ha construido confianza y prácticamente ellos cuentan es con nosotros, hay un compromiso establecido que no se puede varar por recursos, debemos buscar la manera de gestionar porque la gente cree en nosotros”, contaron los teólogos. el objetivo macro es entregarle al país una metodología para el sistema de saneamiento básico que se pueda aplicar a las comunidades desplazadas que vivan en estado de emergencia, mientras el estado brinda las condiciones para su reubicación o retorno a sus territorios.
Esperan contar con el apoyo de otras disciplinas como el Derecho, para la parte de legalización de terrenos; Psicología, para la atención a los problemas psicológicos que genera el desplazamiento; y Medicina, para la atención de las múltiples enfermedades. En Villa Clarín, son 586 desplazados, en Colombia las cifras hablan de 4 millones de personas, que llegan a territorios desconocidos sin condiciones apropiadas para tener una vida digna, incluso “muriendo lentamente”, como dijo Alfredo Corrales, presidente de la Junta de acción Comunal de este población, que ahora siente que alguien por fin puso sus ojos en ellos.