Institucional
Homenaje
Febrero 6, 2025

Testimonios para celebrar la vida del padre Gerardo Remolina, S.J.

Al haber dedicado más de 70 años de su vida a la Compañía de Jesús y cerca de 56 años de servicio a la Universidad Javeriana, es grande la huella que el padre Gerardo Remolina dejó en quienes tuvieron la oportunidad de tenerlo como maestro de vida, de trabajar con él y de escucharlo en conferencias, reuniones o charlas sobre la diversidad de temas que conocía a profundidad.

Para la comunidad educativa de la Pontificia Universidad Javeriana, el padre Remolina Vargas, S.J. entregó su conocimiento y servicio primero como profesor de la Facultad de Filosofía desde 1969, luego como Superior Provincial de la Compañía de Jesús en Colombia y Vice-Gran Canciller de la Universidad entre el 14 de junio de 1985 al 30 de julio de 1991. Continuó su vinculación con la Javeriana como profesor titular de la cátedra de Filosofía de la Religión y luego como decano académico de la Facultad de Ciencias Sociales entre 1996 y 1998. El 15 de septiembre de 1998 fue elegido rector de la Pontificia Universidad Javeriana hasta el 1° de octubre de 2007, periodo en el que la Universidad obtuvo su acreditación de alta calidad por primera vez. Luego se desempeñó como director del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas de la Javeriana, desde el 1° diciembre de 2008. Finalizó como profesor titular del Departamento de Sociología.

Puede leer: Universidad Javeriana lamente la muerte del padre Gerardo Remolina Vargas, S.J.

Para celebrar la vida del padre Remolina, Hoy en la Javeriana presenta los testimonios de egresados que fueron sus estudiantes, de jesuitas, de compañeros de trabajo y personal administrativo que reflejan la sencillez y profundidad que lo caracterizó:

“El padre Remolina fue quien me abrió las puertas de la Javeriana, quien le permitió a un joven de región, de bajos recursos, estudiar becado la carrera de Derecho. Cada que lo veía o le escribía y le daba las gracias él me respondía “dale gracias a Dios”. El padre Gerardo marcó mi vida, a él le debo sin duda todo lo que soy hoy y el camino que me he construido en la Universidad”.

Andrés Atahualpa
Director de la carrera de Derecho

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“Reconozco y agradezco en el P. Remolina su comprensión hecha vida del más puro humanismo cristiano y Jesuita. Hoy quiero destacar, de manera particular, en quien fue mi superior, mi maestro y amigo su preocupación sobre el “buen trato” que debe caracterizar las relaciones entre los miembros de nuestra Universidad, especialmente cuando hay relaciones de subordinación y cuando hay que despedir una persona de la Institución.

El P. Remolina insistía en que el buen trato, tan olvidado en una cultura del rendimiento, no solo se debe expresar en palabras amables sino, sobre todo, en actitudes y gestos que reflejan empatía, dignidad y consideración. Él siempre dio el primer paso, con su testimonio de vida, en el propósito de instaurar una cultura del respeto humano, basada en los valores evangélicos y el humanismo cristiano, mucho más allá de las buenas maneras”.

Roberto Vela Mantilla
Coordinador Identidad Institucional.
Centro de Fomento de la identidad y Construcción de la Comunidad
Vicerrectoría del Medio Universitario

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“Jesuita íntegro, profesor sabio, gestor eficiente, afectivo y respetuoso. Sencillo en sus palabras, profundo en sus pensamientos. Sus conferencias siempre fueron recibidas con entusiasmo, pues en ellas aprendimos algo nuevo: desde ideas, conceptos y teorías, hasta el significado de la humildad académica, pues no presumía de su saber y se mostraba respetuoso de otras perspectivas, aún las más opuestas.

Su manera de comprender la educación en general, la educación superior y la educación jesuita, fueron faros que nos permitieron ahondar y proponer una dimensión profundamente humanista para la universidad y para muchas otras instituciones educativas en todos los niveles. Su perspectiva sobre la formación integral resuena e ilumina las nuevas formas que esta toma en los tiempos actuales, aun con la llegada de la inteligencia artificial, en la que exploraba nuevos conceptos para ayudarnos a comprender cómo asumir estos desarrollos sin renunciar a principios personalizantes y personalizadores en la educación.

Gracias P. Remolina por todo lo que nos diste sin reserva. Y gracias a la vida por  haberme permitido caminar a su lado un breve tiempo de su valiosa existencia".

Esteban Ocampo
Excoordinador del programa Cardoner


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“Cuando la Rectoría era en el segundo piso, sin querer lo dejé encerrado. Aun así, no se molestó, nunca lo vi de mal genio. Él se reía, era un hombre cálido y una buena persona”.

Tito Pinilla Quiñones
Auxiliar de Información y Seguridad

 

 

“Generoso, siempre dispuesto, quien, frente a las grandes decisiones, decía: “Yo debo decidir en Amor”.

