Cátedra Unesco de Comunicación

Comunicación, información y lenguajes en tiempos de pandemia

Cátedra Unesco de Comunicaciones 2020

ISBN: 978-958-781-870-3    |    DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.9789587818703
Cómo citar este libro: Pereira, J. M. y Gutiérrez, G. E (eds.). (2023). Comunicación, información y lenguajes en tiempos de pandemia. Cátedra Unesco de Comunicación 2020. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.

Transición 003: existiendo en la pregunta

José Rafael Quilaguy Bernal1Doctor en Educación, Universidad de Baja California. Docente de preescolar, Secretaría de Educación del Distrito. Contacto: jquilaguy@educacionbogota.edu.co

Resumen

Las repercusiones de la pandemia suscitaron, en algunos maestros, dudas sobre cuándo, por qué, para qué y cómo se comunica al educar. Preocupación pertinente, sobre todo frente a una circunstancia llamada Cuarta Revolución Industrial, que propende a la digitalización del mundo cotidiano y los sistemas ciberfísicos. Dicha situación conlleva otras dinámicas de las sociedades y los sujetos. Estos últimos van perdiendo aspectos de su humanidad por la fuerte influencia de los cambios actuales (Han, 2015a; 2015b; 2017), van quedando como seres deslocalizados de las representaciones de tiempo, colectividad y sociedad (Zemelman, 2007). En el marco enunciado, las realizaciones y las promesas de la Modernidad se encuentran en crisis, incluyendo las de la misma escuela. Con o sin pandemia, la educación remota se encuentra condenada al fracaso si es intercambio de información, ya que debería ser entendida como el uso de herramientas tecnológicas para fortalecer las interacciones y la convergencia de voces y acciones colectivas de estudiante y maestro. Según lo descrito, y en la búsqueda de las interacciones al educar, se presenta la experiencia del curso transición en un colegio oficial de Bogotá llamado Los Alpes, inspirada en la pedagogía de la pregunta, de Freire y Faundez (2013).

En la experiencia se hicieron actividades remotas conversando y concertando preguntas para explorarlas por diferentes medios tecnológicos: Google Meet, Facebook, WhatsApp, Google Classroom, etc. Gracias al proceso de interacción con los niños, fueron posibles acuerdos de acción con actividades como Las cápsulas del tiempo, Conociendo el arte de Martha Minujín, Qué nos preguntamos sobre los murciélagos, El circo virtual y Las cartas y la entrevista a alguien que fue niño.

Palabras clave: pandemia, preescolar, comunicación e interacciones

Introducción

En 2020, la pandemia generó una situación distinta en la escuela y obligó a sus actores a la búsqueda de estrategias para hacerla posible desde medios tecnológicos remotos. Transición 003, existiendo en la pregunta fue el nombre que el autor de las presentes líneas dio a su vivencia como maestro de niños entre los 5 y los 6 años. La experiencia se desarrolló con personas pertenecientes a un colegio oficial de la ciudad de Bogotá, Colombia, en la localidad San Cristóbal. La población de este colegio es de estratos 1 y 2, y las montañas y el clima de subpáramo son parte de su hermoso paisaje, en el que llueve frecuentemente.

Exiliados de la ciudad por una sopa de murciélago

Parecía otro año escolar, de los que, común y corriente, se viven en la escuela. Una noticia desde China informó que a fines de 2019 e inicios del 2020, en una ciudad llamada Wuhan, había una lucha contra un virus letal. Un enemigo poco visible, equiparable, en la imaginación, a una plaga de Egipto o al protagonista invisible de una película de zombis. De repente, los medios de comunicación tenían como eje su llegada a varios lugares, los memes en internet con todo tipo de explicaciones sobre su origen, las cadenas de mensajería instantánea, e incluso los rumores, mencionando una peste que en su viaje amenazaba a la especie humana. Ante la incertidumbre por su velocidad de propagación, este virus devolvía a los seres humanos a las preguntas sobre lo fundamental en sus acciones y sus instituciones. Posibilitaba pues ver en detalle las desigualdades sociales y cuestionar el lugar del hombre en el cosmos.

Los niños tuvieron acceso a la noticia y sus impactos por la televisión o usando un teléfono inteligente. Para Juan Diego Sánchez, de 5 años, hubo una fuente cercana que lo informó: la conversación con su mamá, quien trabaja en el hospital. Quedaron así las palabras predominantes para conversar en 2020: tapabocas, pandemia, cuarentena, además de variadas interpretaciones sobre el virus.

Dijo Juan Diego Sánchez: “Es un virus que salió porque un señor se hizo una sopa de murciélago”.

Matías Camacho, de 5 años, dijo, por su parte: “En los noticieros cuentan que algunas personas de China comieron murciélagos y eso hizo que el virus pasara a los humanos. La gente usa el tapabocas para no enfermarse”.

