La Teología y las Artes de expedición por Boyacá
Bandas sinfónicas, escuelas de cuerdas y escuelas de danzas, de Monguí, Betéitiva, Corrales, El Cocuy, Firavitoba, Iza, Mongua, Oicatá, Sogamoso, Tópaga, Tuta, y Tunja se dieron cita para escuchar, atender y aprender de los estudiantes javerianos.
Cuando se bajaron del bus que llevó a los estudiantes de música y profesores de la Facultad de Artes al municipio de Monguí, en Boyacá, se vieron sorprendidos por la música que salía de un lado de la plaza principal.
La sorpresa fue grande, porque siempre son ellos los que llegan tocando, pero esta vez los que estaban detrás de los instrumentos eran algunos de los jóvenes de la banda fiestera del municipio que participarían durante ese puente festivo de las capacitaciones que los javerianos les brindarían.
En esta ocasión 383 integrantes de bandas sinfónicas, escuelas de cuerdas y escuelas de danzas, de Monguí y 11 municipios cercanos se dieron cita para escuchar, atender y aprender de los estudiantes javerianos.
Pero estas expediciones iniciaron 7 años atrás en poblaciones de Caldas, sólo que ahora además de bandas, hay acompañamiento en danzas, cuerdas frotadas y pulsadas.
Aunque todos pensarían que este es un trabajo únicamente desde lo artístico, se equivocaron, porque la Universidad Javeriana lo diseñó desde la interdisciplinariedad. En esta ocasión la teología se unió al programa.
“El objetivo es poder tener una experiencia con los estudiantes de Teología y Artes desde la recepción teológica, lo que implica el servicio a los demás, entregar la ciencia al otro y poder llevarlo a personas e instituciones que necesitan de nuestro apoyo”, explica el padre Luis Guillermo Sarasa, S.J., profesor de la Facultad de Teología.
Por su parte el maestro Rafael Pérez reconoció que este componente teológico les ofrece factor humanístico a sus estudiantes. “Ellos van por voluntad propia porque estas salidas no dan créditos, nos acompañan por convicción y por las ganas de aportar su conocimiento a las comunidades”.
Caben todos
En esta ocasión la más pequeña participante tenía 4 años y el mayor 68. Las bandas de adultos se sentaron con las infantiles y juveniles en las aulas que el municipio prestó durante ese puente festivo.
33 integrantes de la Banda Sinfónica Javeriana y un estudiante de la Carrera de Artes Visuales, bajo la dirección del Padre Luis Guillermo Sarasa, S.J.; de la maestra Patricia Vanegas, actualmente Directora de la Banda Sinfónica Javeriana; del maestro Daniel Barrera Siabato; del maestro Rafael Pérez Martínez; el profesor Ricardo Acero, y la maestra de danzas Dalia Aragón, entre otros, acompañaron en este proyecto a los artistas boyacenses.
“Esos tres días son impresionantes para la comunidad. Muchos de los niños llegan con sus padres y en algunas ocasiones los alcaldes arriban con las comitivas para conocer de cerca el proyecto, pues las bandas musicales significan mucho para los municipios”, recalca el maestro Rafael Pérez.
En muchos departamentos como Caldas, la música se convierte en proyecto de vida de estos niños que inician en las bandas a muy corta edad.
“El municipio de Neira nos regaló dos violines que pudimos entregarles a los niños en esta expedición. Su alegría era inmensa porque la música les llena el alma”, explica Pérez.
Durante ese fin de semana los in- tegrantes de las bandas musicales de Monguí, Betéitiva, Corrales, El Cocuy, Firavitoba, Iza, Mongua, Oicatá, Sogamoso, Tópaga, Tuta, y Tunja son amigos y tejen lazos de amistad, a pesar de que en algún momento van a competir entre ellos. De ahí que lo más importante es el amor por lo que hacen, compartir el arte y la competencia pasa a un segun- do plano.
Nuevas experiencias
“Para nuestros estudiantes es vivir una experiencia fuera del campus, conocer la realidad de otros, interactuar con los niños. Más que formación académica es la interacción tanto para los muchachos como para los estudiantes de la Javeriana”, señala Ricardo Acero.
Por esa misma razón, Daniel Tovar, uno de los expedicionistas javerianos, manifestó a sus profesores que esta experiencia le cambió la vida, porque no había tenido la posibilidad de estar cerca a una realidad tan distinta a la del ámbito citadino. Acero lo resume algo así “como el Principito en la campana de cristal”.
Los estudiantes javerianos saben a qué se van a enfrentar y desde la teología reciben las herramientas para enfrentarlo. “El examen de conciencia les transforma la vida a los muchachos, saberse útiles para la sociedad y también capaces de entrar en diálogo con la sociedad. Llegar al ser humano de la manera más humana y más divina en el sentido teológico, conociendo su realidad, situación y entregando todo lo que ellos saben”, explica el padre Sarasa.
Como en las anteriores expediciones, la jornada terminó con una presentación en la plaza del pueblo. Esta vez la banda agrupo 280 niños. Los alumnos de cuerda frotada, pulsada y danza también hicieron su muestra, mien- tras los habitantes de Monguí con sus aplausos reconocían su esfuerzo.
Al final del encuentro, cuando recibieron el diploma de la Javeriana que acreditaba los nuevos conocimientos adquiridos y su entusiasta participación, se observaron algunas lágrimas en muchos de ellos. Con su total agradecimiento manifestaron sentirse reconocidos y tenidos en cuenta por una de las más prestigiosas universidades del país. Estas razones hacen que estudiantes y profesores busquen la forma de financiar y cuadrar tiempos para repetir la expedición a otro departamento del país.
“Muchos de los niños llegan con sus padres y en algunas ocasiones los alcaldes arriban con las comitivas para conocer de cerca el proyecto, pues las bandas musicales significan mucho para los municipios”.
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