Josefina Perdomo, una enfermera que transforma a Caquetá
Esta egresada de la Universidad Javeriana regresó de Europa en el año 2001 y desde entonces no ha parado de trabajar por las comunidades deprimidas que habitan las riveras del río Caguán.
Corría el año 2001. la vida en Caquetá estaba sujeta a lo que pudiera pasar con la zona de despeje, otorgada por el gobierno de Colombia a las FARC para adelantar negociaciones de paz desde octubre de 1998. Josefina Perdomo rivera acababa de regresar al país luego de conocer de frente las peores realidades humanas en otros continentes. estuvo becada en Israel, trabajó en el Hospital Pediátrico del Vaticano, en roma, y tuvo la oportunidad de conocer a la madre Teresa de Calcuta en la India, quien reforzó su idea de enfermera. “Josefina, para poder realizar la misión que el señor me pedía de amar, servir y dar mi vida por los más pobres entre los pobres, tuve que dejar de ser maestra y convertirme en enfermera”, recuerda que le dijo esta santa en 1994. Ese día reforzó la idea de lo que sería en adelante su profesión de enfermera, de la cual se graduó en la universidad Javeriana, donde además hizo una maestría en Desarrollo Integral de la Población.
Regresó a Colombia convencida de que podía hacer algo por cambiar la vida de muchas personas, de mujeres, de niños, de desplazados y de indígenas en el país. Por eso no lo pensó mucho para aceptar el llamado que le hizo el obispo Francisco Javier múnera, para iniciar un programa social con las comunidades deprimidas de Cartagena del Chairá (Caquetá). encontró una población con todas las dificultades: economía basada en el narcotráfico, desplazamiento, asesinatos, prostitución, analfabetismo, violencia intrafamiliar, alcoholismo y hasta esclavitud. Esa realidad la impulsó a empezar de inmediato su labor. Así inició un movimiento social que denomino mujer, misterio de amor que da Vida a la Vida –mumIDaVI. La sede principal se ubicó en Cartagena del Chairá, pero su proyecto creció en 2004 hacia santafé y Peñas Coloradas, y en el 2007 hacia san Vicente del Caguán, beneficiando cada vez a más y más pobladores de las riveras del río Caguán.su movimiento social cuenta con varios programas. Cinco distribuidos por grupos de edad. Para niños, “mi derecho a ser niña, a ser niño”; para jóvenes, “mi nuevo proyecto de vida”; para adultos, “Desarrollo y autonomía humana y social” y “Tu mano y la mía trabajan juntas”; y para adultos mayores, “retornando con alegría a los brazos de Dios Padre madre”.
Tiene dos programas comunitarios específicos, uno para mujeres titulado “mujeres que construyen la paz dando vida” y otro para familias llamado “Cuna del amor y de la vida”. Y otros tres programas son para grupos con condiciones especiales, uno es de rehabilitación integral a las personas con discapacidad, “aunque diferente, soy persona humana”; otro para personas y familias en situación de desplazamiento forzado, “reconstruyendo nuestras vidas”; y el último para personas y familias que han perdido violentamente a un ser amado o que son víctimas de amenaza y persecución por cualquier actor armado, que se llama “Y el amor vencerá”. Gracias a su trabajo se pasó del 20% al 100% de la población menor de 18 años con registro civil y muchas de las personas adultas sacaron por primera vez su cédula de ciudadanía. la totalidad de la población en edad pre-escolar y escolar ingresó al sistema educativo formal. se pasó de 0 a 33 niños con discapacidad estudiando. Y rápidamente la población desplazada entró a participar en los grupos deportivos, musicales, juveniles, de mujeres y de familias de Cartagena del Chairá. 210 niños y jóvenes abandonaron los juegos bélicos y el lenguaje agresivo y se convirtieron en “mensajeros de paz”.
De 230 bachilleres mujeres que se graduaron en Cartagena del Chairá en 10 años, sólo cinco habían llegado a la universidad. en los últimos cinco años se han formado 34 universitarias en Cartagena del Chairá y 5 en san Vicente del Caguán. “El apoyo del Padre Gerardo remolina, S.J., ex rector de la Javeriana, fue vital para lograr estos objetivos. Él tuvo la generosidad de ofrecernos un plan de becas para que nuestras bachilleres hicieran estudios de Preuniversitario, de pregrado y ahora de posgrado”, afirmó Josefina Perdomo. Las becas de posgrado se han otorgado a mujeres que han demostrado vocación de servicio a la comunidad,pues su compromiso es regresar luego a su pueblo para convertirse en fuerza transformadora y en protagonistas de la nueva historia que se está formando. Diana Lorena Díaz Castillo, comunicadora social de san Vicente del Caguán, y Yenly Perdomo granja, ingeniera agroecológica de Cartagena del Chairá, han sido dos de las beneficiadas con el Plan de Becas de posgrado. Diana Lorena aspira a culminar a finales de 2011 su maestría en Comunicación, mientras que Yenly Perdomo obtuvo el pasado 16 de abril el diploma como magíster en gestión ambiental. “Mis planes son seguir conectada con san Vicente, porque es mi pueblo y el trabajo que hay por realizar allá es muy grande, voy a hacer mi tesis con relación a género y comunicación desde Caquetá porque mi deseo es heredarle al municipio una investigación que valga la pena”, afirmó Diana Lorena Díaz.
Por su parte Yenly Perdomo agregó que su deseo es continuar trabajando con Mumidavi y fortalecer el grupo como asesora ambiental y de apoyo profesional y técnico. “otra gran ayuda de la Javeriana ha sido el impulso que nos han dado algunas facultades como administración, estudios ambientales y rurales y arquitectura a través de sus prácticas sociales, la facultad de artes, con la elaboración de un documental, y la maestría en Desarrollos ambientales y rurales con un proyecto social interesantísimo con la microempresa asociativa y solidaria de residuos sólidos. esperamos que haya nuevos proyectos y estamos abiertos a nuevas prácticas”, concluyó esta enfermera huilense de nacimiento y caqueteña por adopción.