Ni los niños ni los adultos pensaban que tal situación los distanciaría de los compañeros, de los juguetes y de los objetos del salón de clase. La cuarentena separaría a las personas de los lugares públicos de la ciudad, obligaría a reflexionar sobre las necesidades humanas y confrontaría a algunos con su voz interior, de donde emergieron carencias emocionales, espirituales y materiales. Además, silenciaría las ciudades para escuchar las aves y el viento a cualquier hora del día, y dar vida al pensar confinado en un lugar antes llamado hogar y teniendo de aliadas a las que en ocasiones la escuela tilda de enemigas… las pantallas y las redes.

El 16 de marzo, como en la mayoría de las instituciones educativas, para el curso 003 se enviaron trabajos escritos, considerando que era una coyuntura corta. Con dudas, ya que en China llevaban cerca de 5 meses conteniendo contagios del virus, el docente conformó un grupo de WhatsApp y leía cuentos en las noches transmitiéndolos por Facebook Live. Por estos medios, el profe motivaba a las familias con dificultades e intentaba mantener viva la idea del futuro, de la fortaleza de la especie humana… pero ¿qué hacer con el presente? ¿Soportarlo?

Transcurridos los 15 días de encierro, la pandemia no se fue

Se entró en un momento distinto, y lo que antes era habitual dejó de serlo. Las interpretaciones de los niños en ese momento se escuchaban en la voz de Samuel Contreras, de 5 años:

“Cuando comenzó el Coronavirus, la gente estaba loca comprando. Cuando íbamos al mercado no había huevos ni leche, y no había helados. Y también no podíamos salir a la calle”.

Hubo vacío en la ciudad, los escenarios de afluencia, como templos, calles, centros comerciales y colegios, quedaron en pregunta por su utilidad y su vigencia. La situación era un momento para dudar sobre la pertinencia de la escuela, vacilación que se resalta en las afirmaciones de Kohan (2004): él dice que en la educación siguen reinando la costumbre de transmitir información, el escalonamiento del aprendizaje y la preponderancia de explicar, porque se atiende al futuro antes que al presente. Con buena intención, colegios públicos y privados enviaron libros de texto o guías para que sus estudiantes los diligenciaran; sin embargo, ¿se respondía a los niños, reconociéndolos en el marco de la pandemia, en sus dudas y sus emociones? Pregunta fundamental, porque, igualmente, algunos niños fueron obligados a permanecer frente a un computador por cerca de 8 horas diarias vistiendo el uniforme de su colegio para darles educación, pero destrozando su intimidad en sus hogares.

En la experiencia del 003 se aspiró a mantener el sentido trazado en las acciones presenciales de aula, donde es centro la asamblea de niños para filosofar, pensar, hacer preguntas, reír, decir locuras, contemplar y acordar acciones. Por consiguiente, el uso de medios tecnológicos requería tener la voz de los niños, porque la comunicación sería la premisa del encuentro, fuese de manera sincrónica o asincrónica. Adicionalmente, debían mantenerse las actividades que involucran a los niños en su sentir, en sus emociones, en su cuerpo, en su tacto y en su necesidad de interpretar su realidad. Se dio forma a las actividades para articular la reflexión del presente actual y las posibilidades de involucrar saberes populares y elementos del entorno considerando la participación genuina y el ejercicio de la autonomía de los niños. Cada vez aspirando a mayor espectro de interacción, se fueron trazando actividades como las que a continuación se describen:

