No hace muchos años, el periódico era el portador casi exclusivo de las noticias. Todos los días llegaba a los suscriptores, -lo tiraban por debajo de la puerta-, o se podía comprar en las calles donde los voceadores lo anunciaban, añadiendo un titular de impacto. Con la llegada de la radio, primero, y después de la televisión, las posibilidades de informarnos se ampliaron notablemente: los noticieros, emitidos en horas de alta audiencia, entraron a figurar en la agenda diaria. La credibilidad no estaba en discusión. Todo esto cambió de manera radical con el advenimiento de la era digital, de los computadores y la web que nos permitieron conectarnos de una manera asombrosa, logrando que las noticias volaran y en un[…]