Con gran expectativa, Colombia presenció la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente el 5 de febrero de 1991, hace ya dos décadas. En la jornada electoral del 9 de diciembre anterior, el pueblo colombiano había otorgado a los delegatorios la facultad de elaborar la Constitución Política, sancionarla y promulgarla, durante las sesiones que deberían concluir por tarde el 4 de julio del mismo año. De esta forma, por una parte, se ponía punto final a una serie de intentos fallidos de reforma y, por otra, se daba atención a una crisis de institucionalidad que se había acentuado en los últimos años, unida a la de legitimidad del Estado colombiano y de su organización. Cómo olvidar el clamor del importante movimiento[…]