  • Las cápsulas del tiempo: Cada niño diseñó, con apoyo de su familia, una cápsula del tiempo en la que se le propuso introducir elementos que viajasen desde ahora hasta 2040. Tal actividad posibilitó que incluso algunos padres escribieran, por primera vez, cartas para sus hijos, las cuales podían introducir en las cápsulas; además, los niños pensaron en objetos valiosos e intercambiaron ideas de diseño de este objeto. Fue una actividad que motivó la expresión artística y la circulación de opiniones sobre los objetos que se pueden atesorar, por hacen referencia a la identidad y la singularidad de los seres humanos, como las fotos, los cuentos, los juguetes y las notas.
  • El arte de Martha Minujín: La voz y la vida de esta artista plástica argentina fueron presentadas a los niños. Con base en el trabajo de Minujín, ellos hicieron creaciones empleando los recursos que tenían en su contexto: piedras, granos de arroz, retazos de tela o arena. Para tales creaciones, el acompañamiento de las familias fue fundamental; se resaltan obras como lámparas de ositos hechos en piedra o muñecos con ropa hechos en el piso.
  • Los murciélagos: A pesar de que dichos animales fueron estigmatizados por la pandemia, los niños querían saber sobre ellos. Las preguntas para ahondar en el conocimiento de estos mamíferos fueron surgiendo dentro de asambleas de clase que se hicieron desde la aplicación de videoconferencia llamada Google Meet. Compartiendo la pantalla Google Meet y enviando los enlaces por WhatsApp, se hicieron consultas grupales de páginas web para explorar las preguntas formuladas por los niños. Luego cada uno hizo un friso, que socializó con sus compañeros; estos productos se enviaron por WhatsApp. Algunas de las preguntas de mayor relevancia por parte de los niños fueron ¿cuánto tiempo vive un murciélago?, ¿qué comen los murciélagos? y ¿un murciélago es un vampiro?
  • El circo virtual: El cuerpo era un aspecto para no olvidar en el confinamiento. Se manejaron diferentes estrategias para el cuidado y la exploración de él y con él. Se realizaron actividades lúdicas como pintura, zumba, aeróbicos, yoga, tabata y ejercicios en los que los niños podían sentir, palpar y transformar diversos objetos de su hogar disfrazándose. En un momento posterior, se acordó construir con los niños un circo virtual; observando diferentes actos y ensayando, cada niño montó su propio número. Se destacaron los actos de magia, acrobacia, mímica y payasos, los cuales se difundieron en YouTube en el Canal Eduinicialpes (2020).
  • La entrevista a un adulto: Pensando en las posibilidades del contexto cercano y los conocimientos locales, se les propuso a los niños hacer una entrevista a un adulto. Para permitir este intercambio desde las actividades sincrónicas y asincrónicas, se buscó que los niños hicieran las preguntas de la entrevista, entre otras: ¿cómo te vestías de niño?, ¿cuándo eras pequeño te castigaban?, ¿cuáles eran tus juguetes de niño?, ¿cuándo se te cayó el primer diente de leche? y ¿te disfrazabas o pedías dulces?
  • La escritura de una carta colectiva: Dentro de un escenario de reflexión con otros docentes de educación inicial sobre participación infantil, construido por la Secretaría de Educación del Distrito, se realizó esta experiencia de escucha de las voces de los niños en torno a los hechos vividos en la pandemia. Se les propuso el ejercicio de escritura colectiva de una carta con motivo de los 500 años de la ciudad de Bogotá, que van a conmemorarse en el 2038. El ejercicio fue propuesto con la idea de dejar una memoria de los niños en este tiempo hacia los niños que existirán por entonces, describiendo la ciudad de 2020 y la situación actual. Tana Diaz, de 6 años, sintetiza el contenido de la carta en mención:

    Me tocó clase en computador y me pusieron gafas. Extrañamos la idea de ir a clase y aprender a leer. Solo he visto a mis compañeros en el computador. También algunos compañeros no se han podido conectar porque no tienen internet. Algunas personas tienen que trabajar desde la casa y cuidar a sus hijos. Y les toca a los niños conectarse en el celular.

  • Lectura de cuentos: Desde transmisiones de Facebook Live, el docente leyó a su grupo diversos libros: Alicia en el país de las maravillas, El buen amigo gigante, Prohibido llover los sábados, etc. En algunos momentos se logró que los niños y las madres de familia participaran en la lectura de estos libros. También, para posibilitar el acceso a la lectura, se enviaron algunos cuentos en un archivo drive de acceso libre.
  • El grupo de WhatsApp: Se decidió un grupo, y no una lista de difusión, pues se quería un medio de cambio de ideas y movilización de acciones, y así tejer la primera red de conocimiento y expresión de gustos. Se compartieron canciones de diferentes lugares del planeta y sonidos variados, los cuales nos recuerdan que hoy se puede acceder a gran cantidad de información con deslizar los dedos por la pantalla de un teléfono inteligente. Algunos niños mostraron que escuchan música variada en ruso, inglés e, incluso, idiomas que desconocen los adultos. Esto posibilita considerar que en la era de internet en la palma de la mano existen iconos que la escuela no ha pensado.

Sobre el camino recorrido durante la pandemia

El empleo de variados recursos de la experiencia del 003 ha sido una forma de comunicar, interactuar y construir; pero tener y usar herramientas tecnológicas no es garantía de que existan comunicación ni educación. En medio de la pandemia, algunas propuestas educativas —posiblemente por miedo al otro— se dedicaron a enviar mensajes plenos de contenidos que impiden leer el mundo con incertidumbre. Aspecto evidente, por ejemplo, cuando se les enseña a los niños que las ranas son verdes, cuando la variedad y el colorido de estos anfibios son amplios en la naturaleza.

Así mismo, para usar tecnología se requiere considerar el lugar del otro. Durante la pandemia se evidenció cuán poco se enseña tecnología en la escuela, pero el mundo real, migrando a la Cuarta Revolución Industrial, sí lo hace. Ahondando en la consideración de que se asiste a otro tiempo, en el cual se hace necesario pensar el ejercicio de lo pedagógico, se planearon momentos de dos horas diarias para dialogar, reflexionar sobre preguntas y ejecutar acciones con los niños. A fin de mantener la igualdad y la accesibilidad, se organizaron algunos encuentros en las noches para dialogar con los niños que no tenían conectividad en las mañanas.

