
Villa Noris, una escuela rural 2.0
Hoy, la escuela rural Villa Noris, con un salón, dos baños, 16 alumnos entre preescolar y quinto de primaria y una profesora, es la mejor dotada con tecnología y energía renovable en la región del sur de Bolívar.
Villa Noris es una vereda que está a 45 km de la ciudad más cercana, Aguachica, en el departamento del Cesar, a 7 km de la red nacional eléctrica y a unos 8 km del centro poblado más cercano con internet. Para llegar a la escuela de la vereda es necesario viajar cerca de 20 minutos en lancha por el río que la une al municipio de Morales, en el Bolívar.
Allí, desde diciembre de 2020 sus 16 estudiantes cuentan con dos plantas de energía solar que no solo dan impulso al ventilador del aula de clases y a la nevera en la que encuentran agua fría, sino que también enciende los cuatro computado- res de escritorio y carga cuatro tablets de última generación, los cuales se conectan a internet gracias a una antena satelital con una velocidad de 20 megas.
“En nombre de los padres de familia de esta comunidad, de los estudiantes de esta sede tributaria y del mío propio reciba usted padre Humberto Peláez, un ramo de gratitud por tan bonito gesto que ha tenido con nosotros al traer hasta este lugar tan apartado el servicio de energía solar y del internet satelital con todos los equipos con los que hoy contamos, los cuales, a decir verdad, nos eran un bien que lejos estábamos de conseguir”.

Estas son las primeras palabras con las que, a través de una carta escrita a mano, Yane María Cañas, profesora de Villa Noris, agradece al rector de la Universidad Javeriana, P. Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J., que la escuela cuente con computadores, tablets, internet y energía solar.
La implementación del proyecto ‘Energía solar e internet satelital’ se gestionó durante el año 2020 como resultado de la experiencia social de dos estudiantes de Ingeniería de Sistemas y Electrónica, quienes estuvieron en 2019 haciendo su semestre social con el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, obra de la Compañía de Jesús. Entre sus acciones los estudiantes revisaron e hicieron mantenimiento a cerca de 400 plantas de energía solar que donó el gobierno Santos a los municipios del sur de Bolívar y sur del Cesar. “En ese recorrido por las diferentes comunidades encontraron la escuela Villa Noris que no contaba con ningún tipo de tecnología ni electricidad y se preguntaron qué podemos hacer por ellos”, comenta Antonio Acosta, coordinador de Proyección Social de la Facultad de Ingeniería.
La solución estaba en la Convocatoria San Francisco Javier, cuyo propósito es financiar proyectos enmarcados en la función sustantiva de servicio de la Universidad. “Formulamos el proyecto con los estudiantes y nos aliamos con el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, quienes también hicieron un proyecto de cooperación internacional, y juntos logramos sumar recursos de más o menos 50 millones de pesos. Ahí comenzamos a pensar cómo ofrecerles una buena tecnología, sobre todo una que reemplazara los problemas que han tenido las demás comunidades con sus equipos de energía solar”, explica Acosta.
La primera videoconferencia
En medio de la pandemia del covid-19, Antonio Acosta, sociólogo de formación, viajó en tres oportunidades a la vereda Villa Noris. El primer encuentro con la comunidad, en febrero, fue para presentar el proyecto ‘Energía solar e internet satelital’. Allí se involucraron y comprometieron con esta iniciativa el colegio de Morales, sede principal de la escuela rural Villa Noris, y la comunidad de la vereda. “Todos se empaparon del proyecto, pensando en vencer los temas de asistencialismo que se ven en el tema social. Lo que hicimos fue empoderarlos, ellos se van a encargar del tema de sostenibilidad y mantenimiento”, explica el coordinador de Proyección Social. El segundo viaje se hizo en septiembre y fue para llevar e instalar los equipos y los paneles de energía solar. “Por carretera salí de Bogotá hacia Aguachica.
“[Tenemos] la oportunidad de prepararnos como lo hacen los otros estudiantes de las grandes ciudades en materia de tecnología”, Yane Cañas.
Luego de Aguachica hasta Gamarra. En Gamarra se hace el paso por ferri para atravesar el río Magdalena y ahí se llega al municipio Morales, lo cual dura casi una hora. Desde Morales hasta Villa Noris es necesario viajar en una chalupa”, narra Antonio Acosta quien con su carro se las ingenió para trasladar ocho paneles solares, las pantallas de los computadores, las CPU de cada equipo y sus respectivos elementos de instalación.
