¿Las empresas grandes pagan proporcionalmente menos renta? Implicaciones para la competencia y la productividad.


El lunes 15 de diciembre de 2025, como Director del Centro Javeriano de Competitividad, tuve la oportunidad de presentar en la 3rd Colombian Economic Conference organizada por la Universidad de los Andes un trabajo que nace de la siguiente inquietud: ¿Tienen las empresas consolidadas una ventaja tributaria frente a empresas más pequeñas pero disruptivas e innovadoras?

La respuesta es sí. En promedio, las empresas más grandes terminan pagando una tasa efectiva más baja de forma consistente en los años 2019–2022, de acuerdo con estimaciones basadas en información de la DIAN.

Cuando hablamos del impuesto de renta a las personas jurídicas, es común que la discusión se quede en la tarifa general del 35%. Pero lo que define la carga tributaria real no es solo la tarifa general, sino cuánto termina pagando la empresa después de recargos, deducciones, exenciones y descuentos tributarios. 

Como consecuencia, la tarifa efectiva (lo que se paga en impuesto de renta como proporción de las utilidades) puede diferir de la tarifa general del 35%.

El hallazgo principal del trabajo es que a mayor tamaño (medido tanto por volumen de ingresos como por volumen de activos), menor tasa efectiva de impuesto de renta.

La Gráfica 1 contrasta el tamaño de la empresa (eje horizontal) contra la tarifa efectiva (eje vertical).  Para las empresas pequeñas hay mucha dispersión en la tarifa efectiva (algunas con tasas muy altas, otras muy bajas), pero a medida que el tamaño crece, la dispersión disminuye y la tasa efectiva tiende a ser menor. Mientras que algunas empresas pequeñas enfrentan tarifas efectivas incluso superiores a la tarifa general del 35%, las empresas más grandes enfrentan una tarifa efectiva por debajo del 20%.

Gráfica 1 


Si, como muestran los datos, la tasa efectiva de renta cae con el tamaño de la empresa, eso tiene implicaciones directas para la competencia y el crecimiento. En la práctica, se crea una ventaja tributaria para las firmas grandes frente a las pequeñas y medianas. Esto puede elevar las barreras de entrada: se hace más difícil que nuevas empresas compitan contra las ya establecidas. A su vez, si las firmas jóvenes (que suelen ser las más innovadoras) enfrentan una carga tributaria mayor o más incierta, se reduce su capacidad de reinvertir y competir. En otras palabras, el sistema tributario termina favoreciendo a las empresas que ya tienen escala y músculo financiero, no necesariamente a las más productivas. En conjunto, los ganadores de la competencia no ganan por ser más productivos e innovadores, sino por tener ventajas fiscales, con un costo en innovación, productividad y competitividad del país.