Hoy en la Javeriana: Mercado laboral Colombia 2013 2023 - Hoy en la Javeriana
El mercado laboral en Colombia: 2013 a 2023
Juliana Morad Acero, directora del Departamento de Derecho Laboral y del Observatorio de Derecho Laboral, y Mauricio Salazar Sáenz, director de Empleo y Seguridad Social del Observatorio Fiscal.
El mercado laboral en Colombia ha experimentado una serie de cambios significativos en los últimos diez años, reflejando tanto las oportunidades como los desafíos que enfrenta el país. El reciente informe de los Observatorios Laboral y Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana ofrece una visión detallada de estas transformaciones y sugiere políticas concretas para abordar los problemas existentes y fomentar la creación de empleo. A continuación, se resumen los hallazgos más relevantes del informe y se proponen políticas efectivas para mejorar el panorama laboral en Colombia.
Uno de los aspectos más destacados del informe es el envejecimiento de la población colombiana, sin un incremento proporcional en la población pensionada. Este envejecimiento se acompaña de una disminución en la proporción de estudiantes en relación con la población total. Dicha disminución no se debe a una reducción en la escolarización de niños y adolescentes, sino a una menor cantidad de jóvenes en comparación con el aumento de adultos mayores. A pesar de esto, la población colombiana es más educada que hace diez años.
Por otra parte, ha habido un aumento preocupante en la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan, conocidos como los NINI. Sin embargo, existen oportunidades con el bono demográfico: actualmente, contamos con la mayor población en edad de trabajar, lo cual debemos aprovechar antes de que el envejecimiento sea más pronunciado.
En términos de formalidad laboral, el informe señala un aumento en la formalización del empleo; sin embargo, se observa una reducción en la participación laboral en todas las edades.
La no participación en el mercado remunerado del país sigue siendo mayor en mujeres, en parte debido a la mayor carga de cuidado que asumen, lo que limita su participación. De hecho, en los últimos 10 años, las mujeres siguen dedicando en promedio 21 horas semanales al trabajo no remunerado en sus hogares, mientras que los hombres dedican 8 horas por semana.
Bogotá se mantiene como la ciudad con la mejor relación entre formalidad e ingreso, mientras que Cundinamarca ha superado a Antioquia en esta categoría. Sin embargo, regiones como Nariño, Sucre y La Guajira continúan enfrentando serios desafíos en términos de formalidad e ingreso. Actualmente, hay más territorios concentrados con las menores tasas de ingresos y formalidad que hace diez años.
En cuanto a los ingresos, tanto en la formalidad como en la informalidad, han caído en relación con el salario mínimo.
La proporción de personas que ganan exactamente el salario mínimo ha aumentado considerablemente, indicando una compresión de los salarios alrededor de este nivel, ya que ha disminuido la proporción de quienes ganan más del mínimo, pero menos de tres salarios mínimos.
Las disparidades regionales persisten, con las principales ciudades soportando mejor el aumento del salario mínimo, mientras que los territorios menos urbanizados experimentan un crecimiento salarial menor. Esto incentiva la migración interna y deteriora la calidad de vida en las zonas rurales.
Los retornos a la educación también han disminuido. Todos los niveles educativos están ganando menos en relación con el salario mínimo, a pesar del aumento general en el nivel educativo de la población.
Como conclusión, se puede indicar que, a pesar de los esfuerzos por mejorar la cobertura del sistema pensional en Colombia, no se ha observado un crecimiento significativo en la cobertura real. El aparente aumento en los números se debe principalmente al crecimiento de la población de adultos mayores y al envejecimiento general de la población, más que a una verdadera expansión en la inclusión de nuevos beneficiarios en el sistema. El aumento en la formalización responde a políticas y medidas laborales, como la Ley 1607 de 2012, que disminuyó costos en aspectos como la seguridad social y los parafiscales; a su vez, el Decreto 2616 de 2013 permitió la cotización por semanas a pensiones, reduciendo también costos en salud.
A pesar de los avances en la formalización, persisten varios problemas: el crecimiento de los jóvenes NINI, la disminución de los salarios y su concentración en el mínimo, las brechas de género y la carga de cuidado que recae en las mujeres, y las disparidades regionales. Esto nos debe llevar a cuestionar los incrementos desproporcionados del salario mínimo y la capacidad de las empresas para reconocer salarios que cada vez se alejan más del salario promedio de la economía, que está por debajo del mínimo.
Asimismo, es fundamental aprovechar el bono demográfico y promover políticas que incentiven el crecimiento económico y la productividad. Es crucial tener un enfoque territorial y de género, y permeabilizar cualquier análisis y política laboral con estas perspectivas.