Hoy en la Javeriana: Regreso a Alto Guapaya Vista Hermosa - Hoy en la Javeriana

Regreso a Alto Guapaya, Vista Hermosa
Bitácora de estudiantes de la Facultad de Artes que regresaron en febrero de 2024 a la vereda Alto Guapaya, en el municipio de Vista Hermosa - Meta, con el Proyecto Javeriano de Paz y Reconciliación. Durante la jornada transmitieron sus conocimientos de música, poesía y danza a través del juego.
El día de hoy está protagonizado por Antoni, Jean Carlos, Jerónimo, Santiago y Valery, seres humanos con nombres de aventuras, aprendizajes y sonrisas. Fui admiradora de su picardía, sus complicidades, sus talentos y su amor, sabio y explorador.
El “padre Lluvia” inició el día y de camino a la escuela ya nos daba la bienvenida con su llovizna. Parecía que ningún niño o niña iba a llegar a la actividad. Entonces decidimos limpiar los salones, mover los objetos del espacio para darle energía nuevamente al lugar.
Llegaron los niños protagonistas de este día. Primero fue su clase de inglés. Entonces fue el momento perfecto para darme cuenta de lo mucho que habían crecido. Todo lo que habían cambiado ellos mismos y su alrededor, sus casas, la tierra, el río, la profe. Muchas cosas han cambiado. Calentamos la voz, ensayamos tambora y en menos de nada ya teníamos madres y padres, niños y niñas sentados, bien atentos, esperando que empezáramos a bailar. Una obra que resultó en solo risas, miradas atentas, gestos de incertidumbre y sorpresa. Rostros hermosos, sólo veo belleza mientras bailo y no solo de los personajes que me miran, sino de aquellas compañeras que me acompañan en escena al bailar.
Inicia nuestra actividad, aprender a hacer una cuarteta inicial, media cartulina, un lápiz de color y un compañero: Santiago. Él es perseguidor del juego y las carreras, me dice que le gustan las lentejas y muy poco las abejas. Así le ayudé a escribir su nombre y su cuarteta. Sin embargo, no quería jugar a eso. Persistir en la idea de que se lo aprendiera y solo haciéndolo jugar a saltar logré que lo repitiera, le dije “es nuestro juego” y así, su risa, fue una dosis completa de dulzura.
Luego, los padres y madres también armaron cuartetas y estrofas sobre sus hijos, sus amores y su sabiduría sobre la tierra. Realmente fue muy bello escucharlos a todos, agradecer su presencia y disposición, su apertura a la acción liberadora de la escritura, del auto-reconocimiento a través de ella. El atreverse al ridículo y a lo extraño de soltar palabras sin sentido, rimar sin sentido, leer con menos sentido, pero eso es jugar, disfrutar el aquí y el ahora, con goce, escucha, generosidad y alegría. Miles de millones de gracias por permitirse eso.
Después de compartir el alimento todos juntos en la mesa, salimos de expedición hacia el río, un senderito verdoso, con pajaritos ruidosos y árboles danzantes, el camino que me lleva hacia el agua es siempre maravilloso, su lindura me prepara para la armoniosa paz que viene bajando por el río hacia mí. Dentro del río, el cuerpo frío, pero lleno de vida estallando por dentro. Jean Carlos nos salpica montones de agua, los ojitos le brillan, igual que su sonrisa mostrándome esas muelas tan lindas que tiene. Rápidamente me contagio de su alegría y empezamos a jugar y a nadar hacia el centro, el agua y las piedras son nuestra pista de obstáculos, llegar a donde habías imaginado se vuelve un sueño despierto, un paisaje y un descanso al alma y el corazón a mil, preparado para otra ronda, otra danza entre el cuerpo y el agua, maravilloso movimiento que hipnotiza, que enamora.
En la piedra gigante, al otro lado del río le cuento hasta tres a Antoni, quien se prepara para saltar a mis brazos, completamente dispuesto a aprender, a caer en la voluntad de una extraña que también está dispuesta a atraparlo a él, así mis pies no toquen el piso. ¡Qué emocionante es el momento en que llega el tres, hay de todo, un instante abundante de emociones, sonrisas y enseñanzas! Pongo mi cuerpo a su disposición, para jugar, para explorar siempre que lo necesite o lo desee, él me llamará y sabrá que necesita de mí en estos momentos, después lo hará solito y será hermoso verle crecer.
Hoy queda un corazón desbordado de amor, de recuerdos y de imágenes con ecos de las voces divertidas y dulces de todos aquellos que estuvimos en ese río un 2 de febrero.