Otras herramientas, como Facebook o WhatsApp, de amplia difusión e interfaz amigable, posibilitaron llegar con facilidad, intercambiar información y dejar memoria audiovisual. Se lograron así la democratización y el acceso a las estrategias educativas diseñadas con los niños. Por lo anterior, conviene impulsar estrategias permanentes que posibiliten el acceso a nuevas herramientas no desde las perspectivas de la acumulación, sino desde la creatividad, el reconocimiento y la consolidación de habilidades y la integración de lenguajes y preguntas. Entre esas se mencionan el Google Classroom, el stock motion y el Padlet, usadas en algunos momentos de la experiencia.

Lo anterior lleva a pensar sobre tres aspectos centrales del recorrido realizado. El primero de ellos, que la información debe compartirse con criterios que se orienten a consolidar el intercambio y la interacción y no que simplemente se la ofrezca como un ejercicio de verticalidad comunicativa en la virtualidad. Siendo verticalidad, evidencia que hay prácticas instituidas en la cultura escolar bancaria, solo que por medios nuevos.

Ir en contra de la verticalidad genera controversia en la escuela, con otros docentes e, incluso, entre las familias que tienen un imaginario de educación infantil basado en referentes de repetición de contenidos y prácticas sin sentido ni contexto; entre estas últimas, la copia sin comprensión, la cartilla y las planas de letras o números. Cabe también decir que esos referentes instituidos hacen que algunos actores se nieguen a la experiencia de usar tecnologías, y a establecer de facto otra brecha de desigualdad para sus propios hijos.

En segunda instancia, a pesar de que en la virtualidad solo se usan la voz, la imagen y la hiperrealidad, ello no es excusa para prescindir de la corporalidad, la alegría, el tacto y el sentir de los niños que están en una actividad remota o asincrónica. Mantener el cuerpo en la educación, en la imaginación y en los actos de lenguaje es mantener la humanización, la espiritualidad y la necesidad del otro. Gran parte de la información que se administra y se controla en una perspectiva educativa transmisionista, hoy se encuentra en cualquier momento y en cualquier lugar en los diferentes recursos de internet, YouTube, Mooc, cursos online, etc. Siempre debe irse hacia el sujeto, porque si la educación se transforma en información en internet que se absorbe, ¿para qué maestros?

Y finalmente, es momento de replantear esa tradición de escalonamiento fraccionado y estéril de enseñar contenidos que nada dicen sobre las circunstancias del mundo, sobre todo cuando la realidad tiene por nombre pandemia. El camino es la sustitución del deseo de una línea de temas para explicar por la cosa común que un colectivo de mentes de niños y maestro pensarán por un tiempo y quedarán con otras nuevas preguntas.

Desde la perspectiva freiriana, reconocer preguntas profundas en los niños, luego de una escucha atenta y seria, queda en la memoria de la experiencia del 003. Algunas voces y preguntas dan testimonio de ello:

  • Melani Castañeda (6 años): “¿Cómo hace la carne para volverse inicialmente carne y crecer en el cuerpo de los animales?”.
  • Rachel Casallas (5 años): “¿Es Dios o el Big Bang?”.
  • Cristian Flórez (5 años): “¿Qué ven las águilas mientras vuelan?”.

En este sentido, la pedagogía de la pregunta es más que dudar conjuntamente: es indagar, caminar de una pregunta a la rigurosidad epistemológica, con profundo respeto por el niño, como un ser completo en su presente. Perspectiva divergente de aquella que pretende homogeneizarlo, limitarlo o, incluso, verlo como un protoadulto.

Referencias

Canal Eduinicialpes. (2020, 26 de octubre). Circo virtual 2020. [video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=hXgR4Rja-7M&feature=youtu.be

Freire, P. y Faundez, A. (2013). Por una pedagogía de la pregunta: Crítica a una educación basada en respuestas a preguntas inexistentes. Siglo xxi.

Han, B. -C. (2015a). La sociedad de la transparencia. Herder Editorial. https://elibro.net/es/lc/usta/titulos/45755

Han, B. -C. (2015b). La sociedad del cansancio. Herder Editorial. https://elibro.net/es/lc/usta/titulos/45670

Han, B. -C. (2017). La expulsión de lo distinto. https://www.digitaliapublishing.com/a/61303/la-expulsion-de-lo-distinto

Kohan, W. O. (2004). Infancia entre educación y filosofía. Laertes.

Zemelman, H. (2007). El ángel de la historia: Determinación y autonomía de la condición humana. Anthropos. https://www.digitaliapublishing.com.banrep.basesdedatosezproxy.com/visor/15651