
Falleció el Padre Kolvenbach
El pasado 26 de noviembre falleció en Beirut, Líbano, el P. Peter-Hans Kolvenbach, S.J., quien durante 24 años y cuatro meses, entre 1983 y 2008, fue Prepósito General de la Compañía de Jesús y, por lo tanto, Gran Canciller de nuestra Universidad, autoridad superior de la Regencia y representante de la Santa Sede ante la Javeriana, de acuerdo con la Constitución Apostólica Sapientia Christian. En esos años nos visitó en dos ocasiones, la primera de ellas, en febrero de 1990, cuando estuvo en Bogotá y también en la Seccional de Cali. Su segunda visita tuvo lugar en noviembre de 2001. En esta ocasión el Padre Kolvenbach estuvo presente en la inauguración del edificio Pedro Arrupe, S.J., sede de la Facultad de Teología. Debe recordarse que en 1998 había estado en Cali donde se celebró la Asamblea de Provinciales de América Latina.
Hace 8 años, con motivo de la elección de su sucesor, el P. Adolfo Nicolás, S.J., se publicó en Hoy en la Javeriana, una breve reseña biográfica, preparada con base en el texto que apareció en el Anuario de la Compañía de Jesús del año 2000.
Nota biográfica
Nacido en Druten, una población a 20 kilómetros de la ciudad de Nimega, Países Bajos, el 30 de noviembre de 1928, el Padre Kolvenbach estudió en el colegio de media superior Canisius College, y a los 20 años de edad (septiembre de 1948) entró en el noviciado de la Compañía de Jesús en Mariëdaal. Al terminar filosofía en el Instituto Berchmans de Nimega, hizo cuatro años de magisterio en La Haya. Destinado al Líbano, hizo estudios de teología en la Universidad de St. Joseph, en Beirut, y allí fue ordenado de sacerdote en el Rito Armenio, en 1961.
El campo de su actividad académica fue lingüística general con especialización en lingüística oriental. Llevó a cabo sus estudios en La Haya, París y Beirut. Profesor de lingüística (1968-1981) en la Universidad St. Joseph de Beirut, ejerció al mismo tiempo el cargo de Provincial en Medio Oriente (1974-1981). En 1981 el Padre Kolvenbach fue llamado a Roma como Rector del Pontificio Instituto Oriental. El 13 de septiembre de 1983 la Congregación General 33 le eligió Prepósito General de la Compañía de Jesús, cargo que desempeñó hasta el 14 de enero de 2008, cuando la Congregación General aceptó su renuncia. Entonces recibió el siguiente mensaje de Benedicto XVI: “Querría expresar mi agradecimiento en primer lugar a Usted, querido y venerado Padre Prepósito General, que desde 1983 está guiando de modo iluminado, sabio y prudente la Compañía de Jesús, tratando por todos los modos de mantenerla en el cauce del carisma ignaciano. Usted, por razones objetivas, ha pedido varias veces ser exonerado de su cargo, asumido con gran sentido de responsabilidad en un momento no fácil de la historia de la Orden. Le expreso el más vivo agradecimiento por el servicio prestado a la Compañía y, más en general, a la Iglesia”.

El Padre Kolvenbach fue miembro del Consejo Directivo de la Unión de Superiores Generales de Órdenes y Congregaciones Religiosas; de la Comisión Mixta Oficial para el diálogo entre ortodoxos y católicos; de la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y Asociaciones de la vida apostólica, de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; consultor de la Congregación para las Iglesias Orientales y participó en la Asamblea General Extraordinaria para el Sínodo de Obispos, en la Asamblea especial para Europa, para África, para el Líbano, para América y para Asia.
Magisterio
El Padre Kolvenbach pronunció muchos discursos y mensajes durante los años en que ocupó el cargo de Prepósito General de la Compañía de Jesús. En Orientaciones Universitarias se han publicado un total de 34, siendo el autor con el mayor número de registros en la colección. Fue muy célebre su alocución en Frascati, Italia, el 5 de noviembre de 1985, con motivo del encuentro de Presidentes y Rectores de las Universidades de la Compañía y otras instituciones de Educación Superior. Titulado “La Universidad Jesuítica hoy”, este texto fue estudiado en la Javeriana durante el X Seminario de Reflexión Universitaria, realizado en Girardot del 24 al 27 de septiembre de 1986. Es interesante recordar lo expuesto por el Padre Kolvenbach al concluir su mensaje: “Tal vez, cuanto he dicho hasta ahora puede resumirse en una palabra ignaciana que les es muy familiar: magis. Ustedes están haciendo muchas cosas. Yo les pido que las hagan mejor, a mayor gloria de Dios. Aspirar a la calidad académica y también al servicio cristiano; a formar alumnos que sean profesionalmente competentes y sean hombres para los demás. Les pido que cada uno de Vds. sea un directivo profesionalmente excelente y un líder apostólico”.
Años después, circuló ampliamente otro discurso suyo, el pronunciado en la Universidad de Santa Clara, California, USA, durante la visita realizada a ese centro entre el 5 y el 8 de octubre del año 2000. El título fue “El servicio de la fe y la promoción de la justicia en la educación universitaria de la Compañía en Estados Unidos”. En esa ocasión se refirió de manera particular a “tres dimensiones complementarias de la educación universitaria de la Compañía: qué llegan a ser nuestros estudiantes, qué hacen nuestros profesores, y cuál es el modo de proceder de nuestras universidades”. Fue entonces cuando señaló que “el criterio real de evaluación de nuestras universidades jesuitas radica en lo que nuestros estudiantes lleguen a ser”; y destacó que “la ‘persona completa’ del mañana no podrá ser ‘completa’ sin una conciencia instruida de la sociedad y de la cultura, con la que contribuir generosamente en el mundo tal cual es… debe tener, por resumirlo, una solidaridad bien informada”.
Es muy rico el magisterio del Padre Kolvenbach, convertido hoy en su legado para los centros de Educación Superior de los jesuitas. Además de sus intervenciones, vale la pena recordar dos entrevistas que fueron recogidas en los libros Fieles a Dios y el Hombre (1991) y En la calle del Espíritu Santo (2005). Sin duda alguna, el recuerdo del Padre Kolvenbach será siempre grato. Fue un hombre sencillo y riguroso, de inmensa estatura intelectual y no menor profundidad espiritual, un gran jesuita que fue digno sucesor del Padre Pedro Arrupe.