El tercer encuentro fue el más anhelado, pues se hizo en diciembre y significó la instalación del servicio de internet satelital, servicio que le permitió a los estudiantes de la escuela y a la comunidad “el contacto con el mundo”, como lo expresó la profesora Yane Cañas.
“Agradecemos infinitamente al Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio que en alianza con la Universidad Javeriana y la Compañía de Jesús han bendecido nuestra escuela y comunidad con esta herramienta que facilita el proceso educativo, además de permitirnos el contacto con el resto del mundo y de darnos la oportunidad de prepararnos como lo hacen los otros estudiantes de las grandes ciudades en materia de tecnología”, dice Cañas en su carta al rector.
La primera video conferencia desde Villa Noris hacia el mundo se hizo el 16 de diciembre. Se comunicaron con Bogotá, Barrancabermeja, Norteamérica y Europa. “Fue una gran emoción para las personas que nunca habían tenido internet. Los niños también estaban felices”, cuenta Acosta. “Todo se veía muy claro y se escuchaba perfecto. Yo tengo una hija en México y también pude hablar con ella”, comenta con una risa tímida la profesora Yane.
Durante la pandemia, al igual que muchos docentes de las regiones de Colombia, la profesora ha tenido que ir a cada una de las casas de sus 16 alumnos para entregar las guías con los temas de cada materia y recoger las tareas de la semana anterior, pues la escuela rural Villa Noris es de tipo unitaria, es decir que solo un maestro atiende a todos los cursos y grados de la escuela. Ahora, con la ayuda de los computadores, las tablets y el internet, Yane puede atender dos grupos al tiempo. “Mientras los niños de un curso están en el computador, le puedo explicar al otro grupo. Es una herramienta increíble, porque es como tener la ayuda de otro profesor. Además, como los niños son naturalmente digitales no quieren salir del computador”, expresa la profesora.
Por su parte, el servicio de internet satelital y energía solar no solo ha beneficiado a los estudiantes de la escuela, sino también a los estudiantes de bachillerato que estudian en otros municipios.
La refrescante luz del sol
Con la ayuda de varias personas de la comunidad, los paneles solares queda- ron instalados en el techo de la escuela, aprovechando también que esta región del sur de Bolívar es una de las zonas con más brillo solar en Colombia. La sensación térmica incluso llega a ser de 40 grados. Allí, la planta de energía puede captar hasta un 35% de la luz del sol y en cuatro o cinco horas cargar las bate- rías de los paneles solares, mientras en lugares como Bogotá captan un 20%.
“La energía solar nos permite tener el servicio de ventilación, porque la región es muy caliente. Antes, a las 9 o 10 de la mañana uno no soportaba estar en el salón y salíamos a buscar refugio debajo de los árboles. Ahora con la energía solar ya nos quedamos en el salón de clases toda la jornada. También, como tenemos una nevera, podemos tener agua fría, y podemos escuchar música para los niños, antes yo no podía hacer eso”, cuenta la profesora Cañas.
El proyecto continúa este año 2021 con la capacitación de los adultos en lo referente al tema de energía solar y el cuidado y mantenimiento de los paneles y los dispositivos solares. “En la Facultad de Ingeniería, entre estudiantes y profesores, diseñamos y entregamos un sistema de dos plantas de energía solar que en caso de que una se dañe quedan con la otra de reserva, y así evitamos lo que
pasa con las otras comunidades que normalmente tienen una sola planta y si se daña se quedan sin servicio de luz, también porque no saben cómo mantenerla y repararla”, explica Antonio Acosta.
Con los niños se ha establecido un programa de educación en un segundo idioma y de manejo de tecnología, dispositivos y conectividad para que a la par que apropian el uso de las tablets, vayan aprendiendo inglés.
Este es el primer proyecto que la Coordinación de Proyección Social de la Facultad de Ingeniería desarrolla fuera de Bogotá y la muestra de cómo desde la academia y el servicio se puede hacer grandes aportes al país y la sociedad.
“Estamos muy contentos y agradecidos, porque nadie había pensado en nosotros y la Javeriana nos permitió e hizo más fácil el bonito trabajo de la educación, tanto para el que da como para el que recibe”, expresa Yane María Cañas.
