
David Melo, un ingeniero que le tomó la medida al cine
*Foto: David Melo es el Director de Cinematografía Nacional, entidad adscrita al Ministerio de cultura, que se encarga de impulsar la producción cinematográfica en Colombia.
El Director de Cinematografía Nacional es egresado javeriano de Ingeniería Civil. En su cargo se destaca el avance que en los últimos años ha tenido el cine colombiano, no sólo en taquillas sino en presencia en festivales internacionales.
David Melo Torres es ingeniero civil de la Universidad Javeriana, sin embargo, hoy ostenta un cargo que pareciera no tener nada que ver con lo que estudió. Es desde el 2004 el Director de Cinematografía Nacional, una entidad estatal adscrita al Ministerio de Cultura, que se encarga de promover el cine colombiano y que se cumpla la Ley del cine aprobada en 2003.
Su llegada a esta posición se dio por su interés personal por el cine, pero también por sus conocimientos en economía, pues hizo una especialización en esta disciplina, lo que le ha servido para tomarle gusto a los temas sociales y para articular el cine en su doble condición de arte e industria cultural.
¿Qué herramientas de la ingeniería le han servido para su trabajo en la cinematografía?
La ingeniería es una formación que va más allá del diseño de un puente o de una carretera, siento que tengo una caja de herramientas que me sirvió en ese tránsito hacia la economía. También hay que tener presente que en el proceso cinematográfico hay que conocer desde el funcionamiento de una cámara o los procedimientos de revelado de una película y muchos otros procesos que requieren de un ordenamiento racional y ordenado que se combina un poco con lo que aprendí en ingeniería.
Es desde el 2004 el Director de Cinematografía Nacional, una entidad estatal adscrita al Ministerio de Cultura, que se encarga de promover el cine colombiano y que se cumpla la Ley del Cine aprobada en 2003
El cine nacional ha ascendido en los últimos años en el tema de taquillas, ¿a qué se debe este auge?
Lo primero que hay que decir es que el país traía un historial de desarrollo cinematográfico desde la Ley 9 de 1941, pero es en el 2003, con la aprobación en el Congreso de la Ley de cine, que se dan las herramientas financieras que se han hecho visibles para el público en el crecimiento del número de películas y en la participación de estas películas en festivales internacionales como los de Berlín, San Sebastián y Canes, con largometrajes como María llena eres de gracia, Sumas y restas, Perro come perro y este año con Los viajes del viento. Se conjugan una serie de elementos que generan una sensación de que algo ha cambiado en el cine colombiano, pero quienes estamos cerca del proceso sabemos que esto es un pedaleo que viene de tiempo atrás, que seguimos dando nosotros y que hay que seguir dando, para que esto sea sostenible en el tiempo y sobre todo con calidad.
A pesar de esa percepción de mejoramiento, todavía hay críticas sobre la calidad del cine colombiano en temas como el sonido o la iluminación. ¿Qué se está haciendo para mejorar la calidad técnica?
En términos técnicos hoy el cine tiene todas las herramientas para estar en festivales internacionales. Es decir, el más alto porcentaje de nuestras películas son impecables, en materia de sonido y de imagen. hay de todas maneras apuestas estéticas diferentes que utilizan otro tipo de estándares de imagen y de sonido, pero yo creo que hoy eso no es un problema del cine colombiano, hoy nuestra película tiene estándares de cine internacional.
Lo que sí es cierto es que aún es una cinematografía muy joven y en este periodo de crecimiento venimos tratando de madurar un proceso generando nuevos productores, tenemos un alto porcentaje de directores muy jóvenes, hemos buscado diversidad y eso hace que uno encuentre películas de muy diferentes características, hay películas taquilleras y películas que no los son, pero con mucho valor estético y artístico.
Otra percepción es que los temas son repetitivos: narcotráfico, drogas, sicarios y guerra.
Yo tengo una percepción totalmente diferente a la del común porque yo veo todas las películas, no sólo los largometrajes de ficción que van a las salas. El cine colombiano no es sólo Rosario Tijeras, Soñar no cuesta nada o Satanás, el cine colombiano son 150 cortometrajes cada año, alrededor de 80 documentales. Lo que yo veo es una diversidad de temas, tristemente anónimos. Ahí también hay una paradoja, y es que el público se queja mucho de los temas, pero la ola de la taquilla tiende más a ir a esas películas. De todas maneras, son los temas que tocan la realidad, es como si los judíos no hubieran hablado del holocausto, o como si los italianos no hubieran hablado de la mafia, o como si los españoles no hubieran hablado de la guerra civil. Ahora tendremos que trabajar un poco más en promocionar esas otras cintas, estamos buscando que lleguen a las escuelas del país, a las bibliotecas públicas, a la televisión pública y regional.
¿Se atrevería a poner en un escalafón al cine colombiano, en comparación con otros países?
No tengo una valoración tan precisa, no he hecho un análisis comparativo, aunque está claro que la cinematografía colombiana ha tenido menos oportunidades, y que por lo tanto lo que necesita es una sostenibilidad en el tiempo para parecernos a una como la mexicana, la brasilera o la argentina, que llevan décadas de sostenibilidad. Ahora la apuesta es esa, lograr que el Estado colombiano mantenga su apoyo al cine, que no sea algo coyuntural.
¿Qué debe hacer una persona joven, un talento anónimo, que tenga un buen guión de cine?
Lo mejor de nuestro sistema de asignación de recursos es que buscamos la mayor transparencia. Nosotros abrimos entre 8 y 10 líneas de convocatorias públicas cada año del Fondo de desarrollo cinematográfico con posibilidades para todos los que tengan un proyecto audiovisual en cualquiera de los formatos: cortometraje, documental, largometraje… Lo importante es que conozcan nuestras reglas de participación y que se inscriban, garantizando que la evaluación la hacen expertos internacionales, no la hacen empleados del Ministerio. Hemos recibido más de 5.000 proyectos en 5 años, que es una cifra muy alta para cualquier cinematografía latinoamericana, y en guión hemos premiado unas 60 propuestas de 600 o 700 que han concursado.