Respetuoso de cada persona que se le acercaba, gentil y cálido en el saludo. Dispuesto a compartir su sabiduría, gran Maestro.

Metódico, ordenado, dedicado, pulcro, sencillo, austero, honesto, responsable de sus actos.

Siempre, desde la posición que ejerció, al servicio de los demás, con una ternura genuina, dando luz y esperanza.

Gracias Señor, por el gran hombre, el gran sacerdote, el gran jefe, el gran consejero, el acompañante amoroso, con el que bendijiste mi vida y la de mi familia”.

Ana María Cabanzo
Asesora de la Asistencia Rectoría


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“Fue un hombre muy bueno y de grandes valores como sacerdote, como jesuita y como persona.

Él marcó buena parte de mi vida académica en la Universidad. De Provincial me recibió en la Compañía y como superior de filósofos me permitió terminar el pregrado en Física. En mi sustentación de tesis doctoral estuvo ahí, dándome apoyo. Siempre recordaré nuestros diálogos y debates entre filosofía, teología y física.

Gracias Remo por todo lo que me aportaste”.

Padre Nelson Velandia S.J.
Profesor del Departamento de Física


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“Padre Remolina: siempre pude manifestarle en vida que era la persona que Dios puso en mi camino para aprender a ser como Jesús, coherente en el "Ser" y en el "Hacer". A mirar al otro con el amor de Jesús, a servir donde Dios me pusiera, a apoyar a quien lo necesitara sin distinción.

Su calidez humana con todos fue mi gran ejemplo. El don del respeto, la paciencia, la prudencia y la entrega es lo que me llevo de él. Su prédica involucraba el tema de responsabilidad social porque se preocupaba por el ser humano, de ahí que escogí estudiar esa especialización.

Querido padre Remolina, usted fue un ángel en la tierra para todos los que tuvimos la fortuna de conocerlo y compartir a su lado tantos años. Hoy, aunque no pueda verlo de nuevo con mis ojos, sé que estará más cerca desde el cielo. Soy lo que soy gracias a su guía y su gran testimonio”.

Diana Medellín
Exsecretaria de la Rectoría


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“Tuve la fortuna de tener al padre Remolina en mi vida desde que tengo uso de razón. Acompañó a mi familia y en especial a mí en momentos fundamentales de mi vida. En muchos aspectos soy lo que soy hoy gracias a su presencia en mi vida. Es por eso que sé que haber tenido la fortuna de conocerlo y llamarlo amigo y familia es la prueba fehaciente de la existencia de Dios.

Siento un dolor profundo de no tener ya sus consejos, sus sabias palabras, su presencia sanadora, su buen humor, su sabiduría, las conversaciones profundas, los libros que nunca paró de escribir y su espiritualidad casi mística. Pero también sé que está al lado de Dios como nunca y que trascendió al lugar al que su alma le pertenece. Mi regalo será honrarlo con cada una de mis acciones y amar a Dios con todo mi ser.

Un día dijo el padre, y le pedía que lo repitiera cada vez que lo veía: “Dios es amor a pesar de todo, me ama a pesar de todo y fue hecho para amar, a pesar de todo”. Hoy resumo mi aprendizaje junto al padre con dos palabras que quizá son sinónimos: Dios y amor".

Descanse padre, gracias infinitas por siempre.

Mónica Soler
Becaria egresada de la carrera de Derecho

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"Lo primero que recuerdo del padre es su liderazgo de los equipos de trabajo y de proyectos grandes, en especial uno que no era muy afín a su personalidad, como lo fue el deporte. Aun así, él fue quien lideró la construcción del Centro Javeriano de Formación Deportiva. Un proyecto que heredó de la planeación del padre Gerardo Arango, S.J. y que el padre Remolina acogió con mucho entusiasmo, revisando que tuviera el mejor diseño y las mejores condiciones posibles dentro del presupuesto de la Universidad para que garantizara – como lo dijo en su discurso inaugural en el primer semestre de 2001- el objetivo fundamental de la Javeriana en torno a la formación integral y al desarrollo pleno de las capacidades del ser humano. El Centro Deportivo fue de las primeras obras grandes que inauguró.

A él también se debe la cancha de fútbol sintética de la Javeriana. La Universidad tenía un campo con césped natural que estaba en malas condiciones por el uso intensivo que hacíamos del mismo con los partidos. Luego de un gran encuentro con egresados que hubo en 2006 y del encuentro con el Dalai Lama al que vinieron cerca de diez mil personas, el césped del campo de fútbol quedó casi destruido. El padre Remolina aceptó que se construyera la cancha sintética, que se inauguró en 2007. Lo hizo siempre pensando en cuál era el mejor servicio que podía brindar este campo. Y como pasó en la construcción del Centro Javeriano de Formación Deportiva, garantizando las mejores condiciones posibles para que pudiera promover el bienestar y la formación integral en la Universidad".

Francisco Sandoval
Director del Centro Javeriano de Formación Deportiva